EE.UU., Canadá y la UE no son los únicos actores en el mundo, y Nicaragua puede recurrir a aliados como Rusia, Irán e incluso romper relaciones con Taiwán y restablecerlas con China.
Por EFE
Nicaragua tendrá que retomar el diálogo nacional tras las elecciones generales del 7 de noviembre, en las que el presidente del país, Daniel Ortega, se encamina a su tercera reelección consecutiva debido a que quienes se perfilaban como sus principales rivales fueron encarcelados y acusados por «traición a la patria», según concluyeron este miércoles un grupo de expertos.
En un seminario titulado ¿Qué pasará después de las desiguales elecciones en Nicaragua?, promovido por la organización internacional Crisis Group, los panelistas dieron como un hecho la reelección de Ortega ante la falta de competencia política y también la de un inmediato desconocimiento de las elecciones de una parte de la comunidad internacional, principalmente de Occidente.
ORTEGA BUSCARÁ RECOMPONER SU IMAGEN
Ante ese escenario de ilegitimidad, Ortega buscará cómo recomponer su imagen a nivel internacional y legitimarse de alguna manera después de las elecciones, opinó el académico nicaragüense Ernesto Medina, exmiembro de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, que fue la contraparte del Ejecutivo en dos fallidas negociaciones con las que se buscaba una salida a la crisis que estalló en abril de 2018.
De lo contrario, advirtió Medina, la crisis de Nicaragua «se va a seguir profundizando y todo apuntaría a que más temprano que tarde el país va a entrar en una crisis muy profunda donde el gran perdedor terminará siendo Daniel Ortega».
Por tanto, para el académico, es posible que Ortega libere a los «presos políticos» de forma gradual tras las elecciones, flexibilice algunas leyes catalogadas de represivas, y convoque a un nuevo diálogo, todo con el fin que su nuevo Gobierno tenga legitimidad.
¿ESA ES LA ESTRATEGIA SANDINISTA?
Para la también nicaragüense Gema Santamaría, investigadora Marie Curie del Instituto de Estudios Avanzados de Friburgo (Alemania), sería deseable que se crearan canales de diálogos y de negociación en Nicaragua, sin embargo alertó que esa pueda ser la estrategia que ha seguido Ortega con el arresto de una treintena de opositores y de no garantizar elecciones libres.
«Mi única preocupación es que esto (un diálogo) justamente permita legitimar al Gobierno de Ortega y que entonces la oposición sea paralizada y no haya una promesa ni una ruta clara para desmantelar el aparato represor que se ha institucionalizado a través de leyes», indicó.
Para Santamaría, el gran reto sería cómo lograr que una apertura a un diálogo «no sirva simplemente de nuevo para legitimar al Gobierno Ortega-Murillo, y por otro lado paralizar a la oposición».
El otro reto, a su juicio, es que la oposición nicaragüense logre superar sus diferencias y divisiones, escuche a la sociedad civil, esté a la altura de las circunstancias, y retome el espíritu que llevaron a miles a manifestarse en contra del Gobierno de Ortega en abril de 2018.
DESCARTAN SUSPENSIÓN DE NICARAGUA DE LA OEA
En tanto, la directora del Programa para América Latina de Wilson Center, Cynthia Arnson, observó que Latinoamérica está «fragmentada» en relación a la crisis que vive Nicaragua, debido a que cada país está enfocado en su situación interna y en enfrentar la pandemia de la covid-19.
«La región, en general, ha guardado silencio en relación a la situación de Nicaragua», anotó Arnson, quien auguró declaraciones de condena tras las comicios en Nicaragua, sin obtener los resultados deseados.
Vaticinó que tanto Estados Unidos como la Unión Europea (UE) mantendrán la presión y las sanciones contra los allegados a Ortega, incluida su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, pero descartó que Nicaragua sea expulsada de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Recordó que cuando Honduras fue suspendida de la OEA, en junio de 2009, la delincuencia organizada se instaló de manera muy importante en ese país.
RUSIA, IRÁN… ¿CHINA?
Además, dijo que EE.UU., Canadá y la UE no son los únicos actores en el mundo, y Nicaragua puede recurrir a aliados como Rusia, Irán e incluso romper relaciones con Taiwán y restablecerlas con China.
Mayores sanciones a Nicaragua pueden provocar un efecto negativo a Occidente en el tema migratorio, y si es expulsado de la OEA «puede tener consecuencias con la delincuencia organizada», argumentó, por su lado, el analista para Centroamérica del International Crisis Group, Tiziano Breda.
Nicaragua, un país de 6,5 millones de habitantes y que vive una crisis política desde abril de 2018, celebrará elecciones generales el 7 de noviembre próximo, en las que Ortega, que retornó al poder en 2007, busca su quinto mandato, cuarto consecutivo y segundo junto con su esposa.