El té es la bebida preparada más consumida en el mundo, es decir.
Por Xinhua
La fusión de la cultura china y la salvadoreña ha catapultado la producción de un exquisito té que trasciende fronteras y que ha conquistado el paladar de miles de personas en varios países del mundo.
Como si se tratara de una «combinación mágica», las enseñanzas milenarias chinas han llegado hasta el laborioso pueblo salvadoreño, donde han sido recibidas con los brazos abiertos y junto al talento local, han creado una infusión que seduce a los aficionados al té en varias naciones.
Se trata de la marca de té Lafiroa, producido en el país centroamericano desde 2014 por iniciativa de la emprendedora Marcela Figueroa.
Un viaje revelador por Asia tras la muerte de su esposo fue la puerta de entrada al maravilloso mundo del té y que Marcela ha sabido explotar, al punto de convertirse en una verdadera embajadora de una bebida milenaria.
Con nombres como «Nocturno», «De Pedasí con amor», «Hasta mañana» o «Buenos días», la marca de té Lafiroa, un acrónimo de su nombre y apellido, ha logrado conquistar el gusto de los salvadoreños, guatemaltecos, panameños, peruanos, estadounidenses y de países tan lejanos como Japón, España, India y Alemania. Incluso, el Organismo Promotor de Exportaciones e Inversiones de El Salvador le pidió enviar sus muestras a Rusia para la Expo Café y Té 2018 con sede en Moscú.
En plática con Xinhua, Marcela contó que Lafiroa «es la unión de estas dos culturas, la cultura milenaria china impresionante del té y luego nuestra cultura que es un poco más joven, pero que ancestralmente se ha bebido alguna infusión con el objetivo de curar».
«Cuando unimos estas dos culturas, se hace una maravillosa mezcla, un maravilloso maridaje», comentó con orgullo.
Según cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el té es la bebida preparada más consumida en el mundo, es decir, sólo es superado por el agua. Dos billones de personas toman al menos una taza diaria de té.
Alrededor de 40 países cultivan el té, destacan tres de ellos que distribuyen la mitad de los tés verdes y negros consumidos en el mundo: India, China y Sri Lanka.
Les siguen productores como Kenia, Turquía, Indonesia y Japón. Hasta 2013 se estima que la producción de té fue de 5 millones de toneladas.
Publicaciones que destacan la pasión de Marcela, la han llegado a catalogar como Tea Ambassador, la primera Tea Sommelier (catadora de té) y blender (profesional en la mezcla de té y en la creación de una marca), un verdadero orgullo para la región.
Y no es para menos, pues se ha dedicado al estudio del té, a las combinaciones, a explorar la idiosincrasia y poder presentar infusiones nativas como su exquisito té «Kuzkatán» (nombre inspirado en la palabra del idioma náhuat KusKatan que significa Tierra de Cosas Preciosas), derivado de la horchata de morro, bebida tradicional salvadoreña.
Marcela, quien es una brillante arquitecta con maestría en urbanismo, ha sido una acuciosa, siempre dispuesta a aprender y fue así como se especializó en Londres y en el Club del Té en Argentina con la ya famosa Victoria Bisogno.
Todo esto la ha llevado a crear una bebida del agrado de muchos.
No menos importante es el apoyo a redes de mujeres en Guatemala y El Salvador que colaboran cultivando ingredientes únicos en dos fincas.
Figueroa explicó a Xinhua que el interés en consumir y saber más sobre el té en los últimos meses vino de la mano de afirmaciones de muchos expertos que plantean beneficios en el fortalecimiento de las defensas del cuerpo con el consumo de la bebida.
Por esa razón crea combinaciones de sabores muy propios de Mesoamérica con los ya tradicionales tés chinos que son tan apreciados en el mundo y se han convertido en una verdadera cultura y tesoro de la humanidad.