Las remesas a Honduras este año, según el Programa Monetario 2021-2022, presentado a finales de marzo por el BCH, registrarán «un crecimiento mínimo de 4 %».
Por EFE
Los hondureños recibieron 4.728 millones de dólares en remesas entre enero y agosto de este año, un aumento de 34,4 % respecto al mismo período de 2020, pese a la crisis de covid-19, informó este martes el Banco Central de Honduras (BCH).
El total de remesas superaron los 3.516,6 millones de dólares de los primeros ocho meses del año pasado, señaló el Banco Central en un reporte mensual.
Tan solo en agosto, las remesas rebasaron los 650 millones de dólares, un aumento mensual de 17,7 % frente a los 552 millones de dólares de julio, indicó la institución.
Según la entidad, más del 90 % de las remesas procede de hondureños que viven legal o ilegal en Estados Unidos, un 1,7 %, de España, un 1,1 % de Canadá, un 1,1 % de Panamá y el restante 3 % de otros países.
En Estados Unidos, según estimaciones oficiales, viven más de un millón de hondureños, la mayoría de ellos en condición irregular.
En todo el 2020, las remesas enviadas a Honduras sumaron 5.736,6 millones de dólares frente a 5.522 millones recibidos en 2019, lo que supone un alza de 3,9 %, pese a la pandemia de covid-19, que deja en el país centroamericano 9.705 muertos y 364.605 contagios.
Las remesas a Honduras este año, según el Programa Monetario 2021-2022, presentado a finales de marzo por el BCH, registrarán «un crecimiento mínimo de 4 %».
Se han constituido en uno de los principales sustentos de muchas familias hondureños y representan alrededor del 20 % del producto interno bruto (PIB) de Honduras.
Las remesas son además la principal fuente de divisas del país, por encima de las exportaciones como el café, los productos de la maquila, el camarón y otros.
En 1999, el primer año del que ofrece datos el organismo hondureño, las remesas fueron de alrededor de 320 millones de dólares (ajustado al cambio actual).
La recepción de remesas familiares en Honduras se remonta a la emigración masiva de hondureños tras el devastador paso del huracán Mitch por Centroamérica a finales de 1998.