La calificación de 36 sobre 100 coloca a Panamá nuevamente por debajo de la media de la región latinoamericana que es de 43/100.
Por EFE
Panamá se mantiene sin avances en la transparencia y la lucha contra la corrupción, afectado por la vulnerabilidad del sistema de justicia ante las corruptelas, dijo este martes la Fundación para el Desarrollo de la Libertad Ciudadana, capítulo panameño de Transparencia Internacional (TI).
En la última década Panamá ha fluctuado en un promedio de 38 a 35 sobre 100, bajando o subiendo 1 o 2 puntos año tras año en el Índice de Percepción de la Corrupción, cuya edición de 2022 fue presentada este martes por la ONG global.
En la nueva medición Panamá alcanzó la calificación de 36 sobre 100 (siendo 0 lo más opaco/corrupto y 100 lo más limpio/transparente), ocupando la posición 101 entre 180 países en el rango mundial.
«Este resultado indica que la corrupción en el sector público sigue sin ser combatida eficazmente en nuestro país», indicó un comunicado del capítulo panameño de Transparencia Internacional.
Agregó que estadísticamente no es significativo que Panamá haya estado fluctuando en el promedio mencionado, pero que «sí confirma la falta de un verdadero avance institucional en la transparencia y rendición de cuentas del sector público y la certeza del castigo de los actos de corrupción por parte de la administración de justicia».
La justicia panameña está en el ojo del huracán desde hace varios años, cuestionada por lo tardío de sus sentencias y por escándalos que incluyen acusaciones de venta de fallos y presiones políticas contra los magistrados del Supremo, e ineptitud y selectividad por parte del Ministerio Público.
El índice, que mide la corrupción en el sector público de 180 países y territorios de todo el mundo utilizando datos de 13 fuentes externas de expertos mundiales, fue presentado Olga de Obaldía, directora del Capítulo Panameño de TI, y Alonso Illueca, miembro de la Junta Directiva.
La calificación de 36 sobre 100 coloca a Panamá nuevamente por debajo de la media de la región latinoamericana que es de 43/100, indicó De Obaldía.
Explicó que al correlacionar el índice de corrupción con otras mediciones similares ha demostrado que los países con puntuaciones bajas como Panamá tienden a experimentar más amenazas violentas y a ser menos efectivos al enfrentarlas y garantizar la seguridad de sus poblaciones, siendo menos resistentes a las que plantean los grupos delictivos organizados.
De Obaldía añadió que «Panamá no se escapa de estas realidades», ya que la matriz de análisis de TI en relación con los efectos de la corrupción en el sentir ciudadano, «encaja con el hartazgo expresado en la explosión social» registrada en el país entre julio y agosto del 2022.
Destacó que a esto «hay que sumar la vulnerabilidad añadida de un sistema de justicia que sigue demostrando ineficacia en garantizar certeza del castigo y lograr la recuperación de los fondos públicos perdidos en los esquemas de corrupción».
Alonso Illueca, por su parte, analizó los elementos de peligro común con los países que obtuvieron 36 sobre 100 en el índice al igual que Panamá, que, dijo, «dan a entrever la posibilidad latente de una grave crisis social y de escenarios de inestabilidad política, promovida por estructuras corruptas, el crimen organizado y actores autoritarios extranjeros».
Este índice, remarcó Ilueca, «nos deja en compañía, a nivel regional, de Ecuador y Perú, y a nivel global de Kazajistán, Serbia, Sri Lanka, Tailandia, Albania y Turquía, todos con recientes y serios desafíos en materia de conflictos internos e internacionales, y con graves problemas de paz y seguridad».