En los primeros diez meses de 2021, Guatemala superó la cifra de remesas alcanzada en 2020. se trata de un monto récord de divisas enviado por los migrantes guatemaltecos que residen en el extranjero, principalmente en Estados Unidos.
POR Alejandra Soto
En la última década, Guatemala registra un aumento en el número de personas que migran al extranjero por la ausencia de oportunidades de desarrollo, siendo la primera razón la falta de empleo.
De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en 2017 más de la mitad de los migrantes del Triángulo Norte que vivían en Estados Unidos se encontraba en situación irregular (600.000 guatemaltecos, 760.000 salvadoreños y 400.000 hondureños).
Pese a que la pandemia del COVID-19 provocó una baja al flujo de remesas en los primeros meses de 2020, a mediados de ese año los índices empezaron a aumentar hasta llegar a cifras históricas. Para los analistas, la situación se asocia a la recuperación de la economía estadounidense, los estímulos estatales en ese país para enfrentar la pandemia y la mejora del empleo.
El pronóstico del Banco de Guatemala (BANGUAT) es que el 2021 cerrará con un ingreso superior a los US$15.000 millones por esos envíos, que en 2020 alcanzaron los US$11.340 millones. Además, se calcula que los países de América Central y del Caribe recibirán entre US$31.262 y US$32.514 millones, mientras que Latinoamérica, en conjunto, espera recibir entre US$118.000 a US$123.000 millones, para un crecimiento hasta del 22% respecto a 2020. “Esta situación es el reflejo de dos grandes tendencias. La primera, la gran cantidad de personas que migra a Estados Uni- dos en busca de oportunidades para generar ingreso. La segunda, el fuerte interés del país norteamericano por estimular su economía, luego de las caí- das experimentadas en 2020. Esa situación crea oportunidades de ocupación en labores a las que únicamente inmigran- tes se apuntan a realizar”, afirma David Casasola, analista del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN).
Impacto en la economía
Es un hecho que las remesas han coadyuvado a mantener la estabilidad macroeconómica y
paliar problemas socioeconómicos, al tiempo que representan un ingreso relevante para las familias que las reciben, las cuales según la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES) han creado dependencia de ellas para cubrir gastos de sus hogares, especialmente relacionados a necesidades de alimentación y servicios, aun- que en la mayoría de los casos los aportes no cubren el costo de la canasta básica.
Para dimensionar su impacto, al comparar la cantidad de las remesas recibidas con el PIB el indicador registra una tendencia creciente durante los últimos años, hasta situarse en 13,7% en 2019, según el BANGUAT. De acuerdo con Keller y Rouse, en el documento “La población receptora de remesas en Guatemala” (2016), uno de cada diez guatemaltecos se beneficia de las remesas internacionales.
“Es un respiro para los receptores, pero de corto plazo, ya que no está en control del gobierno asegurar que las remesas sigan creciendo o no. Indirectamente, el país se ve beneficiado por los sectores en los que las familias gastan sus remesas. No obstante, evidencia las malas condiciones estructurales del país que obligan a que cada vez más personas salgan en búsqueda de oportunidades en Estados Unidos. El mercado laboral lleva décadas sin crear las plazas de empleo formal que la población requiere”, agrega Casasola.