La compañía apostará por los vuelos internos en Noruega y los países nórdicos.
Por EFE
La aerolínea de bajo coste Norwegian presentó este jueves un nuevo plan de negocio que incluye eliminar las rutas de larga distancia y concentrarse en los viajes en Europa para garantizar la supervivencia de la compañía.
Norwegian justificó la decisión por sus problemas económicos y por las restricciones de viajes impuestas por la pandemia de coronavirus y la caída de la demanda, que hacen que las rutas de larga distancia dejen de ser rentables a corto y medio plazo.
La compañía apostará por los vuelos internos en Noruega y los países nórdicos y por conectar a estos con los principales destinos en el continente, planeando operar con una flota de 50 aviones este año y de unos 70 en 2022.
«Los viajes internos en Noruega y los vuelos entre el mercado nórdico y el resto de Europa han sido siempre nuestra columna vertebral, y es esta la que formará la base de la futura Norwegian», señaló en un comunicado su consejero delegado, Jacob Schram.
Norwegian pretende reducir su deuda hasta unos 20.000 millones de coronas noruegas (1.939 millones de euros, 2.363 millones de dólares) y obtener hasta 5.000 millones más (485 millones de euros, 591 millones de dólares) a través de una nueva emisión de acciones y otras formas de capital propio.
«La compañía ha recibido interés concreto para participar en la emisión. Norwegian ha enviado recientemente una nueva comunicación al Gobierno noruego sobre una posible participación estatal basada en el nuevo plan de negocios», afirmó Schram.
Como consecuencia de la eliminación de los vuelos de larga distancia, se ha informado a las filiales de Italia, Francia, Reino Unido y Estados Unidos, cuyos empleados trabajan sobre todo en esas rutas, comunicó la compañía.
Norwegian atraviesa una difícil situación financiera desde hace años, agravada en 2019 por la prohibición temporal de vuelo de los Boeing 737 MAX y los problemas con los motores Rolls Royce, y agudizada con la crisis del coronavirus.
La aerolínea logró a mediados de diciembre el apoyo de sus accionistas a su plan de reestructuración, que incluye emisión de nuevas acciones y conversión de deuda, después de haber recibido el visto bueno de los tribunales irlandeses y noruegos a un doble proceso de reestructuración que asegure su supervivencia.
Norwegian ya había evitado en mayo la quiebra tras lograr el respaldo de acreedores y accionistas a un plan para convertir 12.700 millones de coronas (1.163 millones de euros/1.404 millones de dólares) de deuda en acciones.
Ello le permitió acceder a una ayuda estatal de 3.000 millones de coronas (275 millones de euros/332 millones de dólares), la mitad del total de un paquete al sector aéreo noruego.