El país toma medidas para capitalizar sus fortalezas y enfrentar paso a paso la adversidad.
Por Revista Summa
La economía hondureña continúa mostrando fortaleza al denotar una tendencia positiva y niveles superiores a los registrados antes de la pandemia del COVID-19 en la mayoría de las actividades productivas. Esto pese a las secuelas de la crisis sanitaria (desequilibrios entre la oferta y la demanda) y un escenario internacional adverso, caracterizado por la alta incertidumbre y un incremento acelerado en el nivel de precios.
La consolidación del proceso de vacunación, la adaptación de los sectores económicos a los protocolos de bioseguridad y la recuperación parcial de los empleos contribuyen a ese dinamismo, así como el comportamiento favorable de los principales socios comerciales del país.
El Banco Central de Honduras destaca la contribución de la rama de “Intermediación Financiera, Seguros y Fondos de Pensiones”, dados los ingresos por comisiones en servicios de tarjetas de crédito, débito y cambiarios y el mayor margen de intermediación financiera.
El desempeño de la industria manufacturera también ha sido pujante, gracias a mayores ventas en productos textiles destinados a EE. UU., principalmente; así como por la fabricación de plásticos, productos minerales no metálicos (particularmente cemento), productos de metal y producción de otras industrias manufactureras. El augurio es que seguirá por esa senda, dado el interés manifiesto de más de 100 reconocidas marcas internacionales (muchas de maquila textil) y nuevas inversiones esperadas en el sector.
No obstante, todas las posibilidades pueden tambalearse frente a los fuertes pronósticos de una recesión mundial que se definiría en este primer semestre. Los impactos por los altos precios del petróleo, la desaceleración de la producción y el comercio mundial y las medidas que se tomen para sostener o reducir la inflación tendrían secuelas en el crecimiento económico y, por lo tanto, en la generación de empleo.
Además, las exportaciones de mercancías generales podrían desacelerarse, debido, básicamente, a la caída en el precio internacional para la colocación del café por mayor producción en Brasil, lo cual se compensaría en parte por aumentos en el volumen de ventas de aceite de palma y banano.
El panorama no es fácil; con un crecimiento del PIB real que en promedio se mantiene en 3,1%, “Honduras necesita focalizar su política fiscal en atender a los sectores que más lo requieren, en coherencia con la política monetaria, y hacer que esto suceda por varios años ya que no es un asunto de corto plazo. Hay que diseñar políticas coherentes que incentiven el ahorro para que haya más inversión en el país”, detalla el economista Julio Raudales.
Puntos a favor y principales riesgos
- Muchas empresas con operaciones en China, India y otros países están considerando relocalizar sus cadenas de suministro hacia occidente, dando a Centroamérica una oportunidad única que Honduras debe aprovechar, dada su inmejorable localización geográfica.
- Con uno de los crecimientos más robustos de Centroamérica de entre 3% y 4%, y con una liquidez bancaria al mes de octubre de 122.000 millones de lempiras, tiene fondos disponibles para impulsar a los sectores productivos del país.
- La inflación podría ser más difícil de reducir de lo esperado, por la rigidez en los mercados de trabajo o el desanclaje de las expectativas de inflación.
- El impacto de una posible recesión global, particularmente en Estados Unidos, afectaría sensiblemente la economía hondureña. Según el COHEP el PIB trimestral de Honduras presenta una correlación de 0,89 con el PIB trimestral de Estados Unidos.
- La mayor propagación de las nuevas mutaciones del virus del COVID-19.
- El endurecimiento de las condiciones financieras mundiales.
- Inestabilidad social a medida que se incrementa la preocupación por los alimentos y el suministro de energía.