Cambiar de carrera para adelantarse al trabajo del futuro.
Por Ignacio Gómez Portillo, cofundador y CEO de Egg
El cambio tecnológico ha reconfigurado el lugar de trabajo continuamente desde hace dos siglos; desde la Revolución Industrial hasta la actualidad y conforme los avances surgen, unos trabajos van y otros vienen. Sin embargo, la velocidad con la que se están desarrollando las tecnologías de automatización hoy en día y la escala de su impacto ya permean las capas más profundas del mundo del trabajo de una forma sin precedentes.
Según el Foro Económico Mundial, al menos mil millones de personas necesitarán formación y aprendizaje de las nuevas tecnologías de aquí a 2030. El desarrollo de la automatización de tareas mediante tecnologías nuevas promete una mayor productividad y, con ella, crecimiento económico, mayor eficiencia, seguridad y comodidad.
Muchas de las actividades que los empleados realizan hoy en día tienen el potencial de ser automatizadas y con ello los retos en los mercados laborales son cada vez mayores, y las diferencias de habilidades y conocimiento entre los trabajadores son cada vez más marcadas. Está claro que la tecnología revoluciona los negocios y la economía; sin embargo, la transformación solo puede producirse si se apuesta por la evolución del talento.
La transformación del talento va más allá de encontrar las habilidades y los números adecuados. Según la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos, se prevé que la oferta de nuevos puestos de trabajo relacionado a la tecnología crezca un 25% entre 2021 y 2031, mucho más rápido que la media de todas las ocupaciones. Además, se espera que unas 162,900 vacantes en este rubro se oferten al año.
La razón de que la demanda se incremente es que hay lagunas en las competencias técnicas, pero también en las competencias blandas, como la comunicación, el trabajo en equipo y el liderazgo. Los sistemas educativos no han seguido el ritmo de la naturaleza cambiante del trabajo, por lo que muchos empresarios afirman que no pueden encontrar suficientes trabajadores con las habilidades que necesitan. En el caso de América Latina, a pesar de que la industria se expande, el 48% de las vacantes laborales no se pueden cubrir por falta de talento calificado, según Oracle.
El futuro del trabajo radica en la transición. Se estima que para 2030, entre el 30 y el 40% de todos los trabajadores tendrán que cambiar de profesión o, al menos, mejorar sus competencias, informa McKinsey. Esto significa que la mayoría de las ocupaciones cambiarán, y más personas tendrán que trabajar con la tecnología.
Aunque las tecnologías sustituyan algunos puestos de trabajo, la realidad es que se están creando nuevos trabajos y formas de generar ingresos en industrias por ahora inimaginables. El impacto de las nuevas tecnologías en el empleo puede ser muy positivo, ya que permiten nuevas formas de actividad empresarial. Una nueva categoría de empleos basados en el conocimiento será posible a medida que se democratice el conocimiento y más personas puedan acceder a esta clase de formación. Un informe de Citrix reveló que el 87% de los empleados cree que al usar la tecnología para automatizar ciertas tareas, minimizando la fricción, puede centrarse en un trabajo significativo que los comprometa.
Las plataformas digitales de educación tienen el potencial de mejorar las formas de acceso al conocimiento más demandado en la industria, induciendo a que más personas puedan ocupar los miles de puestos de trabajo disponibles, creando transparencia y eficiencia en los mercados laborales y beneficiando potencialmente a la economía local y nacional. Y es que, incluso si una pequeña fracción de los adultos interesados en aprender habilidades de programación utiliza estas plataformas para aprender primero y luego trabajar unas pocas horas a la semana, el impacto económico sería significativo.
Gracias a sus disruptivas capacidades de colaboración y aprendizaje a partir de algoritmos específicos, una solución de enseñanza en línea puede acelerar el proceso de contratación y reducir el tiempo que los individuos pasan buscando trabajo, mitigando el desempleo. Al integrar las habilidades demandadas por empresas de ciertos países, o regiones enteras, pueden incluso resolver brechas geográficas y posibilitar la internacionalización que de modo tradicional no se producirían.