La pandemia del covid-19 ha representado un difícil examen para los sistemas de salud de América Central, prueba que algunos países están enfrentado con más éxito que otros. Mientras los retos continúan, el sector vive una completa transformación, especialmente con la incorporación de soluciones de medicina digital.
Por Loida Martínez y Alejandra Soto
El escenario actual no solo ha puesto en evidencia debilidades de la infraestructura hospitalaria, los esquemas de salud y las políticas que rigen el sector, sino que también ha hecho hincapié en la vulnerabilidad de las cadenas globales de suministros y la insuficiente disponibilidad de productos médicos y tecnologías de punta para cubrir grandes aumentos en la demanda de servicios.
“La región tiene una industria manufacturera de la salud que, salvo excepciones, tiene poco desarrollo y bajo nivel de sofisticación tecnológica. Por consiguiente, posee una alta dependencia externa en esos productos. Solo alrededor del 4% de las importaciones de productos médicos relacionados con la respuesta al COVID-19 en América Latina y el Caribe tuvo como origen la propia región”, reporta la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Los gobiernos han asignado recursos para fortalecer la capacidad del sector salud que permitan hacer frente a la pandemia, no obstante, las respuestas tienden a ser insuficientes, debido a debilidades estructurales preexistentes. “En la mayoría de los países del área hay segmentación de los servicios de salud, concentración de los recursos humanos y de la tecnología médica en los hospitales de las áreas urbanas e infrafinanciación de la atención primaria en salud y de la vigilancia epidemiológica, así como falta de articulación entre los distintos niveles de atención. Esto debilita las acciones coordinadas de respuesta nacional”, detalla un estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
A los ojos de Alfonso Rosales, médico epidemiólogo y miembro de la American Public Health Association, la prioridad pública debe ser aplanar la curva del COVID-19 para mantener funcionando los hospitales y centros de atención de pacientes.
“En momentos de incertidumbre, donde países como El Salvador y Nicaragua reportan irregularidades en sus conteos de casos del virus, las autoridades deben tomar las decisiones certeras para continuar operando y no descuidar otras enfermedades que afectan a sus poblaciones. Además, es importante promover que las atenciones en los hospitales sean más rápidas y oportunas. Descentralizar los servicios es la principal estrategia”, considera.
Políticas conjuntas
Ante esta situación, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la CEPAL coinciden en la necesidad de tener una visión renovada de políticas integrales, que considere los objetivos y necesidades del sector e incentive su desarrollo industrial.
El desafío se enfoca en avanzar hacia un mercado regional integrado de medicamentos y otras tecnologías sanitarias, fundado en redes de producción e investigación compartida entre países. De alcanzar la escala necesaria, ese mercado podría reducir la dependencia externa y asegurar el acceso a los productos médicos necesarios para satisfacer la demanda regional. “La escasez de productos médicos puede causar disrupciones en la atención y poner en riesgo la salud y la vida”, ha dicho recientemente Carissa F. Etienne, directora de la OPS, quien remarca que “es prioritario que la salud, la ciencia y la tecnología trabajen junto con la industria para garantizar el acceso equitativo a medicamentos y otras tecnologías esenciales en estos tiempos de paz, pero también durante futuras emergencias”. Con ella coincide Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL, quien señala que siendo la industria de la salud tan estratégica debe apostar a alianzas público-privadas para superar el desafío de cumplir con sus objetivos sociales y de satisfacer las necesidades de atención de la población mientras potencia posibilidades de desarrollo económico.
Expansión de la telemedicina
Un lado positivo de la pandemia es que ha representado una oportunidad para agilizar la puesta en práctica de soluciones de salud digital y comprender mejor sus puntos a favor, así como los mecanismos que beneficiarán su sostenibilidad después del escenario actual. “La salud digital debe ser una parte integral del ecosistema de salud y la pandemia ha demostrado que puede y debe llevarse a cabo. La pregunta clave que debemos responder ahora es cómo aplicar ese tipo de soluciones de manera efectiva, con el fin de brindar una atención más personalizada e integral y adecuar los modelos a las necesidades de cada país, sin dejar a nadie atrás”, destacan Gianluca Cafagna y Federica Secci, especialistas en salud del Banco Mundial.
En el Istmo, debería ser una prioridad, a criterio del epidemiólogo Rosales, quien la considera “un método efectivo para dar más alcance a la cobertura y reducir costos en la atención”. Entretanto, el sector de turismo de salud y el bienestar integral, que se vio obligado a hacer una pausa en la atención de pacientes internacionales a causa del cese de los viajes, ha logrado acelerar la migración a plataformas complementarias en sus campos. Eso ha permitido que muchas de las empresas del clúster estén transformando su modelo de negocio e innovando en la forma de prestar sus servicios a través de medios digitales para retener clientes y captar nuevos nichos de mercado. De tal forma, la telemedicina y la teleconsulta se han vuelto prácticas frecuentes para muchos médicos.
Según Adrián Alvarado, presidente de la Comisión de Turismo de Salud y Bienestar de la Asociación de Exportadores de Guatemala (AGEXPORT), las empresas que proveen servicios médicos especializados para atender a pacientes internacionales trabajan en recuperar, poco a poco, su cartera, extremando los protocolos de bioseguridad para minimizar el riesgo de contagios, al tiempo que potencializan actividades de marketing médico.
“Usando la tecnología que ya existe y los dispositivos que la mayoría de las personas tienen en sus hogares, la práctica médica a través de Internet puede resultar en diagnósticos y tratamientos más rápidos, aumentar la eficiencia de la atención y reducir el estrés del paciente”, indica Jane Brody, columnista The New York Times, en uno de sus artículos.
Aunque la OMS, considera importante aprovechar el potencial tecnológico virtual para alcanzar la cobertura sanitaria universal, aclara que las intervenciones de salud digital no son suficientes por sí solas. Las directrices hacen énfasis en crear las condiciones para capacitar al personal, resolver los problemas de infraestructura pública, aplicar políticas de protección de la privacidad de los pacientes y promover la coordinación para evitar fragmentaciones de servicios.
“Estos recursos no funcionan como una varita mágica. La OMS se esfuerza porque se empleen con la mayor eficacia posible, es decir, que aporten nuevas soluciones para los trabajadores sanitarios y las personas que los utilizan, siempre que se tengan en cuenta las limitaciones de infraestructura y que se consiga una buena coordinación”, opina Bernardo Mariano, director de Sistemas de Información de la OMS.
Lo cierto es que la evolución continúa, sin marcha atrás.