Las pymes contribuyen con el 17% del PIB y generan aproximadamente el 57% del empleo a nivel nacional.
Por Revista Summa
En un entorno caracterizado por la transformación tecnológica, cambios regulatorios y mayores exigencias de eficiencia, las pequeñas y medianas empresas (pymes) en Panamá enfrentan retos importantes que exigen soluciones financieras estratégicas. En este escenario, el financiamiento estructurado se posiciona como una herramienta clave para mantener la operatividad y potenciar su crecimiento.
Uno de los factores que está presionando las finanzas de las pymes en la actualidad, es la entrada en vigencia de la Ley 462, que contempla un aumento gradual del 2% en las cuotas patronales a la Caja de Seguro Social entre 2025 y 2029. A esto se suma la necesidad de invertir en digitalización, sostenibilidad y modernización de operaciones, lo que incrementa la demanda por soluciones crediticias.
“Hoy, este segmento enfrenta un doble desafío: adaptarse a un entorno en constante cambio y mantener adecuados niveles de liquidez. Desde la banca, estamos respondiendo a esta realidad con soluciones de financiamiento ajustadas a las condiciones actuales del mercado, que ofrecen flexibilidad, tasas competitivas y acompañamiento personalizado”, señaló Leonardo Soto, gerente de Productos Pymes de Scotiabank.
Las pymes siguen siendo el motor económico de Panamá: representan el 97% del tejido empresarial, generan el 57% del empleo y aportan el 17% del PIB. Su sostenibilidad y capacidad de adaptación son fundamentales para el dinamismo económico nacional.
Financiamiento para la inversión estratégica
Productos como el Préstamo a Plazo de Scotiabank se consolidan como aliados estratégicos para las pequeñas y medianas empresas, al facilitar el acceso rápido a financiamiento para inversiones estratégicas. Esta solución permite adquirir activos fijos, tales como: equipos nuevos o usados, vehículos comerciales, o inmuebles; así como realizar remodelaciones, mejoras tecnológicas o, incluso, la reestructuración de pasivos, brindando a las pymes mayor capacidad para adaptarse a los cambios del entorno.
Este tipo de financiamiento es ideal para inversiones que generen eficiencia energética o reduzcan costos operativos, como la adquisición de vehículos con menor consumo de combustible o eléctricos, o la instalación de paneles solares. Al generar ahorros directos, la inversión puede autofinanciarse parcialmente mediante los beneficios obtenidos.
“No se trata solo de cubrir necesidades inmediatas, sino de potenciar la competitividad de las pymes en el mediano y largo plazo”, añadió el especialista de Scotiabank.
Entre los principales beneficios de este producto destacan las tasas competitivas, que van del 6% al 8.5%, plazos de financiamiento de hasta 12 años y una estructura de pagos flexible, diseñada para ajustarse al flujo de fondos de cada negocio. Esta flexibilidad permite a las pymes planificar con mayor precisión su flujo de caja y evitar tensiones financieras.
Recomendaciones para una mejor gestión financiera
Fortalecer la resiliencia financiera y operativa es clave para que las pymes puedan navegar con éxito el entorno actual. Estrategias como la optimización de costos, la adopción de herramientas tecnológicas para mejorar la productividad, la diversificación de ingresos, la educación financiera y el acceso a financiamiento estructurado permiten enfrentar con mayor preparación tanto los desafíos normativos como los cambios del mercado.
En materia de financiamiento, el especialista de Scotiabank recomienda a los empresarios tener siempre objetivos claros -en qué voy a invertir el dinero-, evaluar las opciones de productos disponibles, invertir en activos productivos y utilizar el crédito para generar ahorros y crecimiento sostenible.