La adquisición ayudará a sus clientes a lograr una visión «más integral» de las amenazas globales a sus negocios.
Por EFE
El gigante estadounidense del software Microsoft anunció este lunes que ha alcanzado un acuerdo para comprar la empresa emergente de ciberseguridad RiskIQ, una operación de la que no se detalló la cuantía.
En una entrada en el blog corporativo, el vicepresidente de la compañía para seguridad en la nube, Eric Doerr, explicó que la adquisición ayudará a sus clientes a lograr una visión «más integral» de las amenazas globales a sus negocios.
«RiskIQ ayuda a los clientes a conocer y evaluar la seguridad de toda su compañía, en la nube de Microsoft, AWS, otras nubes y en su cadena de suministro», apuntó Doerr.
Según el vicepresidente para seguridad en la nube, la experiencia de RiskIQ en este sector ayudará a las empresas a identificar y poner remedio a sus activos más vulnerables antes de que los cibercriminales puedan atacarlos.
RiskIQ, con sede en San Francisco, fue fundada en 2009.
La semana pasada, Microsoft hizo un llamamiento a los usuarios del programa Windows para que instalasen de forma inmediata una actualización, después de que investigadores de seguridad de la compañía encontraran una grave vulnerabilidad en el sistema operativo.
La falla de seguridad afecta a los sistemas operativos Windows 7 y Windows 10, fue bautizada como PrintNightmare y amenaza al servicio de cola de impresión del programa más usado en el mundo.
El error se produjo después de que una empresa de ciberseguridad publicara accidentalmente una guía sobre cómo explotar vulnerabilidades en el servicio.
En mayo de este año, una de las mayores redes de oleoductos de EE.UU., operada por la empresa Colonial, fue víctima de un ciberataque, lo que puso de relieve la vulnerabilidad de las infraestructuras clave, que en muchas ocasiones no mantienen sus sistemas al día con las últimas actualizaciones de seguridad.
El ataque, perpetrado por piratas informáticos de la organización Darkside ubicada en Rusia, obligó a la compañía a detener sus operaciones durante cinco días, lo que generó escasez en el suministro de combustibles en gran parte del sureste de EE.UU., puesto que Colonial abastece el 45 % del consumo en la costa este del país.