A diez años de la creación del bitcóin, la familia del estadounidense David Kleiman presentó en 2018 una demanda civil.
Por EFE
Un juicio en EE.UU. por un caso de fraude que enfrenta a un australiano y a un veterano del Ejército de EE.UU. muerto en 2013, que supuestamente se asociaron para inventar el bitcóin, se acerca esta semana a su recta final en una corte de Miami (Florida).
La fase de argumentos de ambas partes, que decidirá el rumbo de 1,1 millones de unidades de bitcóin (cuyo cálculo en dólares está aún por determinar el tribunal el día del veredicto), termina esta semana y dará paso a la deliberación del jurado.
A diez años de la creación del bitcóin, la familia del estadounidense David Kleiman presentó en 2018 una demanda civil en EE.UU. contra el científico informático australiano Craig Wright, que se ha autoproclamado Satoshi Nakamoto, el seudónimo del misterioso creador de esa criptomoneda, según el expediente judicial.
Ira Kleiman encabeza el proceso legal que busca una indemnización millonaria a favor de su hermano David Kleiman, quien estaba parapléjico debido a un accidente en una motocicleta en 1995, al señalar que contribuyó a la creación del bitcóin.
Sin embargo, Wright, que testificó este lunes, ha subrayado a través de sus abogados que Kleiman, quien fuera un especialista en seguridad informática y falleció en abril de 2013 en extrañas condiciones, ayudó a «editar el protocolo relacionado con bitcóin, pero no creó el bitcóin».
La defensa asegura que el demandante no tenía derechos legales sobre la propiedad intelectual asociada con el bitcóin o el protocolo de esta criptomoneda.
Sin embargo, el hermano de Kleiman, argumenta que Wright, que no ha presentado pruebas de ser Nakamoto, se apropió de forma indebida de un alijo suyo por 1,1 millones de bitcóin a través de una asociación entre ambos.
Ira sostiene además que su hermano, residente del condado Palm Beach (sur de Florida) y Wright desarrollaron la moneda digital utilizando el seudónimo de Satoshi Nakamoto, un nombre que algunos llegaron a especular que se trataba de Elon Musk, entre otros científicos.
LA COMPLEJA VALORACIÓN
La jueza Beth Bloom, a cargo del caso presentado en 2018, negó esta semana un recurso presentado por la defensa de Wright que argumentaba que los Kleiman no tenían pruebas suficientes para respaldar el caso.
Wright además ha negado a través de sus abogado que ninguno de los dos extrajeron ni fueron dueños de alguna criptomoneda bajo el nombre de Satoshi Nakamoto.
En el que es calificado por algunos medios como «el juicio del siglo», la corte deberá decidir cómo hacer la repartición, una resolución que además, según expertos, sacudiría el mercado de las criptomonedas.
Según la demanda, el número exacto de unidades de bitcóin que pertenecen al patrimonio de Kleiman «se determinará en el juicio».
Esta semana la jueza Bloom en su fallo explicó la forma como se deberá calcular la compensación.
«La medida adecuada de indemnización compensatoria es el valor más alto de bitcóin (y también el que se calcule de la propiedad intelectual) en cuestión entre el momento de la conversión (que fue entre abril y noviembre de 2013) y la fecha del veredicto del jurado», explica la jueza Bloom en un documento al que tuvo acceso Efe.
Además, la demanda señala que «varios documentos, incluidos correos electrónicos privados y transcripciones de las reuniones de la Oficina de Impuestos de Australia (ATO) de 2014 con Craig (Wright), su abogado, y su contador evidencian que Dave (Kleiman) y Craig (Wright) poseían y controlaban 1.100.000 bitcóins».
Dentro de las consideraciones para una indemnización, la corte tendrá en cuenta, entre otras, si Kleiman poseía al menos 300.000 unidades de bitcóin, 550.055 o el total de 1.100.111, según cifras consignadas en la demanda basadas en diferentes admisiones de Craig y documentos que se presentaron como evidencia durante el juicio.
El bitcóin, que alcanza hoy un precio de más de 57.000 dólares, salió a la luz después de que «Nakamoto» publicara un documento de código abierto en el que presentaba esta criptomoneda que no cuenta con el respaldo de un banco central.