En marzo se registró un récord inédito en 22 años en las detenciones de indocumentados en la frontera de EE.UU. con México, donde se capturaron 221.000 indocumentados.
Por EFE
La visita del canciller mexicano, Marcelo Ebrard, este martes a Washington concluyó con diferencias de enfoque en materia migratoria: mientras EE.UU. apuesta por reforzar la frontera, México insiste en la necesidad de crear empleos en Centroamérica que contengan la migración.
Menos de una semana después de que el presidente de EE.UU., Joe Biden, y su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, conversaran para abordar el tema migratorio, Ebrard viajó a la capital estadounidense para reunirse con el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, y el de Estado, Antony Blinken.
El viaje tuvo lugar en un momento clave ante la posibilidad de que en los próximos días las autoridades sanitarias estadounidenses levanten el Título 42, una política utilizada durante la pandemia de la covid-19 para deportar en caliente a los indocumentados en la frontera.
También a las puertas de la Cumbre de las Américas, que se celebrará en junio en Los Ángeles, donde Estados Unidos aspira a cerrar un pacto migratorio regional.
Durante la conversación con Ebrard, Mayorkas «enfatizó la necesidad de que los países de la región administren sus respectivas fronteras» y «deporten a las personas que no califiquen para recibir ayuda», aseguró el Departamento de Seguridad Nacional en un comunicado.
Mayorkas, quien hace dos días reiteró su mensaje de «no vengan» a los migrantes, exploró con Ebrard maneras de «intensificar estos esfuerzos».
PREOCUPACIÓN EN EE.UU. POR AUMENTO DE FLUJO MIGRATORIO
Sin embargo, el canciller mexicano dijo posteriormente en una rueda de prensa en la embajada de México en Washington que no han abordado a detalle los escenarios que se abrirían con el fin del Título 42, y afirmó que Estados Unidos enviará sus propuestas a México en los próximos 10 días.
Lo que sí confirmó es que las autoridades estadounidenses le trasladaron la preocupación ya que tienen frente la «perspectiva de que aumente el flujo migratorio» si finalmente deja de aplicarse dicha normativa.
En marzo se registró un récord inédito en 22 años en las detenciones de indocumentados en la frontera de EE.UU. con México, donde se capturaron 221.000 indocumentados.
De momento, Estados Unidos deporta automáticamente a la mayoría, sin darles la oportunidad de solicitar asilo en virtud del Título 42, pero los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades Estadounidenses (CDC, en inglés) han anunciado su plan de rescindir el próximo 23 de mayo esa norma, que se impuso en 2020 bajo el mandato de Donald Trump (2017-2021) y que Biden ha mantenido.
No obstante, ese plan está en manos de un juez de Luisiana, que ha suspendido durante 14 días los preparativos de la Administración para acabar con esa norma.
CREAR EMPLEOS EN CENTORAMÉRICA
Siga o no vigente esta política, el canciller mexicano insistió en que la única forma de contener los flujos migratorios es mediante un plan de inversiones y desarrollo que cree empleos en Honduras, El Salvador y Guatemala.
«Hagamos una inversión importante en Centroamérica. Lo llevamos diciendo desde hace cuatro años y no se ha hecho hasta ahorita», subrayó el canciller mexicano.
El mismo Ebrard acordó en 2019 con la Administración Trump la implementación del programa «Quédate en México», vigente a día de hoy y que obliga a los solicitantes de refugio de EE.UU. a esperar en territorio mexicano, a cambio de un plan de desarrollo conjunto en Centroamérica que nunca se aplicó.
El Gobierno mexicano ha invertido por ahora 100 millones de dólares en programas sociales en Centroamérica, mientras que la Administración Biden anunció un acuerdo con empresas privadas para que inviertan 1.200 millones de dólares.
El canciller dijo que este martes propuso a sus contrapartes estadounidenses convocar una «conferencia» para coordinar las inversiones de ambos países en la región, una iniciativa que aseguró fue bien recibida.
DESACUERDOS SOBRE EXCLUSIÓN DE CUBA DE LA CUMBRE
Donde no hubo posibilidad de acuerdo es en la petición de México para que todos los países del continente acudan a la Cumbre de las Américas, puesto que Estados Unidos se niega a invitar a Cuba, Nicaragua y Venezuela, países emisores de migrantes.
«Sería muy mala señal que algunos no vayan, sobre todo tomando en cuenta que en la última cumbre que hubo en 2015 sí estuvo Cuba. Es un poco contradictorio», consideró Ebrard.
Pero Blinken defendió este mismo martes durante un almuerzo con empresarios en el Departamento de Estado que a la cumbre deben acudir «democracias» y criticó que Cuba, Nicaragua y Venezuela tienen «Gobiernos represivos que ofrecen un falso dilema entre el respeto a los derechos y la mejora del bienestar».
Sobre los recientes desencuentros en energía, Ebrard consideró que «ya cambió la discusión», después de que el Congreso mexicano tumbara la reforma constitucional de López Obrador que pretendía limitar del mercado a las energéticas privadas.
Ahora, afirmó, las conversaciones con Estados Unidos están dirigidas a convertir a México en un «gran productor de energía solar».