Por Luis Carlotti, Gerente general de Cisco para Centroamérica y el Caribe
En el mundo empresarial solemos medir el progreso con métricas tangibles: ingresos, productividad, crecimiento de mercado. Sin embargo, en plena era digital, hay un factor que empieza a ser igual de determinante y que pocas veces entra en los tableros de control: el bienestar digital.
Este concepto va más allá del acceso a la tecnología. Se trata de cómo lo digital transforma la vida cotidiana, influye en la salud mental, abre o limita oportunidades laborales, redefine las relaciones sociales y determina la manera en que participamos en la sociedad. En otras palabras, el bienestar digital es un nuevo termómetro del desarrollo humano en la era tecnológica.
Un estudio reciente de Cisco y la OCDE, presentado a través del Digital Well-being Hub, ofrece la primera imagen completa del mundo sobre el bienestar digital. Los hallazgos revelan tanto oportunidades como alertas:
● El 40% de los adultos en países de la OCDE carecen de habilidades digitales básicas, lo que limita su capacidad de desenvolverse con seguridad en entornos en línea y comprender riesgos asociados a la privacidad o la salud mental.
● Más de la mitad de los trabajadores encuestados expresan preocupación por el uso de inteligencia artificial en procesos de decisión que puedan generar sesgos en su contra.
● La falta de habilidades digitales no solo frena el acceso a empleos de calidad, sino que también reduce la participación en ámbitos esenciales como la educación, la salud y el debate ciudadano.
Estos datos muestran que el bienestar digital no puede analizarse en silos: está íntimamente ligado a la equidad, la inclusión y la resiliencia de nuestras comunidades.
Para los líderes de negocio, comprender el bienestar digital es un imperativo estratégico. Un colaborador con habilidades digitales limitadas no solo tendrá menor productividad, sino que también enfrentará barreras de desarrollo profesional. Una organización que no protege la privacidad de los datos mina la confianza de clientes y socios. Y un entorno digital que no considera el impacto en la salud mental puede deteriorar la cultura corporativa.
El bienestar digital debe ser entendido como una inversión de largo plazo: mejora la calidad del talento, refuerza la reputación de la marca y genera confianza en un mercado cada vez más exigente.
Pero de aquí surge la responsabilidad de líderes, empresas y gobiernos de garantizar que la tecnología avance con propósito y ética. Por esto el Digital Well-being Hub plantea una invitación poderosa: escuchar directamente a las personas sobre cómo la tecnología impacta sus vidas. Conectar estas experiencias con datos objetivos nos permitirá diseñar mejores políticas, pero también mejores estrategias empresariales.
Convertir esa escucha en acción implica prestar especial atención al capital humano. Con esta misión, nuestro programa Cisco Networking Academy (NetAcad) busca precisamente formar el talento costarricense y global en las disciplinas que hoy demandan con urgencia las empresas para suplir sus necesidades digitales (como redes, ciberseguridad y programación) y responder a un mercado en constante evolución.
Gracias a iniciativas como esta, las reflexiones sobre cómo vivimos lo digital se transforman en capacidades técnicas reales que impulsan tanto a las personas como a las organizaciones hacia un bienestar digital más sólido.

