Antes de ingresar a la nueva normalidad, es importante evaluar lo aprendido en este período y reconocer los beneficios del pensamiento resiliente.
Por Revista Summa
La resiliencia es la capacidad que cada persona tiene para enfrentar y superar circunstancias adversas, de manera positiva y aprovechando para bien los cambios que se le presentan.
La reacción frente a una situación crítica como la pandemia de COVID-19 está determinada en gran parte por la capacidad de resiliencia que se posee, detalló el Dr. Josman Espinosa Gómez, Docente Investigador de la Escuela de Psicología de CETYS Universidad, Campus Mexicali.
El concepto de resiliencia no es nuevo. Proviene de la palabra latina resilire, que significa “saltar de nuevo”. Según la Real Academia Española de la Lengua, la resiliencia es la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a situaciones difíciles o perturbadoras, por lo que también se define como enfrentamiento efectivo ante eventos y circunstancias de la vida severamente estresantes y acumulativos.
Así que ser resiliente, detalló el académico, no significa que no puede sentirse estrés, presión y conflictos. Más bien, representa que se es capaz de enfrentarse con éxito a múltiples variables en el desarrollo de la vida, y de, a medida que éstas van surgiendo, aplicar mecanismos mentales adecuados.
El pensamiento de una persona resiliente se caracteriza por ser realista y flexible, por cometer menos errores de pensamiento como la exageración o la obtención de conclusiones precipitadas, y por la interpretación de la realidad de un modo más exacto que las personas menos resilientes.
En cambio, una persona resistente puede reconocerse relacionando precisamente al concepto de resistencia con la capacidad física que se tiene para soportar la fuerza ejercida por un elemento externo, donde si dicha capacidad se ve superada, ésta acaba por romperse. En otras palabras, el pensamiento resistente tiende a alcanzar un límite y “quebrarse”, mientras que el resiliente se adapta y edifica con base en sus nuevas circunstancias.
Para identificar o medir la capacidad de resiliencia propia, pueden responderse las siguientes preguntas:
• ¿Reconozco y acepto la realidad tal y como es?
• ¿Reconozco y creo que la vida tiene sentido?
• ¿Conservo y aplico mi capacidad para mejorar, aún frente a dificultades?
¿Cuáles son las ventajas de ser resiliente?
• Las personas resilientes tienen mejor autoimagen y autoestima
• Se juzgan menos a sí mismas y a los demás
• Son optimistas y toman riesgos
• Se mantienen más sanas
• Suelen tener éxito en los estudios y trabajo
• Tienen un nivel de bienestar general positivo
• Son menos predispuestas a la depresión o ansiedad
• Ayudan a los demás a ver el vaso “medio lleno”
• Son fuente de inspiración para otros