Hoy se empieza hablar de una serie de nuevos servicios o bienes, así como del relanzamiento de otros que habían dejado de existir.
Por Revista Summa
Hoy, más que nunca, con un brote exacerbado del COVID-19 en nuestro país y con las medidas sanitarias más estrictas desde el inicio de esta crisis, muchos nos hacemos una pregunta: ¿Ahora que hacemos?
Marco Vargas Siles, contador público-especialista en Materia Tributaria y socio de la firma Vargas Vargas & Asoc., afirma que sin lugar a dudas no existe una respuesta fácil, sin embargo, sugiere algunos aspectos que todos los que se encuentran frente a una empresa de gastronomía y hotelería deben considerar, los cuales aplican también para otros sectores.
- Es vital analizar bien la información financiera para la adecuada toma de decisiones. La contabilidad debe ajustarse más allá de la normativa y la entrega de reportes, en aras de que pase a ser una herramienta de gestión. Es indispensable dar pie a un proceso de retroalimentación constante entre las áreas contables y las gerencias, orientada a transmitir con celeridad el estatus de flujo de caja, desviaciones significativas de gastos, estatus de capital de trabajo y resultados de nuevas líneas de acción (ventas exprés, hospedaje a nacionales, incremento en gastos, etc.).
- Olvidar cualquier proyección previa. En el contexto actual no hay ninguna que se sostenga ni un par de meses. Hay que trabajar bajo la premisa de prioridades y mitigación de riesgos. Eso significa destinar los pocos recursos que se estén generando a atender aquellas actividades vitales para el funcionamiento de la empresa, sin perder de vista las situaciones que puedan acarrear un costo futuro muy oneroso. Esto podría implicar dejar de atender temporalmente algunos compromisos.
- Es importante revisar si el valor de la compañía ha sufrido un deterioro más allá del efecto de la disminución de las ventas. “Todas las organizaciones están sufriendo el embate de una crisis sanitaria sin precedentes en los tiempos recientes. Sin embargo, el efecto en la valía de algunas será de corto plazo; es decir, cuando se reactive la economía se volverán a normalizar sus flujos de caja y márgenes de rentabilidad, mientras que hay otras sí sufrirán un impacto más profundo en su valor por posibles cambios de tendencias”, sostiene el especialista. Cita como ejemplo las empresas inmobiliarias que hoy, sorpresivamente, se está quedando sin clientes dispuestos a alquilar o que abandonarán esa modalidad porque abrazaron la cuarta revolución industrial y el teletrabajo como aliados para generar ahorros. Eso guarda relevancia porque hay que saber cuándo moverse a otras posibilidades, como la venta de activos o de negocios, a fin de generar una ganancia aceptable.
- No perder de vista nuevas oportunidades de negocios. Hoy se empieza hablar de una serie de nuevos servicios o bienes, así como del relanzamiento de otros que habían dejado de existir, como los autocinemas o los chefs virtuales que, más allá de una clase en vivo, ayudan y coparticipan en la preparación de alimentos en forma virtual. Asimismo, se han robustecido las economías colaborativas de transporte de bienes, entre otras múltiples actividades que se están ajustando a los cambios obligatorios ante esta crisis.
- Revisar el histórico de gastos. Una constante actual en múltiples empresas es la dinámica de cambio de la composición del gasto, algo relevante al considerar que en esta nueva economía se debe procurar maximizar rendimientos. Debemos revisar la consistencia y permanencia de esos nuevos gastos. Por ejemplo, los restaurantes están gastando bastante más en empaque, pero están disminuyendo gastos en mantenimiento de locales; las empresas de servicio han incrementado sus gastos de internet en contraposición a los de movilidad. Algunas de esas tendencias se mantendrán y otras serán pasajeras, elemento importante a considerar en los presupuestos que vienen.
- El distanciamiento social está generando una necesidad de reforzar la capacitación del personal. En los centros de trabajo se compartía conocimiento y era más accesible obtener soporte y retroalimentación durante las faenas diarias, mientras que en los modelos actuales se está generando la necesidad de tener empleados más “independientes”, capaces de sostener ritmos de trabajo con soportes a distancia. Esto hace indispensable definir modelos de capacitación más robustos y que garanticen una ejecución aceptable, sin contar con una supervisión directa.
- Valorar el cambio en las normativas. Los empresarios enfrentan el nacimiento de una serie de nuevas disposiciones legales, sean por instrucciones inferiores a leyes o nuevas leyes que están girando cambios abruptos en los modelos de negocios actuales. Por ejemplo, la ley contra la usura recientemente aprobada genera una serie de nuevas obligaciones no solo para el sector bancario. Toca a otras organizaciones, como las asociaciones solidaristas, obligadas a revisar sus reglamentos y modelos de gestión, porque la base normal para otorgar un crédito era revisar la disponibilidad interna de recursos y ahora deberán velar porque exista una capacidad real de pago e incluso vigilar que el deudor pueda cubrir la cuota con su salario. Además, a las empresas se les está obligando a mantener medidas sanitarias que tienen un costo relevante ante los cambios constantes en el modelo de ejecución de la empresa.
- Procure mantener portales de venta en línea. Es una buena solución; las ventas de este tipo en México, por ejemplo, han crecido un 40 y después de esto, sin lugar a dudas, mantener portales en línea más que una tendencia va a ser una necesidad de para lograr realizar sus ventas”.