América Latina y el Caribe es la región más desigual del mundo y las diferencias en materia de escolarización son el reflejo de esta situación.
Por EFE
La brecha escolar en América Latina y el Caribe, reflejo de las desigualdades de la región, se ha agravado con la pandemia generando una situación de «emergencia educativa», según un informe publicado este jueves por la oficina de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
El documento alerta sobre la situación de disparidad en materia de educación que vive la región, exacerbada tras la crisis sanitaria de la covid-19, y pide que se implementen políticas de inclusión para los más desfavorecidos.
«Los países deben priorizar planes de respuesta y recuperación de la educación para que la emergencia no se convierta en un desastre generacional», consignó el documento que la institución presentó en el marco del Foro Regional de Políticas Educativas 2020 sobre inclusión y educación.
América Latina y el Caribe es la región más desigual del mundo y las diferencias en materia de escolarización son el reflejo de esta situación, que ya existía antes de la pandemia.
Según el estudio, antes de 2020, los estudiantes de los hogares de mayores ingresos de 21 países tenían cinco veces más probabilidades que los más pobres de terminar la enseñanza secundaria superior.
En la misma línea, solo la mitad de las personas de 15 años alcanzaban un dominio mínimo de competencias lectoras antes de la llegada del nuevo coronavirus.
«Este problema se ha visto acrecentado con la pandemia y por esta razón, debemos invertir y reformar urgentemente nuestros sistemas educativos», explicó en un comunicado Javier González, director del Laboratorio de Investigación e Innovación en Educación para América Latina y el Caribe (SUMMA), institución que elaboró este documento junto al equipo del Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo (Informe GEM) y la Unesco.
El objetivo de implementar políticas de mejora educativa es evitar que la situación de «emergencia» no se convierta en un «desastre generacional», aseveró el comunicado.
Entre las recomendaciones, que deberán aplicarse en la próxima década, están la mejora de las escuelas para que sean más inclusivas, la capacitación especializada del cuerpo docente, la implementación de contenidos educativos y libros de texto que aborden la sociedad de manera justa, entre otros.
Sobre el profesorado, el reporte detalló que en Brasil, Colombia y México, más de la mitad del personal docente afirmó tener una gran necesidad de capacitación para poder tratar al alumnado con necesidades especiales.
Asimismo, la institución también resaltó la necesidad abordar urgentemente la situación de las personas jóvenes del colectivo LGTBI, que sufren más intimidación en el entorno escolar y tienen más del doble de probabilidades de abandonar la escuela que el resto de sus pares.
Aunque el informe reconoce los esfuerzos realizados por los países para continuar el proceso educativo a través de modalidades a distancia, señala que implementar las citadas medidas es «urgente» para llegar a quienes se han quedado «rezagados».
LOS RECURSOS DISMINUYEN
Los recursos destinados a educación en América Latina se reducirán en más de un 9 % en 2020, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), un gasto que de no ser por la crisis sanitaria, habría aumentado un 3,6 % en el mismo tiempo.
La región, con 626 millones de personas y considerada la más desigual del mundo, enfrenta la pandemia en un momento de máxima debilidad de su economía, que según estimaciones de Cepal se contraerá un 9,1 % este año y cuya recuperación será más lenta que en la Gran Recesión.
Sobre los niveles de pobreza, la institución evaluó que se incrementará un 37 % en toda la región y alcanzará a 231 millones de personas, la mayoría mujeres, quedando en situación de pobreza extrema 98 millones.
«Ahora más que nunca las sociedades latinoamericanas necesitan unirse y construir puentes. Se necesita un cambio urgente, pero este no será posible a menos de que todos actuemos conjuntamente», agregó Manos Antoninis, uno de los directores del informe.