En búsqueda de la máxima optimización de los recursos, pequeños y medianos negocios han encontrado en WeWork un aliado para garantizar espacios que suplan sus necesidades sin el costo asociado a adquirir un local propio.
Por Revista Summa
La reciente Encuesta Nacional de Microempresas de los Hogares (Enameh, 2022) estimó en 395.438 el total de personas trabajadoras independientes. Si bien el dato incluye el sector agropecuario, industria, comercio y servicios, es el último de ellos el que con mayor probabilidad puede sacar ventaja de los espacios de trabajo flexibles: una opción operativa rentable para micro y pequeñas empresas que aspiran a brindar una oferta de alta calidad a un costo que les permita sostener la inversión en su negocio.
De acuerdo con Federico Reyna, Business Manager de WeWork, esto es así porque un espacio de trabajo flexible permite a empresas y trabajadores acceder a recursos y áreas que permiten ejercer con comodidad y eficiencia, sin tener que financiar por separado cada servicio, como el internet, la seguridad, compra y permisos del local, entre otros.
Lo anterior es respaldado por Peter Castiblanco, del emprendimiento HUTS, “WeWork es un lugar diseñado para hacer negocios. En los espacios compartidos podés reunirte informalmente, como si estuvieras en la sala de tu casa; y luego también podés pasar a la oficina privada, que es el espacio ideal para concretar el negocio. En un espacio vendés la idea y en el otro firmás el contrato, todo en un mismo lugar”. Además, “puede funcionar como un centro operaciones para una startup y ser un aliado estratégico a muy bajo costo”, agrega José Luis López, del emprendimiento Shopy.
La propuesta de espacios de trabajo flexibles adquiere relevancia si se toma en cuenta que, de acuerdo con cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) 1 , en Costa Rica la informalidad laboral se ubica alrededor del 45% del empleo total, y esta informalidad tiene como consecuencia una baja productividad.
Entre las acciones señaladas por el organismo internacional se menciona la necesidad de reducir los costos laborales no salariales para facilitar la creación de empresas formales, incluso reduciendo el costo burocrático y económico de establecer una empresa formal. Muchos de estos costos se relacionan directamente a la posibilidad de cumplir con requisitos como permisos municipales, de salud, o de igualdad de oportunidades en el espacio físico, los cuales pueden ser desgastantes para quien
apenas arranca un negocio y requiere poner el 100% de su esfuerzo en la esencia de su empresa.
Para Reyna, es claro que existe un tema de supervivencia para muchos emprendimientos, y es que las empresas más pequeñas tienen una tensión especial en su flujo de caja. “El hecho de que los espacios de trabajo sean una solución flexible para cada negocio es fundamental para que puedan invertir en lo prioritario y no deban dedicar recursos a otros detalles que impliquen compromisos inflexibles que les acarrean costos fijos y desgaste. A estas empresas les ofrecemos todo un portafolio de soporte que les permite enfocarse en su ‘core’ de negocio para poder crecer y establecerse, mientras nosotros como aliados de ‘Real Estate as-a-Service’, nos enfocamos en todo lo demás”.
La posibilidad de contar con espacios de trabajo flexibles resulta aún más acertada si se toma en cuenta que, de acuerdo con el estudio de la Enameh 2022, el 46,3 % de las microempresas que recibieron financiamiento, lo destinaron principalmente para comprar local, vehículo, maquinaria, equipo o herramientas. Quienes opten por esta alternativa, ahorrarán dinero a corto plazo ya que los costes iniciales totales serán más bajos, lo que hará que la barrera financiera de entrada sea más asequible y menos comprometedora y estresante para el emprendedor.
También hay que pensar en los gastos generales. Estos gastos son continuos y no pueden asociarse directamente a una unidad de coste. “Una de las formas más sencillas de reducir estos gastos generales es flexibilizar el uso del espacio laboral, implementando un modelo de trabajo híbrido”, indica Reyna, quien apuntó que en Costa Rica, tras la apertura del segundo edificio de WeWork, más del 40% de members corresponde a empresas medianas y pequeñas en las que han visto una progresiva dinamización para acceder a este tipo de servicio.
Más allá del valor económico
Una de las mayores ventajas de trabajar en estos espacios de trabajo compartido es el factor comunitario. Los espacios de trabajo flexible son una oportunidad perfecta para que las nuevas
empresas aprovechen las oportunidades de establecer contactos de negocios. “El potencial de
networking es mayor para las empresas medianas y pequeñas porque son las organizaciones que más
necesitan estar dentro de un ecosistema en el que pueden generar conexiones, intercambios de ideas, y conocer otros tipos de historias que no son exclusivas de las empresas corporativas. Es a través de estas conexiones que se hallan muchos de los caminos para crecer y expandirse”, explicó Reyna.