Como consecuencia de las sanciones estadounidenses de este miércoles, todos los bienes y propiedades del implicado que se encuentren en EE.UU. quedan bloqueados.
Por EFE
La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de EE.UU. impuso sanciones este miércoles a un narcotraficante costarricense que ha desempeñado «un papel importante» en la reciente transformación de Costa Rica en un importante centro de tránsito de narcóticos.
Según informó el Tesoro en un comunicado, el sancionado, Gilbert Hernán de Los Ángeles Bell Fernández (Bell), es conocido no solo por las grandes cantidades de cocaína que mueve, sino también por la violencia con la que opera en la provincia de Limón.
Bell, también conocido como «Macho Coca», fue detenido por las autoridades costarricenses en 2015 por cargos relacionados con drogas y se le han incautado bienes en múltiples redadas, incluidas varias embarcaciones presuntamente utilizadas para el traslado de narcóticos.
Esta sanción, que apoya a la Estrategia Nacional de Control de Drogas del actual presidente estadounidense, Joe Biden, se realizó en cooperación con el Gobierno de Costa Rica, puesto que el país «tiene un creciente problema de consumo interno de drogas», según se desprende del comunicado.
De hecho, se estima que el narcotráfico está relacionado con el aumento del 66 % en la tasa de homicidios en Costa Rica en comparación con la década anterior, situada en el 12,6 % por cada 100.000 habitantes el año 2022 y en el 35,8 % por cada 100.000 habitantes en Limón.
En este sentido, el subsecretario del Tesoro para Terrorismo e Inteligencia Financiera, Brian E. Nelson, aseguró que Estados Unidos seguirá colaborando con los principales socios en la región para aprovechar «herramientas y autoridades colectivas contra las redes de facilitación ilícita de estos grupos».
Como consecuencia de las sanciones estadounidenses de este miércoles, todos los bienes y propiedades del implicado que se encuentren en EE.UU. quedan bloqueados -al igual que aquellos que le pertenezcan en un 50 % o más- y se prohíbe a ciudadanos y empresas estadounidenses tener transacciones con ellos.
Las sanciones de EE.UU. no tienen por qué ser permanentes, puesto que pretenden provocar un cambio positivo de comportamiento y su supresión es posible si el sancionado «demuestra un cambio de comportamiento y deja de participar en actividades relacionadas con el tráfico internacional de drogas ilícitas u otras actividades sancionables».