Si esta tendencia continúa, Europa tendrá que importar cada vez más SAF para cumplir sus mandatos, lo que socavará sus intentos de alcanzar la independencia energética, según expertos.
Por EFE
El sector europeo de la aviación publicó hoy un informe sobre la situación de los combustibles sostenibles para la aviación (SAF, por sus siglas en inglés) y una serie de recomendaciones para que la Unión Europea no se quede atrás en la producción de los carburantes del futuro.
El informe, elaborado por los principales agentes de la industria, incluyendo aerolíneas, aeropuertos y fabricantes, destaca «cómo las proyecciones actuales de producción de SAF en Europa no cumplen con los objetivos» marcados.
Además, estas «se ven agravadas por las estrategias industriales de otros países, como la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) de EE.UU. y la inversión estratégica de China, que han generado un mercado desigual».
«Si esta tendencia continúa, Europa tendrá que importar cada vez más SAF para cumplir sus mandatos, lo que socavará sus intentos de alcanzar la independencia energética. Además, los consumidores acabarán asumiendo costos adicionales debido al precio más alto del SAF, y una mayor proporción de empleos se generará en otros países, lo que afectará aún más la competitividad europea», concluyen.
Recomendaciones La industria advierte de «un panorama negativo no es inevitable», y pide un esfuerzo político en áreas concretas para que la UE no pierda terreno en la producción de SAF, que se espera crezca de un millón a dieciséis millones de toneladas en 2030, en una carrera que precisará de «hasta 3,7 billones de euros en inversiones para 2050» si se pretende descarbonizar la aviación.
Los autores -entre los que se cuenta la patronal de las aerolíneas A4E, las plataformas que representan a los aeropuertos a nivel europeo, ACI EUROPE, y regional, ARC, así como a la industria de la defensa, ASD, entre otros- alertan de que debe corregirse la «desigualdad competitiva» frente a Estados Unidos y China, que han impulsado mucho las inversiones en sus mercados.
Apuntan que la energía en Europa es cara y que falta inversión en tecnologías avanzadas, como combustibles sintéticos y el uso de residuos biogénicos, y piden movilizar capital con contratos por diferencia (CdF) que garantizan un retorno estable y atraerían inversiones, apoyo financiero a las instalaciones y facilitar el acceso a materias primas y electricidad renovable barata.
Reclaman también mayor flexibilidad normativa, mejoras en el sistema de comercio de emisiones de CO2 (ETS) para incentivar la producción de SAF, y la promoción de combustibles avanzados que utilicen residuos sólidos urbanos y procesos sintéticos».