Cuidar las emociones y motivar a los equipos de trabajo es una labor básica, en especial en situaciones de crisis.
POR Rocío Ballestero
Cuando todo va por buen camino, muchos líderes se mantienen en silencio, pero alzan su voz en cuanto algo sale mal. Solo los buenos comprenden que para concretar con éxito los objetivos propuestos deben motivar, inspirar y apoyar a sus colaboradores, en especial cuando perciben una realidad adversa que les genera incertidumbre o miedo, como la actual.
El elogio es una herramienta muy poderosa para hacer que las personas se sientan bien y fomentar actitudes relacionadas con el compromiso, la confianza y la capacidad de autogestión. Esto sin descuidar la transparencia en la comunicación y la empatía.
“Hoy, ignoramos cómo será el mundo el mes próximo, si podremos mantener la empresa o nuestro puesto de trabajo, pero sí es claro que debemos hacer lo posible por seguir adelante, protegernos y cuidar de los demás. Para ello es clave que las empresas grandes, medianas y pequeñas velen emocionalmente por sus equipos de trabajo. Nunca más que ahora, el manejo de las emociones se torna esencial para gestionar las dificultades, luchar por superarlas y confiar en que juntos podremos lograr nuestros pro- pósitos, además aprender de los errores”, afirma Estrella Flores Carretero, neuropsicóloga, presidenta de Instituto Europeo de Inteligencias Eficientes y directiva de Cala Enterprises.
¿Cómo generar confianza en la empresa?
1 Nombrar equipos de gestión de crisis. Tiene que haber un líder o un equipo cualificado, capaz de saber qué hacer, tomar decisiones, comunicar honestamente, decir lo que se está haciendo, generar empatía, mantener la unidad e informar con transparencia a todos los stakeholders de la empresa.
2 Conocer bien a los colaboradores. Las empresas suelen establecer su comunicación hacia el exterior, de puertas afuera, pero igualmente importante es la interna. Es necesario, principalmente ahora, conocer a cada una de las personas que forman parte de la organización, sus necesidades y la manera de contactar con ellas a través de distintos canales (videoconferencia, teléfono, mail o mensajes); y hacerlo de forma rutinaria, cada día si es posible, y de manera rápida, en cuanto haya algo que comunicar.
3 Propiciar la proactividad del equipo. Para anticiparse y brindar soluciones oportunas es necesario que la información sea bidireccional y multidireccional, que la empresa esté siempre abierta al feedback y a la escucha activa.
4 Decir todo lo que se sabe y reconocer lo que se ignora. Las personas somos sociales, pero también tenemos necesidad de contacto con los demás. Ahora la información es contacto. Cuando algo se esconde, nacen los rumores. Es preferible decir todo lo que se sabe, lo que se está estudiando y lo que es previsible. Esto sin faltar a la verdad, aunque con prudencia y sin dejar espacio a la especulación.
5 Actuar con rapidez. Siempre es un error tardar en responder. Una empresa que brinda inmediatez promueve
la confianza. Además, aleja el riesgo del daño a la marca.
6 Mantener el optimismo. El optimismo es la única opción. Los líderes deben ser capaces de mantener la moral
de los equipos. Para ello, el contacto debe ser estrecho, con proximidad emocional, cercanía y frecuencia en la comunicación.
4 técnicas para mantener a tu equipo motivado
Estos son algunos consejos para que pueda darle a su gente el empujón que necesita:
1 Resalta el trabajo bien hecho: Tómate el tiempo para destacar los logros comunitarios e individuales y promueve las nuevas ideas, la búsqueda de soluciones y el trabajo colaborativo. Además, evita entorpecer la rutina laboral con pequeñas críticas; es mejor hacer una reunión donde se destaquen todos los problemas a solucionar que oscurecer el día a día con pequeñeces.
2 Muestra interés por cada miembro del equipo: Conocer en detalle las actividades extralaborales y pasiones de nuestros empleados será fundamental para generar sentido de pertenencia, pero más aún para poder darle el rol que mejor vaya con su perfil dentro de la oficina. No se trata de inmiscuirnos en su vida personal, sino de conocerlos como seres humanos. Apoyar a los colaboradores a concretar sueños personales, se traduce en que se comprometan más con los objetivos empresariales.
3 Empodera a través de la autogestión: Asigna y deja hacer. Confía en tu equipo, permítele abordar las tareas con libertad y enséñales que pueden volar solos; supervisa, pero no intervengas a no ser que sea necesario. Ser flexible y brindarle autonomía a cada miembro potencia el desarrollo de sus habilidades blandas al “no tener a nadie” sobre quien depender. Quizás no está escrito en tu contrato, pero una de las grandes misiones de un buen líder es formar a otros para que lleguen a ocupar cargos de liderazgo.
4 Claridad en los objetivos: Desde el minuto 0, deja en claro los objetivos, los roles y las tareas. Cuando las personas saben con exactitud lo que deben hacer y los márgenes de creatividad que tienen, despliegan todos sus esfuerzos para lograrlo. Sé lo más preciso que puedas y evita contradecirte. Un cambio de opinión o un giro en el timón es algo totalmente natural, pero las contradicciones crónicas generarán desmotivación en el equipo.