Aparte de una agitada escena internacional, Biden tendrá ahora que tomar una decisión importante para su futuro y el de Estados Unidos: si se presenta o no a la reelección como presidente en 2024.
Por EFE
El presidente estadounidense, Joe Biden, reanuda este jueves la actividad en su país tras regresar de la cumbre del G20 en Indonesia y con la perspectiva de enfrentarse a nuevos desafíos con la guerra en Ucrania.
La explosión de un misil en Polonia ha dejado en evidencia la posibilidad de que se agrave la crisis en Ucrania, pese a que la OTAN dejó claro que no fue un ataque deliberado de Rusia y que el misil en cuestión parecía ser ucraniano.
Con su regreso a Washington, Biden deja atrás una gira internacional que lo llevó a la Cumbre del Clima COP27 en Egipto desde donde se dirigió a la ASEAN en Camboya y al G20 en la isla indonesia de Bali, escenario de su primer cara a cara con el presidente chino, Xi Jinping.
Su ultimo día en Bali estuvo marcado por las discusiones en torno a la explosión de un misil en Polonia, cerca de la frontera de Ucrania y que dejó dos muertos, así como por los ataques rusos contra varias zonas de Ucrania que provocaron interrupciones en el servicio eléctrico.
En paralelo a la cumbre del grupo de los Veinte, los líderes del G7 y de la OTAN, incluido Biden, se reunieron de emergencia para abordar esos ataques y, al final, publicaron un comunicado conjunto repleto de llamados a la calma.
En el propio G20, Biden puso en valor el poder de la diplomacia y dejó claro lo que Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y sus aliados pueden lograr cuando se unen.
Después de duras negociaciones, la mayoría de los miembros del G20 acordaron una declaración conjunta de condena a la guerra de Ucrania, algo que parecía imposible antes de la cita de Bali.
CENTRADO EN UCRANIA, PERO EL FOCO EN CHINA
La actividad de Biden, por tanto, estuvo centrada en Ucrania; pero el foco lo tuvo puesto en China y en la necesidad de fortalecer sus alianzas con el Sudeste Asiático.
Biden y su homólogo chino, Xi Jinping, que se conocieron cuando eran vicepresidentes de sus países, protagonizaron su primera reunión en persona como jefes de Estado en Bali.
Los dos líderes escenificaron un acercamiento destinado a evitar que la rivalidad entre EE.UU. y China desemboque en un conflicto abierto, aunque ambos se mantuvieron firmes en sus líneas rojas, especialmente en torno a Taiwán.
Biden llegó a esa reunión con Xi después de asistir en Camboya a la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y la cumbre de Asia Oriental.
En esos encuentros, Biden defendió la legalidad internacional para la libertad de navegación en el mar de China Meridional, donde Pekín mantiene un litigio soberanista con varios países como Vietnam y Filipinas, y expresó su preocupación por la amenaza de Corea del Norte y sus pruebas con misiles.
Además, en los márgenes de esas cumbres, el estadounidense se reunió con sus dos mayores aliados en Asia: el primer ministro japonés, Fumio Kishida, y el presidente surcoreano, Yoon Suk-Yeol, con los que intercambió ideas para prepararse para el encuentro posterior con Xi.
COMPROMISO CON LA LUCHA CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO
Antes de dirigirse a Asia, Biden dio un discurso en la Cumbre de la ONU para el Cambio Climático, COP27, que se desarrolló en la ciudad egipcia de Sharm el Sheij.
Con sus palabras, Biden provocó los aplausos del auditorio al reafirmar su compromiso con la lucha contra la crisis climática, que contrasta con su antecesor Donald Trump (2027-2021).
Sin embargo, no se comprometió a apoyar la creación de un fondo para indemnizar a los Estados más afectados por la crisis climática, como han reclamado los países en desarrollo a las naciones más ricas, como Estados Unidos, responsables históricamente del mayor número de emisiones.
Lo que sí hizo Biden, posteriormente en su reunión con Xi, fue hacer que se retomaran las conversaciones entre China y Estados Unidos sobre cambio climático, en lo que supone un avance para la lucha contra la crisis medioambiental.
El diálogo sobre cambio climático entre China y EE.UU., las dos naciones más contaminantes, se había interrumpido tras la visita en agosto a Taiwán de la presidenta de la Cámara Baja estadounidense, Nancy Pelosi.
UNA DECISIÓN PENDIENTE
Aparte de una agitada escena internacional, Biden tendrá ahora que tomar una decisión importante para su futuro y el de Estados Unidos: si se presenta o no a la reelección como presidente en 2024.
Antes de la gira, adelantó en una rueda de prensa que tenía previsto «escaparse» de Washington durante unos días en las próximas semanas junto a su esposa, Jill Biden, para hablar sobre su futuro político.
Mientras Biden estaba en el G20, Trump anunció que competirá por la nominación del Partido Republicano para esos comicios. Todo pese a haber incitado el asalto al Capitolio de 2021 con el objetivo de mantenerse en el poder pese a haber perdido las elecciones frente a Biden.