Canciller panameña llamó a encontrar una «solución compartida» a los flujos migratorios que involucre a toda la región y en especial a Estados Unidos.
Por EFE
La canciller de Panamá, Erika Mouynes, advirtió este martes sobre un posible incremento de la migración irregular con destino a Estados Unidos, hacia donde estimó pueden estar dirigiéndose más de 65.000 personas tras haber atravesado su país.
En una entrevista con Efe al término de una visita que inició este lunes y concluyó este martes a Washington, Mouynes consideró que lo visto hasta ahora «es el comienzo de algo».
«Nosotros venimos sonando la alarma desde hace meses sobre esto y lo que podemos decir ahora es que por los números que vemos (la inmigración) va a incrementar», declaró la jefa de la diplomacia panameña, quien expuso en sus reuniones con las autoridades estadounidenses la preocupación de su país por esta situación.
«Lo que pasa -agregó- es que como (las personas) van a pie es una migración lenta, pero que va a llegar».
Mouynes se pronunció poco después de que estallara una nueva crisis en la frontera entre EE.UU. y México por la llegada masiva en las últimas semanas de inmigrantes, en su mayoría haitianos, que se congregaron en un campamento improvisado debajo de un puente que conecta la localidad de Del Río (Texas) con Ciudad Acuña, en suelo mexicano.
«No puede ser que a Del Rio de la nada le lleguen 10.000 migrantes», dijo, para ilustrar cómo «nadie» está preparado para recibir una migración masiva.
Según la canciller, si por su país han atravesado desde enero pasado más de 86.000 migrantes y en la frontera entre México y Estados Unidos por Texas hay unos 20.000, «significa que hay 65.000 más que están en camino» a territorio estadounidense.
Recordó que, mientras tanto, en la frontera con Colombia hay entre 20.000 y 30.000 personas más esperando para continuar su ruta.
Sólo en la localidad colombiana de Necoclí, alrededor de 17.500 personas esperan por estos días por uno de los 500 cupos diarios establecidos por las autoridades de Colombia y Panamá para ocupar una de las lanchas que les llevan hasta Acandí, la última parada antes de adentrarse en la selva del Darién con rumbo a suelo panameño.
«La decisión de no actuar o no encararlo, no enfrentarlo, no es la correcta, no puede ser una opción, hay que involucrarse ya», sentenció.
En ese contexto, la canciller panameña llamó a encontrar una «solución compartida» a los flujos migratorios que involucre a toda la región y en especial a Estados Unidos.
«La solución compartida es para esta ola migratoria que involucra migrantes de nacionalidad africana, caribeña, hay cubanos, hay haitianos, hay de otros lados», afirmó la funcionaria, para quien es importante adoptar «protocolos homologados» para atender las necesidades de estas personas.
Señaló que en agosto pasado, a instancias de Panamá, tuvo lugar una reunión que congregó a otros nueve países que hacen parte de la ruta migratoria irregular desde Sur hasta Norteamérica y en la que se acordaron una serie de medidas que ahora resta «implementar».
Además, resaltó que su país ha asumido la atención a los migrantes con responsabilidad, ya que ha instituido como prioritaria la atención médica a estas personas, el albergue para los menores no acompañados y las pruebas de detección de la covid-19.
Mouynes se refirió por otra parte a Haití y llamó a los países de la región a «involucrarse directamente» para entender la situación en la nación caribeña.
«Haití es parte de nuestra región», señaló la canciller, quien reclamó «coordinación» de la comunidad internacional para asumir lo que ocurre en ese país como un «problema de todos» y ayudarlo a afrontar «la crisis humanitaria y política que están viviendo».
Consultada sobre la agenda entre Panamá y EE.UU, que no tienen embajador en ese país desde 2018, Mouynes consideró haber transmitido durante su visita la necesidad de contar «lo más pronto posible» con esta figura como un «interlocutor natural» para la relación con su país, que aseguró es reconocido por Washington como un «socio clave» en la región.