Un incremento obligatorio del 20% al sueldo base de todos los sectores de la economía, vigente desde agosto, es aplaudido por los trabajadores, mientras que la empresa privada mantiene serias reservas sobre su impacto en plena fase de recuperación.
Por Jenny Lozano
En apego a la revisión que cada tres años debe realizar por ley, el Consejo Nacional de Salario Mínimo (integrado por representantes del gobierno, los trabajadores y la empresa privada) elevó la tarifa base de US$304 a US$365, en beneficio de más de 580.000 trabajadores. Si bien apeló al objetivo de aminorar el impacto de la inflación, en esta ocasión los empleadores no dieron sus votos para la aprobación de la medida y manifiestan preocupación por sus efectos en una economía debilitada, que apenas está tratando de levantarse por los efectos del COVID-19.
“Es un tema sensible. Nunca es mala idea procurar mejores condiciones para los trabajadores, lo cuestionable es la manera cómo se hizo este decreto, de forma acelerada y sin prever las consecuencias para las mipymes, principalmente, que no tienen margen de liquidez. Muchas podrían tener que volver a la senda de los despidos para poder hacerle frente al pago de planilla o incluso verse obligadas a cerrar. Supuestamente, Firempresa dará un subsidio, pero aún no están claras las condiciones para acceder a él ni cuándo se empezaría a girar. Aparte, es solo para las que tengan a sus empleados inscritos en el Seguro Social que son pocas, porque la mayoría de este tipo de empresas son de subsistencia”, afirma Ramón Rivera, asesor jurídico de la Sociedad de Comerciantes e Industria- les Salvadoreños (SCIS).
María Luisa Hayem, ministra de Economía, y Rolando Castro, ministro de Trabajo, encaran las críticas y afirman que el país pasa por un buen momento económico para hacer frente al incremento salarial y lo consideran un paso visionario porque históricamente el salario mínimo salvadoreño ha sido “paupérrimo”, comparado con el resto de la región.
La conveniencia de ver el panorama completo
Si bien en un modelo económico ideal los salarios crecientes constituyen un estímulo para la demanda y la producción al fortalecer la capacidad adquisitiva de los consumidores y dar una buena señal a las empresas para que aumenten su oferta de bienes y servicios, Jaime Rivera, especialista en Innovación y Competitividad Regional, advierte que aún es temprano para conocer cuál será el impacto en El Salvador. “Las autoridades deben actuar con una lógica de equilibrio en materia de políticas públicas. Deben impulsar la dinamización de la economía, valorando factores como las condiciones propias de cada rubro, el comportamiento de la línea de pobreza y el elevado número de personas en el sector informal que no se benefician directamente de este incremento. También deben velar porque no se traslade el aumento a los consumidores, lo cual paradójicamente generaría un pro- ceso inflacionario. Ese es uno de los principales temores del momento, aunque el gobierno ya tomó cartas en el asunto a través de la Defensoría del Consumidor, que está haciendo inspecciones en diferentes negocios para evitar especulaciones en los precios”, asegura.
“La medida no debe verse como un elemento aislado porque la economía es un sistema; cuaquier acción que se tome por un lado impacta en el todo. Es como cuando arrojas una piedrita en un remanso de agua y miras cómo se forman olas que abarcan todo el acervo de agua. Quizás la situación más complicada en el caso actual es el hecho de que la medida fue toma- da sin seguir el proceso usual de escuchar diversas posturas, además de que se menciona en los medios que no se hicieron los estudios necesarios para sustentar la acción”, comenta Mauricio González, economista e investigador.
¿En qué consiste el apoyo para las pymes?
El Gobierno de El Salvador, a través del Banco de Desarrollo de El Salvador (Bandesal), entregará a partir de este mes de septiembre y durante 12 meses un subsidio a unas 13.500 micro, pequeñas y medianas empresas para que puedan cubrir el aumento. Hará uso del fideicomiso Firempresa, por una cantidad estimada de US$100 millones y pueden aplicar, a través de una ventanilla virtual, aquellas empresas registradas en el Instituto Salvadoreño del Seguro Social que tengan de 1 a 100 empleados. Este anuncio también ha despertado recelo y deja por fuera a las empresas constituidas después de julio 2021.
«Definitivamente, la complicada situación que ya tenían las empresas, en especial las mipymes, hace difícil que logren financiar el incremento en el plazo de espera para tener acceso al subsidio. Adicionalmente, nos preocupa qué sucederá cuando el año cubierto por el subsidio pase y la mipyme aún no esté en condiciones de asumir esta responsabilidad. Recordemos que además de este impacto estamos experimentando niveles altos de inflación, producto del aumento de las materias primas. Por eso seguimos necesitando dinamizar la economía con planes claros, con política pública que desarrolle a las empresas y que no las haga retroceder y que atraiga inversión», advierte la Cámara de Comercio e Industria de El Salvador.
“Esos recursos del fideicomiso tienen que salir de algún lado, posiblemente de la recaudación fiscal, pero todos sabemos cómo está la caja del Estado… Hay presiones increíbles en este momento por lo que el margen de maniobra es muy limitado”, considera el analista Mauricio González.