El Partido Conservador, por su parte, sostiene que el Brexit permitió negociar más de 70 acuerdos comerciales y eliminar burocracia, además de recuperar la soberanía.
Por EFE
El Brexit, uno de los mayores eventos políticos del siglo XXI, cumple este viernes cinco años sin festejos ni resolución de las viejas divisiones que llevaron a un 52 % de los británicos a votar por salir de la Unión Europea (UE) en un referéndum en 2016.
Fue a medianoche del 31 de enero de 2020 cuando se ejecutó la marcha, después de que sucesivos Gobiernos conservadores británicos hubieran negociado previamente con Bruselas los acuerdos de Retirada y de Comercio y Cooperación.
En el quinto aniversario de la ruptura, solo los ‘tories’ han celebrado en un comunicado «los logros del Reino Unido fuera de la UE», si bien advierten de que el actual Ejecutivo laborista «intenta revertirlos».
El primer ministro, Keir Starmer -antaño ultraeuropeísta-, ha reiterado a través de un portavoz su intención de estrechar la relación con el bloque, pero descarta de plano regresar al mercado único o la unión aduanera.
El eurófobo Nigel Farage, gran impulsor del Brexit y hoy líder de Reform UK, aún lo defiende, pero dice estar «decepcionado» con los resultados.
De las grandes formaciones, únicamente los liberaldemocratas, tercera fuerza parlamentaria, han empezado a reivindicar tímidamente un retorno a las estructuras comunitarias.
Sin referendo a la vista
Sea por la aplicación del protocolo de Irlanda del Norte -que mantiene a la provincia británica en el mercado único para bienes a fin de evitar una frontera con Irlanda- o por la implementación de nuevos requisitos fronterizos, el Brexit está presente a diario en la vida de los británicos.
Hoy mismo ha entrado en vigor un nuevo requerimiento para que los importadores presenten una declaración de seguridad sobre la mercancía, algo que hasta ahora solo se exigía si provenía de países de fuera de la UE.
Sin embargo, es un asunto que apenas se debate, ni en la política ni en la calle en el Reino Unido. Por el temor a que costara votos, estuvo ausente también de la pasada campaña electoral.
Según el politólogo John Curtice, si bien es cierto que desde 2016 en torno a un 55 % de los ciudadanos afirma ser partidario de volver al club europeo, no hay en realidad apetito para un nuevo plebiscito, dada la fractura social que causó el anterior.
De ahí que Starmer, que pese a contar con una mayoría absoluta tiene una frágil base electoral, se muestre cauteloso, prometiendo un acercamiento a la UE sin concretarlo.
Su intención es «fortalecer los vínculos en materia de seguridad y defensa, mejorar la relación de comercio e inversión y trabajar con la UE para identificar áreas que sean de interés nacional para el Reino Unido», ha dicho hoy su portavoz.
Falta de consenso
El Partido Conservador, por su parte, sostiene que el Brexit permitió negociar más de 70 acuerdos comerciales y eliminar burocracia, además de recuperar la soberanía.
«Hace cinco años, los conservadores honraron la voluntad democrática del pueblo británico y lo materializaron», declaró la portavoz de Exteriores, Priti Patel, que acusa al Gobierno laborista de querer «desmantelarlo y arrastrar de nuevo (al país) a las garras de la UE».
El líder del Partido Liberal Demócrata, Ed Davey, insta a Starmer a negociar con Bruselas una unión aduanera, con el argumento de que hay que hacer frente común ante el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Entre la ciudadanía, las opiniones también difieren.
El músico Ben Brixon considera que la salida de la UE, que «se vendió con mentiras», ha sido «una catástrofe» que le dificulta, entre otras cosas, salir de gira por Europa.
«No le veo ningún beneficio. La economía está peor que antes», ha declarado a EFE.
Brixon se lamenta de que «se haya aceptado la versión de la derecha», lo que, a su juicio, impide tener una conversación franca sobre el posible regreso al mercado único o la unión de aduanas.
Rufus Sherville es de los que está «harto» de oír hablar del Brexit: «Es el típico tema que se evita en el pub, porque sería fácil acabar discutiendo», dijo a EFE este universitario, que no sabe qué habría votado si en 2016 hubiera sido mayor de edad.
«No sé si salió mal o no pero, en todo caso, tenemos que dejarlo atrás y empezar a pensar en cómo solucionar los problemas que afectan a este país», zanjó.