Solo en Panamá se han identificado «63 comunidades pobres, indígenas y afrodescendientes, que al 2050 no estarán en sus territorios debido al ascenso del nivel del mar.
Por EFE
Las autoridades panameñas entregarán el miércoles durante un acto oficial las llaves de sus nuevas viviendas en tierra firme a unas 300 familias de Gardi Sugdub, una pequeña isla caribeña afectada por la subida del nivel del mar, que se convertirán en los primeros desplazados climáticos de Panamá, donde se han identificado más de 60 comunidades que necesitarán medidas similares.
El espacio residencial de Nuevo Cartí, en la comarca indígena de Guna Yala y con una inversión de 12,2 millones de dólares, según datos oficiales, será entregado por el presidente panameño, Laurentino Cortizo, que en julio será relevado en el cargo por José Raúl Mulino tras su rotunda victoria electoral del pasado 5 de mayo.
Muchos creen que es precisamente este cambio de Gobierno el que ha logrado que finalmente, después de sucesivas promesas incumplidas, se logre materializar un proyecto que se ideó en 2010, y que desde 2017 contaba con el compromiso del Ministerio de Vivienda para construir las 300 viviendas y los servicios básicos.
El presidente Cortizo retomó el proyecto en 2019 pero la llegada de la pandemia de covid-19 solo ayudó a que se fuera retrasando aún más.
Preguntada si cree que esta vez se producirá al fin el traslado después de más de una década de promesas incumplidas y sucesivos retrasos, Erica Bower, investigadora sobre desplazamiento climático de la organización Human Rights Watch (HRW), afirmó a EFE vía telefónica que, al menos «sobre el papel», parece que sí.
«Se trasladarán, habrá un evento oficial, la visita del presidente, habrá una serie de discursos (. ..) pompa y solemnidad, pero al hablar con los miembros de la comunidad, creo que se dieron cuenta de que esto no sucederá de la noche a la mañana. No todos se moverán de inmediato, habrá un proceso», explicó la investigadora.
Bower es autora del informe de HRW publicado en 2023 ‘El mar se está comiendo la tierra debajo de nuestras casas: Ante el hacinamiento y la subida del nivel del mar, una comunidad indígena planea su reubicación’, en el que detalla la situación que obligó a los 1.300 habitantes de esta isla del tamaño de cinco campos de fútbol a decidir trasladarse a tierra firme, y los obstáculos que se fueron encontrando en el proceso.
El hacinamiento y la subida del nivel del mar son los dos principales motivos que han empujado a estos isleños de etnia guna a decidir moverse a tierra firme.
Ya no hay espacio físico para construir más viviendas, en las que viven apretujados abuelos y nietos, mientras que el ascenso de las aguas hace que sean frecuentes las inundaciones, teniendo alumnos que, incluso, acuden en ocasiones con botas de agua al interior de la escuela.
Problemas en tierra firme
La situación en tierra firme, sin embargo, tampoco es la ideal. Al menos hasta hace poco, recuerda Bower, no se habían solucionado aspectos como la recolección de basuras, el tendido eléctrico, el acceso al agua potable o el pleno funcionamiento de una clínica cuya construcción ha ido avanzando a trompicones.
También se tendrán que enfrentar con más frecuencia a enfermedades como la malaria, al haber más mosquitos que en la isla.
Además, el nuevo asentamiento «puede ser muy caliente, esa es una de las cosas que más me preocupa, no hay sombra, talaron el bosque», subraya la investigadora.
En el terreno no ayuda tampoco el tipo de construcción de viviendas, más pensadas para una barriada de la capital que para una población indígena en la costa, con una arquitectura muy alejada de sus viviendas de bambú repletas de hamacas.
«Las casas que están arriba en la colina tienen algo de brisa, pero no tanta como en la isla. Abajo, en la parte más baja del lugar, la casa está varios grados más caliente, y me preocupa si la gente podrá quedarse allí o no, especialmente porque sabemos que las olas de calor están aumentando y Panamá experimentó un calor intenso en los últimos años y solo empeorará en el contexto del cambio climático», advirtió Bower.
También está el problema de la extrema erosión del lugar, donde las fuertes lluvias han afectado los terrenos que circundan las casas. «Huyen del aumento del nivel del mar, pero se están trasladando hacia otros peligros naturales que se están intensificando», anotó.
La investigadora destacó que «hay más de 400 comunidades que se trasladaron o se están trasladando alrededor del mundo» debido a problemas derivados de la crisis climático, pero lo que hace especial el caso de Gardi Sugdub es que fue la misma comunidad la que inició el proceso de traslado y eligió la nueva ubicación, algo que ayuda a que la reubicación sea «más exitosa».
Solo en Panamá se han identificado «63 comunidades pobres, indígenas y afrodescendientes, que al 2050 no estarán en sus territorios» debido al ascenso del nivel del mar, explicó por su parte a EFE la directora de Cambio Climático del Ministerio de Ambiente, Ligia Castro.
Detalló que además de este primer caso de Guna Yala, también está en proceso de traslado otra comunidad en la también caribeña isla Colón, en Bocas del Toro.