El déficit financiero cerrará el año en un 8,6% del PIB.
Por Revista Summa
De acuerdo con el Banco Central (BCCR), para el final de este año, la economía del país caerá un 3,6%, producto del COVID-19.
Desde que se detectó el primer caso de la enfermedad en el país, la mayoría de las actividades económicas se paralizaron, generando grandes afectaciones para empresas y familias.
Como consecuencia,el Ministerio de Hacienda proyecta que el déficit financiero del Gobierno Central será de 8,6% y el déficit primario sería de 3,4% ambos con respecto al Producto Interno Bruto.
La situación actual tendrá un efecto sobre las finanzas públicas del país, pues se espera que la recaudación de tributos se vea reducida por la menor actividad económica; además, la atención de la emergencia que vive el país llevará a un aumento en el nivel de gasto del Gobierno Central.
Por ello, se espera que el déficit financiero del gobierno se vea impactado al alza y que el nivel de deuda se incremente. Por lo pronto, el Gobierno posee recursos holgados para atender sus necesidades, por tanto, no se espera que en el corto plazo vaya a presionar las tasas de interés en el mercado.
De acuerdo con Luis Diego Herrera, analista económico del Grupo Financiero ACOBO, el gobierno puede enfrentar la situación fiscal del país con 5 medidas claras:
- Mantener la disciplina fiscal y cumplimiento estricto de las regulaciones establecidas en la Ley de Fortalecimiento de la Finanzas Públicas.
- Reducción de gasto mediante acciones concretas. Por ejemplo, cierre de instituciones con duplicidad de funciones, reforma del empleo público, logrando con esto que los recursos resultantes se utilicen en el pago de deuda.
- Dentro de lo posible, minimizar el costo del nuevo endeudamiento para tener recursos disponibles para pagar deuda.
- Mejoras en la recaudación de tributos, sin aumentar la carga tributaria.
- Tomar medidas que incentiven la reactivación de la actividad económica puesto que esto haría que se recauden más impuestos para atender las necesidades existentes.
“En términos generales, la economía de Costa Rica se caracterizaría por una menor demanda externa, localmente se espera menor consumo e inversión a pesar de los niveles bajos de tasas de interés. No se esperan presiones sobre la inflación y el mercado cambiario con recursos disponibles, aunque no se descarta algún grado de devaluación en el tipo de cambio explicado por el nivel de incertidumbre de la población.
La recuperación de la actividad económica en 2020 dependerá de la velocidad con que se regrese a la normalidad (“nueva normalidad”) lo que depende así mismo de los resultados en materia sanitaria y se estima el desempeño de la economía en 2021 sea mejor al presente año, pero sin resultados extremadamente positivos a nivel macroeconómico”, explicó Herrera.
Inflación a la baja y tipo de cambio estable
De acuerdo con Luis Diego Herrera, la inflación ha tendido a la baja y el tipo de cambio ha mostrado estabilidad en el primer trimestre del año.
En el caso de la inflación, muestra una tendencia a la baja desde julio 2019 lo que indica que la tasa a la que crecen los precios se ha venido reduciendo. Este comportamiento reciente en el crecimiento de los precios, en parte, se explica por el menor consumo de las personas debido a las medidas de confinamiento ordenadas por las autoridades de salud del país.
Por otro lado, el mercado cambiario ha mostrado excedente de divisas y el tipo de cambio relativa estabilidad, con un promedio de ¢571,3 diario a lo largo del año; mientras tanto, el nivel de Reservas Internacionales Netas de la economía se ubica en $8791,7 millones (al 18 de mayo 2020).
Herrera consideró que indicadores como desempleo o consumo sí tendrán impactos negativos a raíz de la pandemia.