Para Solís, los Gobiernos no deben ser condescendientes con «dictaduras o proyectos de dictaduras.
Por EFE
El expresidente costarricense Luis Guillermo Solís aseguró en una entrevista con EFE en Cartagena de Indias que América Latina debe integrarse más allá de las ideologías para cumplir objetivos comunes en temas financieros, de cambio climático o lucha contra el crimen.
«Me parece que más allá de lo ideológico, conviene que la integración latinoamericana avance y que avance en aras de alcanzar objetivos muy concretos en términos de finanzas internacionales, cambio climático, lucha contra el crimen organizado y la construcción de sociedades más justas», dijo Solís.
El exmandatario, que gobernó Costa Rica entre 2014 y 2018, participa en el foro «América Latina, el Caribe y Europa: Recalibrar nuestra asociación estratégica», que arrancó el viernes y termina el domingo en Cartagena.
LA TENTACIÓN DEL PRAGMATISMO
El ex jefe de Estado valoró también que en América Latina ha habido una «evolución positiva hacia gobiernos más progresistas», teniendo en cuenta que él se considera «socialdemócrata» y se identifica «con muchas de estas causas».
Sin embargo, dijo, «en Europa hay un resurgimiento de otros sectores de la derecha, más conservadores».
Allí uno de los desafíos del diálogo entre la Unión Europea (UE) y América Latina es encontrar, más allá de las diferencias, «un terreno común basado en principios y valores» que «no pueden prescindir de la democracia, del respecto de los derechos humanos, las libertades asociadas a la prensa y a la libertad de expresión, y la defensa de los derechos humanos, la igualdad y la inclusión».
«El pragmatismo es una tentación para encontrar mínimos comunes denominadores en las relaciones entre los Estados. No se puede ser condescendiente con las dictaduras ni con los regímenes que violan derechos humanos, independientemente de si son de derecha o presuntamente de izquierda», agregó Solís.
Es por ello que cree que el contexto de multipolaridad que hay en el mundo se debe entender «en un sentido muy amplio» y complejo, sin simplificarlo «hasta el punto en donde nos volvemos complacientes con violaciones que son inaceptables, independientemente del espectro ideológico».
NO SER CONDESCENDIENTES CON LAS DICTADURAS
Para Solís, los Gobiernos no deben ser condescendientes con «dictaduras o proyectos de dictaduras, como el caso de El Salvador o el caso de Brasil con (el expresidente Jair) Bolsonaro», con el fin de «satisfacer consensos que al final no lo son».
Durante el foro, contó el exmandatario, tuvieron una discusión sobre la invasión rusa en Ucrania y la posición de algunos países latinoamericanos al respecto.
«Me parece que hay un cierto consenso en el grupo de que hay una potencia agresora que rompió importantes principios del derecho internacional que no pueden pasar inadvertidos, pero no digo que eso sea fácil», señaló.
Agregó: «Resulta muy importante porque si uno no marca líneas rojas, los Estados agresores no se van a dar por satisfechos y alimentar a ese tipo de regímenes a lo único que lleva es a más guerra, más violencia, más conflicto en el largo plazo».
DISPARIDAD ENTRE LAS REGIONES
Las relaciones entre Europa y América, para Solís, son «centrales en el debate sobre la nueva circunstancia internacional y especialmente porque ni Colombia ni América Latina quieren quedar atrapadas en agendas muy estrechas que nos conviertan, como en el pasado, en peones de un ajedrez que no controlamos».
«En ese sentido me parece que el esfuerzo que se realiza en esta reunión en Cartagena y la incidencia que pueda tener esta reunión en la realización de la cumbre regional entre la UE y la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (Celac) en julio (en Bruselas) y más generalmente en la agenda en birregional es de la mayor trascendencia», expresa.
Por ello valoró los «principios y valores comunes» entre ambas regiones, así como la diversidad entre los dos bloques que debe ser aprovechada «para que la multipolaridad que se disputa en estos momentos en el mundo sea provechosa, a pesar de los riesgos que colectivamente enfrentamos en uno y otro lado del Atlántico».