Costa Rica ha logrado unos resultados sólidos y sostenidos de las exportaciones y ha adoptado una respuesta fiscal bien definida ante la COVID-19.
Por Revista Summa
La economía de Costa Rica ha conseguido unos avances significativos en los últimos años y está obteniendo unos buenos resultados a pesar del complicado contexto internacional. Para que pueda mantener sus logros y seguir aumentando el nivel de vida de sus ciudadanos, Costa Rica deberá aplicar nuevas reformas para fortalecer las finanzas públicas, impulsar la productividad y mejorar los resultados de la educación, según un nuevo informe de la OCDE.
El último Estudio Económico de Costa Rica elaborado por la OCDE pone de manifiesto que, en las dos últimas décadas, el país ha elevado su nivel de vida mucho más rápido que el promedio de América Latina, con un incremento del PIB per cápita del 60%. Aunque el impacto directo de la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania es limitado, Costa Rica se enfrenta a un escenario complicado por los efectos indirectos de la guerra sobre el comercio y la inflación.
«Costa Rica ha logrado unos resultados sólidos y sostenidos de las exportaciones y ha adoptado una respuesta fiscal bien definida ante la COVID-19, lo que le ha ayudado a conseguir una rápida recuperación económica» ha afirmado el Secretario General de la OCDE, Mathias Cormann en la presentación del Estudio en San José, junto con el presidente del país, Rodrigo Chaves. «Poner en marcha reformas estructurales para aumentar la competencia, mejorar la calidad de la educación y hacer más justo el sistema tributario, mediante la eliminación gradual de las exenciones fiscales, estimulará el crecimiento y ayudará a más costarricenses a alcanzar niveles de vida más altos.»
Costa Rica ingresó en la OCDE en 2021, convirtiéndose en el 38º país miembro de la Organización. Su sólida recuperación económica se vio favorecida por su compromiso con el comercio, que ha sido clave para atraer la inversión extranjera, diversificar las exportaciones y ascender en las cadenas de valor mundiales. El material y equipamiento médico, un sector resiliente y de alto valor añadido, representan ahora el 35% de las exportaciones de bienes.
El Estudio prevé un crecimiento del PIB de Costa Rica del 2,3% en 2023, debido a la ralentización del crecimiento mundial y al incremento de la inflación –que alcanzó un máximo del 12,1% en agosto– para luego aumentar hasta el 3,7% en 2024.
La posición fiscal de Costa Rica ha mejorado, con una reducción del déficit general al 5% del PIB en 2021, gracias en los límites sobre el crecimiento del gasto introducidos por la regla fiscal del país. Sin embargo, con una deuda pública cercana al 70% del PIB y una factura de intereses superior al 5% del PIB, es fundamental que se cumpla el plan fiscal a medio plazo, que prevé una reducción gradual del déficit mediante una mayor eficacia del gasto y de la recaudación tributaria. También es importante seguir aplicando la regla fiscal e instaurar el Consejo Fiscal Independiente.
Asimismo, hay margen para ampliar la base impositiva y mejorar la estructura tributaria. La recaudación por impuestos es inferior a la de la mayoría de los países de la OCDE y los gastos fiscales son elevados, ascendiendo al 4% del PIB en 2021. La eliminación progresiva de las exenciones que benefician a los contribuyentes más acomodados ayudaría a aumentar los ingresos sin incrementar los tipos impositivos. Si se reduce la dependencia del sistema fiscal con respecto a las cotizaciones a la seguridad social descendería el coste del trabajo formal y se impulsaría el empleo formal en un país en el que cerca del 45% de los trabajadores tienen empleos informales y el desempleo general es elevado.
La debilidad de la productividad y el rápido envejecimiento de la población activa lastrarán el crecimiento en el futuro. El Gobierno de Costa Rica ha tomado recientemente medidas enérgicas y positivas para impulsar la competencia en mercados clave, como el del arroz y los servicios profesionales. El Estudio recomienda dar continuidad a esos esfuerzos para impulsar la competencia, por ejemplo aligerando las regulaciones empresariales más gravosas del país, reduciendo las barreras a la entrada de empresas y garantizando una autoridad de la competencia totalmente independiente y financiada. La mejora de las infraestructuras de transporte, que impulsen la calidad de las carreteras y reduzcan los cuellos de botella, también contribuiría a fomentar la productividad.
Costa Rica combina un sector exportador dinámico y un sector interno formado por pequeñas empresas locales que no llegan a aprovechar las ventajas de integrarse en la economía mundial. Es importante repartir mejor los beneficios de la integración comercial por todo el país, estableciendo las condiciones adecuadas para que las empresas nacionales prosperen. Costa Rica es pionera en la protección del medio ambiente y las energías renovables y puede aprovechar la transición mundial hacia un escenario con cero emisiones netas de gases de efecto invernadero para mejorar aún más su competitividad.
Por último, mejorar la educación, la formación y la incorporación de la mujer al mercado laboral debe ser una prioridad para estimular el crecimiento y reducir las desigualdades sociales y de ingresos. La educación y la formación son una gran prioridad para Costa Rica, que dedica más del 6,5% del PIB a este ámbito — uno de los porcentajes más altos de la OCDE. Sin embargo, los resultados siguen siendo escasos en comparación con las economías avanzadas. En Costa Rica, una proporción demasiado elevada de jóvenes abandona prematuramente la escuela sin contar con las competencias necesarias para conseguir un empleo formal. Es fundamental mejorar la eficiencia y la calidad del gasto público en educación —lo cual incluye impulsar la gobernanza— para conseguir mayores avances en materia social y reducir las desigualdades.