Cerrar brechas en salud podría aportar más de US$51.000 millones por año al PIB en América Latina hacia el 2040.
Por Daniel Rosales
Se estima que el cáncer de mamá, el cáncer cervicouterino, la esclerosis múltiple, el síndrome premenstrual y enfermedades ginecológicas, entre otras, le restan, en promedio, 3,5% al Producto Interno Bruto (PIB) de las naciones de Latinoamérica, mientras que por cada dólar que se destina a la atención en salud de las mujeres se pueden generar de US$2 a US$4 en crecimiento económico. De ahí la importancia de invertir en innovación, nuevas terapias y tratamientos oportunos.
Así lo revelan el reporte “Salud de la Mujer en América Latina: La inversión que salva vidas y promueve el desarrollo”, de Roche América Latina, el cual reúne perspectivas y recomendaciones de expertos de la región y el mundo sobre los desafíos de salud que enfrenta la población femenina de nuestros países, y una investigación del Instituto WIFOR que calcula el impacto económico de ciertas enfermedades de alta incidencia en países como Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México y Perú.
La información se dio a conocer en el marco del Roche Press Day, que reunió en la ciudad de Miami, Estados Unidos, a los principales líderes de la industria farmacéutica para mostrar avances e innovaciones del sector, discutir sobre el panorama regional y construir conciencia sobre la importancia de prevenir enfermedades y de abordar adecuadamente y a tiempo los temas de salud.
“Este 2024 decidimos mostrar datos y números sobre el porqué la salud debe verse como una inversión y no como un gasto. Con nuestras terapias, por ejemplo, se calcula que en los 10 mayores países del mundo se genera US$1 billón por año por efecto económico positivo, siendo el 70% de ese monto fruto de la detección temprana. Eso evidencia que si queremos lograr resultados económicos positivos y sostenibles debemos mejorar los sistemas de atención de nuestra región y enfocarnos en las mujeres, que aún experimentan brechas de acceso”, señala Rolf Hönger, Area Head de Roche América Latina.
Acciones diferenciadoras
En la región, Roche cuenta con varias iniciativas destacadas, como el impulso desde hace algunos años de los consultorios rosados en Colombia, donde las mujeres encuentran un espacio seguro para abordar sus problemas de salud y barreras psicológicas. Además, en otros países trabaja y ayuda a las mujeres en lenguas nativas, como la Quéchua.
En lo que corresponde a América Central, la empresa ha venido trabajando con las asociaciones de pacientes y ha desarrollado programas educativos, no solo para que conozcan su enfermedad, sino para que se conviertan en agentes de cambio, de tal manera que jueguen un rol propositivo y no confrontativo.
“En Roche creemos en el proceso de alianzas público-privadas y a través de ellas podemos potencializar las competencias de todos los que participamos. Por ejemplo, en Guatemala apoyamos el programa Salud Mujer, del Ministerio de Salud, donde acompañamos a las mujeres que sufren cáncer de mama desde el diagnóstico hasta el tratamiento. En Costa Rica, trabajamos con el programa de Estado de la Nación y el Ministerio de Salud en la actualización de las guías de tratamiento oncológico, mientras que en Panamá contamos con una alianza con actores como la Universidad de Panamá y el Ministerio de Desarrollo Social para mejorar el tránsito de las pacientes de zonas rurales hacia los institutos oncológicos”, añade Álvaro Soto, gerente general de Roche Farma para Centroamérica, Caribe y Venezuela.
Para los especialistas, si bien aún hay una inequidad en el tema de salud con respecto a la mujer, éstas y otras acciones han logrado impactar y mejorar el camino de las pacientes para acceder a un diagnóstico, a los servicios y a los diferentes tratamientos.
“Roche tiene el privilegio de ser la compañía que abrió el camino de la terapia dirigida en cáncer de mama HER2 positivo. En los últimos 15 o 20 años hemos liderado el tratamiento con un enfoque que nos acerca a la cura de este tipo de cáncer de mama que abarca al menos 15% de las pacientes totales”, explica Soto.
Transformando la salud en la región
Para Hoenger, además de reconocer a la salud como una inversión prioritaria, se debe construir la data como elemento importante para demostrar lo que se dice: “Necesitamos traer más innovaciones y asegurar que los pacientes tengan acceso a las mismas. Para eso se necesitan datos. Apuntamos a que se faciliten los caminos para que los pacientes logren llegar a los tratamientos en una fase temprana de sus enfermedades, así como a trabajar y mejorar las asociaciones con los pacientes para impulsar su mejor evolución”.
El tema del financiamiento es un factor importante. “La OCDE recomienda una inversión entre 6% y 8% del PIB en salud y hoy en Centroamérica tenemos países que invierten menos, como Costa Rica con un 5,6%. Por ello, se requiere una hoja de ruta para poder utilizar esos recursos de forma eficiente, siendo las estrategias digitales el principal camino para lograrlo. En el territorio costarricense ya hay una ruta digital que forma parte de la Política Nacional de Salud dirigida por el Ministerio de Salud en la que Roche colabora”, comenta por su parte Soto.
Otra dimensión vinculada al acceso se asocia a la forma en cómo los sistemas de salud deciden si dar o no un tratamiento a un paciente. En ese caso, la labor de Roche se centra en llevar la información clínica y fármaco-económica a los responsables de tomar decisiones y en poner a disposición los medicamentos requeridos por los pacientes lo más rápido posible. Erradicar las listas de espera se suma a la lista de desafíos a corregir.
Barreras de género
En América Latina, las mujeres representan el 50,8% de la población, pero enfrentan grandes disparidades en atención sanitaria que afectan directamente su calidad de vida y su productividad. Entre los desafíos más críticos se destaca que a menudo postergan su propio cuidado para atender a otros, reciben diagnósticos tardíos o incorrectos en más de 700 enfermedades y enfrentan el “impuesto rosa” al pagar un 18% más en gastos de bolsillo para su atención médica. Estos factores las llevan a vivir un 25% más de tiempo en condiciones de mala salud, particularmente durante sus años productivos, lo cual impacta directamente el PIB de la región.
Las mujeres centroamericanas enfrentan también obstáculos por trabas para la identificación temprana de las enfermedades, el desconocimiento y los temores, junto con falta de entendimiento de cómo navegar en un sistema de salud. “Lo anterior nos obliga a saber manejar cada sistema de salud y apoyar a las asociaciones de pacientes para que conozcan cómo se están brindando los servicios. Se suma otra desventaja a atender, vinculada con el acceso a medicamentos, los cuales pueden tardar hasta cinco años en estar disponibles en el territorio”, comenta el gerente general de Roche Farma para Centroamérica, Caribe y Venezuela,
“El único propósito que tiene Roche es hacer que las innovaciones lleguen a los pacientes. Vamos a seguir trabajando muy fuerte en el concepto de sostenibilidad que nos ayuda a crear esas alianzas con el ecosistema de salud; apostamos por crear la confianza de que es el camino correcto para potencializar las fortalezas de todo a los problemas complejos, por desarrollar nuevas terapias y fortalecer los sistemas de salud, aportando como empresa donde podemos”, agrega.
También reconoce que se debe seguir insistiendo en que los sistemas de salud deben enfocarse en la persona no en los procesos. “Todos somos parte de las soluciones y todos los países del área tienen capacidades complementarias que pueden maximizar el beneficio del paciente, respetando el sistema público y privado”, explica.
Por su parte, Hoenger hace énfasis en la necesidad de reconocer las consecuencias de no hacer lo correcto y necesario en el sector salud. Por ello, Roche América Latina continuará su labor de ser un catalizador de cambio y seguir impulsando mejoras tangibles en la salud de las mujeres en la región, ante el convencimiento de que cerrar brechas es clave para construir un futuro más saludable y próspero para todos.