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Hondureños desafían al COVID-19 y emigran ante desempleo

Oct 19, 2020 | En la Mira, Noticias de Hoy

Revista SUMMA
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Según el Instituto Guatemalteco de Migración, más de 3.900 integrantes de la caminata fueron devueltos a Honduras tras su ingreso el pasado 1 de octubre por la frontera de Corinto

Por Xinhua

El hondureño José Orantes, un obrero de 25 años, dijo que prefería emigrar a Estados Unidos, arriesgándose a la enfermedad del nuevo coronavirus (COVID-19) en el camino, que seguir desempleado en su país ante la crisis desatada por la pandemia.

«Lo que me interesa es trabajo, que si hay cómo salir adelante. No importa si hay COVID, no importa, peor morirse del hambre», aseguró el habitante de la ciudad de San Pedro Sula, en el norte de Honduras.

Orantes fue uno de los 4.000 hondureños que integraron una caravana que salió del país centroamericano hacia Estados Unidos el pasado 30 de septiembre, pero que terminó disolviéndose tres días después porque Guatemala frenó su avance.

El hombre contó a Xinhua que se unió a la caminata desesperado porque durante la pandemia, iniciada en Honduras en marzo pasado, no ha encontrado empleo ni en la reparación y pintura de automóviles ni como zapatero, sus dos oficios.

«Estaba buscando trabajo de zapatería, no había. ¿Por qué? No hay. Hay un plantel donde yo trabajo en San Pedro Sula, allí no había trabajo, no hay trabajo. Enderezado y pintura, no hay trabajo», lamentó. La frustrada caravana era la primera formada en la pandemia, y suponía para los hondureños recorrer Guatemala y México, dos países que continúan lidiando con nuevos casos diarios de la COVID-19, para dirigirse a Estados Unidos, la nación más afectada por el brote a nivel global.

Analistas dijeron a Xinhua que la movilización se organizó en un momento en que el país, uno de los más pobres de América Latina, enfrenta una agudización del desempleo y la informalidad tras las medidas sanitarias para contener la COVID-19, que a la fecha acumula 86.000 infectados.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) pronosticó que la economía hondureña se contraerá 6,1 por ciento en este 2020 por la pandemia, que, ha dicho, está causando impactos socioeconómicos sin precedentes en todos los países latinoamericanos.

«Empresas han tenido que cerrar, personas que de por sí estaban desempleadas desde antes de que el COVID comenzara, además de suspensión de medidas y garantías constitucionales en el marco de la COVID, creo que han venido a acentuar el tema de la migración», dijo la experta hondureña en seguridad y migración, Arabeska Sánchez. El gobierno de Guatemala, el segundo país con más casos y el primero en cuanto a muertes por COVID-19 en Centroamérica, movilizó soldados para frenar la caravana y retornar a los migrantes a Honduras, afirmando que irrumpieron ilegalmente y sin cumplir el protocolo sanitario.

En la frontera sur de México, que a nivel global es el noveno país con un mayor número de contagios confirmados y el cuarto con más muertes, agentes migratorios habían desplegado un cerco en caso de que la caravana en la que iban niños y ancianos atravesara Guatemala.

Según el Instituto Guatemalteco de Migración, más de 3.900 integrantes de la caminata fueron devueltos a Honduras tras su ingreso el pasado 1 de octubre por la frontera de Corinto, en el sureste de Guatemala. En una pequeña localidad cerca de la frontera de Guatemala con Honduras, Orantes narró que pudo evadir el operativo porque se ocultó, y afirmó que buscaría continuar su camino, confiando en que tiene «fe en Dios» de no contagiarse.

El obrero expuso que le preocupan más otros riesgos, como el crimen o los accidentes, en la ruta migrante por México, país donde fue detenido en dos ocasiones en las que intentó llegar a Estados Unidos. «¿Usted cree que a una pandemia le vamos a tener miedo?», insistió el hondureño, y agregó: «La necesidad, la pobreza, nos hace salir, la falta de empleo».

Aunque la caravana fracasó en su intento de alcanzar la frontera estadounidense, analistas e inclusive autoridades mexicanas han estimado que la migración desde la región aumentará ante los estragos de la pandemia.

«Vamos a atender temas muy puntuales en materia de salud, educación, trabajo e identidad para enfrentar esta oleada de solicitantes de refugio que estamos estimando, particularmente al inicio del próximo año», dijo el subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración mexicano, Alejandro Encinas, en julio pasado. Otros participantes de la caminata coincidieron en que están dispuestos al riesgo de contagiarse en la travesía porque apuestan por mejores oportunidades, como Giovanni Villegas, un albañil de 40 años y padre de dos pequeñas que había dejado en su natal San Pedro Sula.

«Dicen ‘quédate en casa’, pero, ¿cómo? Dicen ‘quédate en casa’, pero no tiene qué comer la gente, cómo van a sobrevivir las personas», afirmó Villegas, quien en el pasado ha emigrado a trabajar a México. Sánchez, la experta, planteó que entre hondureños persiste la idea de un «sueño americano» a pesar de la política antimigrante del presidente estadounidense, Donald Trump, que en la pandemia restringió peticiones de asilo y ordenó la expulsión inmediata de migrantes detenidos en la frontera.

«El sueño americano que se vende aquí de creer que todo el que llega, llega a recibir dólares, eso hay que irlo desmitificando (…) Sabemos que cada vez que una persona llega como migrante allá no la pasa nada bien», afirmó. La caravana, que salió a un mes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos del próximo 3 de noviembre, buscaba emular movilizaciones migrantes de finales de 2018 y 2019, que llegaron a la frontera norte de México para tocar la puerta estadounidense.

El experto mexicano en migración y profesor de la Universidad Iberoamericana, José Martín Íñiguez, previó que el tema migratorio ocupará espacios en el último tramo de la campaña electoral en Estados Unidos, donde los migrantes usualmente son los chivos expiatorios de las crisis.

La decisión de la gente de emigrar a pesar de la pandemia es entendible ante la pobreza, una intención que continuará mientras no se impulse un apoyo internacional para mejorar la economía de los países expulsores, afirmó.

«Es decir, cambiar el chip y pasar de ese mecanismo de seguridad nacional a un tema de desarrollo internacional (…) La migración no es un problema, la migración es parte de la solución», dijo Íñiguez.

Expuso que México debería aprovechar la mano de obra de centroamericanos mediante programas de empleo, en vez de mantener una estrategia de seguridad que lo ha convertido en una barrera para la migración hacia Estados Unidos.

«No tienen oportunidades en sus lugares de origen, por eso entiendo perfectamente bien que, tomar una decisión, es porque o se mueren de hambre en su comunidad o intentan tener alguna oportunidad», agregó el experto.

K

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