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Piloto costarricense, lista para convertirse en capitán del avión corporativo de Walmart

Abr 6, 2023 | Mujeres, Noticias de Hoy

Revista SUMMA
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Marjorie Blanco: “determinada, luchadora y sin límites”.

Por Carolina Barrantes

¿Quién iba a pensar que una niña de orígenes humildes que nació en Concepción de Aguas Zarcas de San Carlos, un pueblito pequeño en la provincia costarricense de Alajuela, que andaba descalza, jugaba con animalitos, pasaba subida en árboles bajando guayabas y pescaba, iba a convertirse en piloto corporativa de Walmart y hoy día se esté preparando para ascender al puesto de capitán?

Hay quienes dicen que los sueños no se hacen realidad o se dejan llevar por las adversidades que encuentran en la vida, pero Marjorie Blanco es un vivo ejemplo de que cuando se tiene una meta clara, se estudia con dedicación día y noche y se tiene la sabiduría y paciencia para ir paso a paso, las puertas se van abriendo.

La piloto costarricense de 36 años es una de las cuatro profesionales mujeres en ese campo que tiene Walmart en toda su operación – las otras tres están en Estados Unidos-, y hoy sigue capacitándose para lograr nuevas metas y mantenerse en los aires, en un avión, que considera su “lugar seguro”.

Su proceso de crecimiento ha sido largo, lleno de retos, sacrificios, lecciones, lágrimas y alegrías. Comenzó desde que decidió irse a vivir al Valle Central para estudiar turismo e inglés, siempre con la idea en mente de dedicarse a una profesión que la hiciera feliz toda la vida y que de paso, le permitiera apoyar económicamente a su familia.

Luego la llevó a trabajar en tiendas de Café Britt del Aeropuerto Internacional Juan Santamaría y seis meses en Canadá, donde mejoró su manejo del inglés mientras laboraba en un hotel en labores de limpieza.

Blanco estaba destinada a estar cerca de un avión; al regresar a Costa Rica, empezó a laborar en el counter de Sansa, una línea aérea nacional, chequeando pasajeros, y luego evolucionó hasta abrir sus alas como aeromoza, puesto en el que estuvo cinco años, y estudiar la carrera de aviación, algo impensable.

“Soy una persona muy decidida, sin miedo a hacer sacrificios, a luchar, a ir en contra de algunas limitaciones que pone la sociedad o nuestra propia mente. Sinceramente, puedo decir que en su momento tuve susto, pensé en si me animo, si esto es para mí, si tenía que nacer con ese chip, si no lo tenía”, señala la piloto quien ahorró durante años para poder pagarse su estudio y las horas vuelo, y recuerda que incluso viajaba con su maleta en scooter cuando era aeromoza para economizar.

Ser una mujer de retos, no tenerle miedo a trabajar duro y el sacrificar todo para poder lograr su meta de ser piloto, fue lo que le ayudó a esta costarricense a salir adelante en momentos donde no se abrían las puertas y enfrentó duras críticas y palabras de desaliento.

“Crecí en un pueblo pequeñito, soy de una familia de seis hijos; mi papá trabajó construyendo casas y en agricultura, mi mamá ama de casa fue la que se encargó de cuidarnos y educarnos. Yo sé lo que era ver a mi papá salir todos los días con un saco en la espalda donde llevaba sus herramientas y se montaba en una bicicleta y se iba. Nunca he tenido miedo a soñar, siempre he creído en la capacidades que Dios nos da a cada uno; soy una persona que no me gusta limitarme a simplemente estar cómoda aquí y pensar ya tengo lo necesario; siempre he creído que uno puede aspirar a tener un mejor futuro y eso me llevó a soñar, a seguir estudiando”, afirma Blanco.

“Ha sido una gran escuela todo lo que he aprendido en el camino y cada trabajo que pude realizar, lo hice con demasiado amor, porque yo sabía que cada uno me iba a ayudar a llegar al siguiente escalón”, agrega la joven, quien estudiaba día y noche con el fin de sacar las mejores notas de la academia de aviación, con el fin de ganarse un puesto por méritos propios en cuanto saliera una oportunidad, hecho que al final se dio.

Sin límites: de volar un cessna caravan a un learjet

El primer vuelo que hizo Marjorie como piloto fue con la línea nacional Sansa y lo recuerda con mucha emoción. La ruta ida-vuelta hacia Golfito, en la zona sur del suelo costarricense, despegó a las 5 a.m., le permitió ver como nunca el amanecer y supuso una toma de conciencia para ella, al verse ejerciendo las funciones de los pilotos que tanto admiró en su momento.

Blanco estuvo en Sansa durante dos años y luego llegó a una encrucijada: era hora de crecer. Solo tenía dos caminos: aplicar a ser capitana en la misma aerolínea o postularse para volar en una comercial. Aplicó a todo en la línea nacional, Copa, Avianca, Volaris, y todas las puertas se cerraron.

Llegó a estar frustrada y pensó en regresar a su natal San Carlos a cuidar a sus papás y trabajar en lo que pudiera. No obstante, el 2017 le trajo nuevos aires y buenas noticias, cuando fue recomendada para aplicar a un proceso de contratación de piloto corporativo que estaba haciendo Walmart.

Fue una prueba dura: la ejecutaron con los estándares de Walmart Aviation en Estados Unidos, con pilotos de esa nación; incluyó múltiples entrevistas, pruebas técnicas y de manejo del inglés. Marjorie fue la seleccionada de entre 200 pilotos de gran experiencia que aplicaron al mismo puesto.

Blanco está a las puertas de cumplir seis años de carrera como piloto en la compañía y va cada seis meses a entrenamiento al Flight Safety en Atlanta, el cual es un centro especializado de entrenamiento de pilotos de todo el mundo, donde Walmart es uno de los clientes. Señala que fue indescriptible la sensación cuando tuvo la oportunidad de pilotar por primera vez el avión corporativo y todo un reto el volar en los cielos estadounidenses.

“Los aviones de Sansa son muy buenos, son monomotor, muy tecnológicos, uno los disfruta mucho volando, vuela bajito y mucho más lento. Cuando me subí por primera vez al learjet y lo iba a despegar, sentía mucha fuerza y potencia porque era como despegar un cohete, era algo impresionante. Los aviones de Sansa llegan a volar lo máximo a 12 mil pies, estos aviones llegan a subir hasta los 51 mil pies, inclusive casi 10 mil pies más que un avión de aerolínea comercial, y son realmente rápidos, entonces tienen una fuerza impresionante”, explica la piloto.

“Pasar de volar en Costa Rica y reportar en español vertical Bahía ballena, estoy a 10 millas en final, es decir los puntos de la ruta, y ahora estar en Estados Unidos escuchando las comunicaciones de radio que son inglés, es una locura, es un reto súper grande y muy lindo”, añade.

Por más sueños

Este viernes es el Día Internacional del Piloto y Blanco lo celebrará con gran esperanza e ilusión de cumplir nuevas metas y seguir ampliando sus conocimientos como profesional. En octubre próximo culminará el nuevo proceso que prepara a los pilotos para ser capitanes en Walmart.

“Cada día le doy gracias a Dios, lo disfruto como si fuera el primero. Cada día es diferente, no hay un vuelo igual a otro, cada uno tiene situaciones retadoras, también amaneceres espectaculares, atardeceres increíbles, es algo indescriptible. No hay otro trabajo en el que yo hubiera sido tan buena como en este, porque lo disfruto tanto y lo hago con mucha pasión”, afirma la piloto.

Marjorie tiene casi 80 compañeros pilotos en toda la operación de la compañía y espera que su historia de superación inspire a más mujeres a trabajar por sus sueños ya sea en el mundo de la aviación u otro, a pesar de las limitaciones y adversidades que encuentren en el camino.

“Siempre dije “quiero hacer algo que me permita ser feliz por el resto de mi vida”, y eso me motivó a luchar. La fe en Dios y el creer en uno mismo abre la puerta más inesperada en cualquier momento como me sucedió”, exclama la costarricense quien hoy ocupa el puesto de piloto como primer oficial senior.

Blanco tiene casi 3 mil horas de vuelo y más de 10 años en el mundo de la aviación, y al recordar una anécdota en el avión corporativo, se le vino a la mente un aterrizaje reciente que hizo en el Aeropuerto Internacional Juan Santamaría.

“Me marcó el último vuelo hacia el Juan Santamaría. Veníamos ya hacia el final, se veía el inicio de la pista y habíamos sido autorizados para aterrizar. En un momento casi se me sale el corazón porque vimos una nube negra que se acercaba hacia nosotros, eran pájaros. Gracias a Dios no golpeamos ninguno, pero son situaciones de adrenalina que salen inesperadas en este trabajo”, detalla.

K

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