Especialistas del AyA buscan recordar la importancia de sumar esfuerzos para proteger la salud de todos y evitar la pérdida de recursos naturales indispensables para la vida.
Por Revista Summa
Darse un “chapuzón” para refrescarse durante un paseo familiar o con amigos, podría terminar en una visita al hospital.
Nadar en un río o quebrada cuyas aguas estén contaminadas puede afectar su salud de diferentes formas, desde ocasionarle sarpullidos e infecciones de oído hasta enfermedades respiratorias y diarreas, entre otras.
Las aguas residuales (aguas usadas), que proceden de la cocina, la ducha, el lavamanos y la lavadora y que no pasan por tratamientos de descontaminación, representan un riesgo no solo en los ríos y quebradas, sino también en los mantos acuíferos, que son una de las principales fuentes para la generación de agua potable en el país.
La enfermedad más conocida asociada al consumo de agua contaminada es la diarrea. Según el sitio web de la Organización Mundial de la Salud, unas 829 mil personas fallecen anualmente por esta afección como resultado de la insalubridad del agua, del saneamiento insuficiente o la mala higiene de manos.
“Cientos de familias suelen pasar la Semana Santa en sus hogares. Aprovechan estos días para reflexionar, descansar y compartir con sus seres cercanos, algunas incluso destinan este tiempo para hacer cambios o limpiezas profundas en sus viviendas. Ante esta mayor actividad en las casas, estimamos vital recordar a todos que disminuir la contaminación de las aguas residuales en el territorio nacional y evitar la propagación de enfermedades, es una labor conjunta entre las organizaciones y la ciudadanía.”
“El agua es un derecho de todos, pero también es un deber de todos cuidarla. En la Ruta del Saneamiento del AyA nos hemos propuesto recordar a las familias la forma en que pueden ayudar a la causa desde sus hogares, así como los esfuerzos institucionales para reducir la deuda en saneamiento de aguas residuales en el país”, manifiesta David Gustavo Benavides, Director Socioambiental, de Comunicación y Responsable Ambiental ante SETENA de la Ruta del Saneamiento del AyA.
Con ese propósito, la Ruta desarrollará a partir del mes de abril una campaña de comunicación en los
cantones de San José, Curridabat, Alajuelita, Moravia, Goicoechea, Coronado, Tibás, San Pedro, Desamparados y Tres Ríos, que buscará impactar no solo a las cabezas de familia o tomadores de decisiones, sino también a los administradores de condominios o residenciales.
Esta iniciativa, enfocada en el tema de aguas residuales, es la primera en su tipo que realiza la institución.
“Es una campaña retadora, que busca transmitir por medio de distintas vías la necesidad de un compromiso por parte de los hogares de mantener buenas prácticas que contribuyan a reducir la contaminación de las aguas usadas y, por ende, sumar esfuerzos a las acciones gubernamentales orientadas a mejorar la gestión del alcantarillado sanitario”, comenta Gabriel Naranjo Blanco, Gerente de la Unidad Ejecutora PAPS (Programa de Agua Potable y Saneamiento) del AyA.
EN RUTA
Aunque más del 95% de la población en Costa Rica tiene acceso a agua potable, solo el 13,4% de las aguas residuales pasan por procesos de descontaminación antes de llegar a los ríos. El 77% de las aguas residuales del Gran Área Metropolitana (GAM) llegan contaminadas a los ríos, mantos acuíferos y mares. La cuenca más contaminada de Centroamérica es la del Tárcoles. Y los ríos que forman parte de ella como María Aguilar, Tiribí, Torres, Virilla, Bermúdez, Ciruelas, Purires, así como la quebrada El Estero en San Ramón, presentan contaminación severa, según el Índice Holandés de Calidad de Agua.
Por otra parte, los tanques sépticos que permanecen en muchas edificaciones mantienen latente el riesgo de contaminar las aguas subterráneas, en caso de suceder una filtración en ellos.
“Enfrentamos un rezago en el tratamiento de las aguas residuales, lo que impacta en el campo de salud pública, ambiental y reputación internacional. Para atender este problema, el país le ha apostado a la Ruta del Saneamiento del AyA: un proyecto de conveniencia nacional e interés público, el más importante para avanzar en materia de descontaminación y que busca convertirnos en una nación
más sana, competitiva y productiva”, indica Benavides.
La Ruta del Saneamiento impacta a más de un millón de personas. Comprende la construcción, ampliación, reparación y rehabilitación de tuberías para conectar las aguas residuales de casas y comercios con Los Tajos: la moderna planta de tratamiento de aguas residuales situada en La Uruca, que actualmente trata por día 43 millones de litros de agua, además retiene y procesa 10 mil kilogramos de residuos sólidos.
Las obras de la Ruta, que iniciaron en 2011 y han utilizado la mejor tecnología a nivel mundial para construir, rehabilitar, reparar e instalar tuberías, abarcan diez cantones del GAM: Desamparados, Goicoechea, Alajuelita, Vásquez de Coronado, Tibás, Moravia, Montes de Oca, San José, Curridabat y La Unión.
El proyecto, cuya primera etapa se encuentra en un 78,5% de ejecución, abarca la construcción de la planta de tratamiento Los Tajos, del Túnel de Trasvase, del Emisario Metropolitano, así como redes y colectores. A la fecha ha instalado 176 kilómetros de tuberías, que representan el 53% del total que se tiene como meta.
De acuerdo con el Director Socioambiental, de Comunicación y Responsable Ambiental ante SETENA, la Ruta del Saneamiento ha contribuido a que Costa Rica aumente la cobertura de tratamiento de aguas residuales.
La población que goza de recolección y tratamiento de aguas residuales pasó de un 4,2% en 2014 a un 14,4% en 2017. Para el 2028, cuando finalice la primera etapa, se estima que la GAM tendrá una cobertura del 65%.
DESDE CASA
“Si bien con la Ruta hemos registrado avances importantes en el manejo de las aguas residuales, la cooperación de la ciudadanía es vital para seguir caminando hacia adelante. Las buenas prácticas en los hogares son aliadas de nuestras acciones, pues contribuyen a que las tuberías puedan operar y mantenerse en óptimas condiciones”, indica Kimberly Walcott, Inspectora y Regente Ambiental de la
Unidad Ejecutora del PAPS.
Datos del Ministerio de Ambiente y Energía establecen que el consumo promedio diario de un costarricense es equivalente a 200 litros de agua, de los cuales aproximadamente el 85% se convierten en aguas residuales.
“La gestión responsable del agua y de los desechos por parte de cada persona, es fundamental. Lo que sucede en las casas impacta sensiblemente los sistemas de alcantarillado. Verter en el fregadero, en la pila de lavar, en el inodoro y en el desagüe ciertas sustancias y materiales propicia que se generen daños o que se obstruyan las tuberías, lo que puede ocasionar el desbordamiento de los tanques sépticos, contaminando los mantos acuíferos, ríos y quebradas”, añade Walcott.
Para evitar o minimizar la contaminación, los expertos recuerdan tener en cuenta lo siguiente:
NO verter en el fregadero o la pila de la casa restos de comida, grasas o aceites de cocina.
NO botar en los inodoros condones, pañales, toallas sanitarias, protectores ni tratamientos médicos.
NO usar en exceso desatoradores para tuberías.
NO derramar en la pila o el caño productos químicos (residuos de diluyentes, aceites de automóvil, tintas, etc.). Disponga de estos en botellas y llévelos a un gestor autorizado.
Utilizar racionalmente el agua.
Optar por productos biodegradables en los procesos de lavado.
Realizar mantenimientos periódicos a los tanques sépticos y a las trampas de grasas.
“El compromiso que se debe adquirir respecto al uso del agua y su saneamiento, es urgente. Por eso, invitamos a todos a que analicen y compartan los mensajes de la campaña que comenzará en los primeros días de abril y que se publicarán en las páginas en Facebook e Instagram @Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados. La solución está en manos de todos, por eso cada acción cuenta”, concluye el Director Socioambiental, de Comunicación y Responsable Ambiental ante SETENA de la Ruta del Saneamiento del AyA.