A miles de mujeres en El Salvador, le es casi imposible conseguir un crédito en el sistema bancario.
Por EFE
Lucía es una joven salvadoreña que obtuvo fondos de un banco comunitario para emprender un negocio propio que consiste en una pequeña tienda con productos básicos, con esto ha logrado independencia económica, ayudar a su familia y empoderamiento.
A Lucía Guevara, como a miles de mujeres en El Salvador, le es casi imposible conseguir un crédito en el sistema bancario por no tener un trabajo que les brinde las prestaciones de ley establecidas.
Por ello, la joven es parte de una iniciativa de bancos comunitarios que se impulsa en el municipio de Suchitoto, a 47 kilómetros de San Salvador, y con el que cientos de mujeres han logrado emprender algún tipo de negocio.
Lucía prestó 150 dólares (138,15 euros) y debe pagar al año un 10 % de interés. Su madre, Ángela Rivera, también es parte del proyecto, le brindaron un crédito de 200 dólares y se metió al negocio de crianza de pollo.
En el corredor de su casa, en la comunidad Apolinario Serrano -zona rural- en Suchitoto, Ángela tiene unas 45 gallinas y pollos.
Lucía también es parte de un proyecto de comités de ahorro, donde las mujeres interesadas dan una cierta cantidad de dinero, el cual va a un fondo y luego de un año el dinero ahorrado les es entregado a cada una de las participantes.
LOGRAR INDEPENDENCIA
María Inés Enamorado y Rosa Lidia Hernández, habitantes de zonas rurales de Suchitoto, son beneficiarias y lideresas en sus comunidades. Ellas supervisan los bancos y comités de ahorro en sus lugares a través de la organización comunal.
María Inés aseguró a EFE que «es muy importante la organización porque se les explica a las mujeres en qué invertir el dinero y se les dice que tienen que ser responsables con el pago del crédito».
Las mujeres beneficiarias pagan el 10 % de intereses en un año y al completar ese tiempo pueden solicitar otro préstamo, que va desde los US$50 a los US$500.
«Es un buen beneficio para que las mujeres no dependan del esposo y que lo inviertan en una iniciativa económica», dijo la mujer.
Los emprendimientos de negocios consisten en tiendas, venta de ropa o comida, venta de tortillas de maíz y otros rubros relacionados a la agricultura y ganadería.
«La experiencia es buena porque las mujeres han podido invertir en sus negocitos de minitienda o venta de ropa», comentó a EFE Rosa Lidia.
Los fondos para los créditos vienen de la cooperación de organizaciones no gubernamentales internacionales y se cuenta con el apoyo de entidades salvadoreñas.
Una de esas ONG es la Asociación para el Desarrollo de El Salvador (Cripdes), una entidad no gubernamental comunitaria con casi 40 años de existencia.
Su presidenta, Lorena Martínez, explicó a EFE que es «imposible que las mujeres obtengan un crédito en un banco», por lo que la iniciativa de bancos comunitarios ha sido una alternativa incluyente.
«Estas mujeres (las beneficiarias) no son obreras, porque no trabajan en una fábrica, no son empleadas públicas, son mujeres de las comunidades rurales, son campesinas, que quieren tener economía y quieren saber cómo administrar económicamente un recurso que tengan en sus manos», apuntó.
Señaló que el proyecto de bancos comunitarios y comités de ahorro también se implementa en comunidades de las localidades de La Libertad, Chalatenango, El Paisnal y Aguilares.
María Gladys López, otra lideresa de Suchitoto, comentó a EFE que en Suchitoto existen al menos 20 bancos comunales y que han tenido apoyo de países como España.
DIFICULTAD PARA ACCEDER A PRODUCTOS FINANCIEROS
Lourdes Molina, economista senior del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), aseguró a EFE que en El Salvador, «en términos generales, sí hay un serio desafío en cuanto al acceso de las mujeres en los productos financieros», préstamos, seguros y cuentas de ahorro.
De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Acceso y Uso de Productos y Servicios Financieros 2022 del Banco Central de Reserva, un 88,8 % de los ciudadanos entrevistados dijo no haber obtenido un préstamo o crédito en los últimos 12 meses, del total de encuestados el 51,9 % eran mujeres.
Molina explicó que «un desafío en sí es la inclusión financiera en términos generales, pero incluso es más marcado en el caso de las mujeres, lo que se debe a varios factores estructurales».
En primer lugar, detalló, «las mujeres tienen menos oportunidades económicas que sus pares hombres y eso va marcado desde su participación en el mercado laboral».
«En El Salvador hay más mujeres fuera del mercado laboral que hombres, para los hombres es más fácil incorporarse en el mercado laboral», señaló.
El otro desafío, según la experta, es «cómo las mujeres logran ingresar al mercado laboral, porque cuando lo logran hacer usualmente es en empleos informales, en trabajos que son vulnerables que no tienen acceso a la seguridad social y mal pagadas, en sectores con menos niveles de productividad que en los usualmente se desenvuelven los hombres».
Molina también señaló que otra de las razones por las que las mujeres en El Salvador no se insertan al mercado laboral es «justamente porque son quienes tienen que asumir los trabajos domésticos y de cuidado sin ninguna remuneración».