Covid-19 hace perder 1.000 millones de turistas y 1,07 billones en ingresos.
Por EFE
El 2020 cerró como el peor año de la historia del turismo, con 1.000 millones de llegadas internacionales menos en el mundo y unas pérdidas de 1,07 billones de euros (US$1,3 billones ) en ingresos de exportación, debido a la covid-19, retrocediendo a los niveles de 1990.
Estas cifras suponen una caída del 74 % en el volumen de turistas respecto a 2019, debido a un desplome sin precedentes de la demanda y a las restricciones generalizadas de los viajes, frente a un declive de tan sólo un 4 % registrado durante la crisis económica global de 2009, ha informado este jueves la Organización Mundial del Turismo (OMT).
Según el último Barómetro del Turismo Mundial, las pérdidas en ingresos multiplican por más de once las registradas durante la crisis financiera y se han puesto en riesgo entre 100 y 120 millones de empleos turísticos directos, muchos de ellos en pequeñas y medianas empresas.
Dada la evolución constante de la pandemia, muchos países están actualmente reintroduciendo restricciones más estrictas a los viajes.
Entre las medidas se incluyen pruebas obligatorias, cuarentenas y, en algunos casos, el cierre completo de las fronteras, todo lo cual dificulta la reanudación de los viajes internacionales, ha lamentado la organización.
La OMT espera, no obstante, que la llegada gradual de las vacunas ayude a restablecer la confianza de los consumidores, a flexibilizar las restricciones de movilidad y a que, lentamente, los viajes vayan normalizándose durante 2021.
EUROPA PIERDE MÁS DE 500 MILLONES DE TURISTAS
Asia y el Pacífico, la primera región en sufrir los efectos de la pandemia y una de las que mantiene las restricciones de viaje más estrictas, registró el mayor descenso de las llegadas en 2020, del 84 % (300 millones menos).
Oriente Medio y África registraron en ambos casos una caída del 75 %, mientras que Europa sufrió un descenso del número de llegadas del 70 %, a pesar de un pequeño y breve repunte en el verano de 2020, apuntándose el mayor hundimiento en términos absolutos, con una pérdida de más de 500 millones de turistas en 2020.
América tuvo una contracción del 69 % en las llegadas internacionales, con resultados ligeramente mejores en el último trimestre del año.
El gasto del turismo internacional sigue reflejando una demanda muy débil de viajes al exterior, con caídas en los diez principales mercados emisores de entre un 53 % del chino y del 99 % del australiano.
EMPEORAN LAS PERSPECTIVAS DE UN REPUNTE EN 2021
La última encuesta entre el grupo de expertos de la OMT muestra perspectivas diversas para 2021, previendo casi la mitad de los encuestados (45 %) un mejor panorama que en 2020, mientras que el 25 % espera un comportamiento similar y el 30 %, un empeoramiento de los resultados.
Las perspectivas generales de un repunte en 2021 parecen haber empeorado, con un 50 % de los encuestados que no cree que se produzca hasta 2022, frente al 21 % que expresaba esa opinión en octubre pasado, mientras que la otra mitad lo ve aún posible en el presente ejercicio, aunque las expectativas son inferiores a las de la encuesta anterior.
Asimismo, cuando sea que se reanude la actividad turística, el grupo de expertos prevé un incremento de la demanda de actividades turísticas de naturaleza y aire libre, con un creciente interés por el turismo interno y las experiencias de «viajes lentos».
Los escenarios a largo plazo indican que el turismo internacional podría tardar entre dos años y medio y cuatro en volver a los niveles de 2019, dado que la mayoría de los expertos no lo prevé antes de 2023, apuntando a 2024 o incluso después.
El secretario general de la OMT, Zurab Pololikashvili, ha reconocido que, aunque se ha hecho mucho por lograr que los viajes internacionales sean seguros, la crisis «está aún lejos de haber terminado».
A su juicio, la armonización, la coordinación y la digitalización de las medidas de reducción del riesgo de propagación de la covid-19, entre ellas las pruebas, el rastreo y los certificados de vacunación, «son la base imprescindible para promover unos viajes seguros y preparar la recuperación del turismo tan pronto como las condiciones lo permitan».