La concientización de un futuro más verde se arraiga profundamente en el tejido empresarial mundial y nuestra región no es la excepción.
Por Luis Solís
Llevamos muchos años de hablar sobre la importancia de que los negocios operen de manera sostenible para proteger el planeta y el futuro de la sociedad. En ese marco, un concepto que viene tomando fuerza es el de la ecoinnovación.
¿De qué trata exactamente? La también llamada “innovación ecológica” consiste en el desarrollo de productos y formas de trabajar que contribuyan al desarrollo sostenible, es decir, aprovechar los recursos que nos da el planeta, pero asegurándose de que se regeneran para mantenerlos en un nivel adecuado.
La ecoinnovación promueve el desarrollo constante de ideas relacionadas con las nuevas tecnologías y su aplicación al desarrollo sostenible para conseguir así aprovechar todos los recursos que se tiene a disposición sin dañar el medio ambiente.
“Es mucho más que lanzar un nuevo producto o servicio teniendo en cuenta el uso eficiente de los recursos y minimizando el impacto sobre el planeta. La ecoinnovación tiene en cuenta aspectos como la estrategia, el diseño de procesos y la relación con los proveedores y clientes. Así, muchas empresas ven este concepto como una forma de diferenciarse de las demás, pero también de reducir costos, evitando el malgasto de energía durante todo el proceso o la utilización de determinadas materias primas”, señala Sebastián Rovira, oficial de Asuntos Económicos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Cita como ejemplo que usar un menor número de materiales en el embalaje genera un margen de beneficio mayor que permite ahorrar costes e incluso bajar los precios. “Eso, unido a una estrategia de branding que ponga en valor la importancia del medio ambiente para la compañía puede ser una táctica empresarial a largo plazo”, destaca.
¿Qué significa ser una empresa ecoinnovadora?
Independientemente de cuál sea su tamaño, las organizaciones comprometidas con esta estrategia de negocio se enfocan en la innovación, orientándola hacia la diferenciación de mercado y la sostenibilidad ambiental. De tal forma, logran mejorar la eficiencia en el uso de los recursos y satisfacer los procesos productivos con menores insumos de materiales y energía; minimizan el deterioro ambiental gracias al menor uso de recursos naturales y a una menor contaminación y, generan nuevas demandas de servicios y productos que se traducen en nuevas fuentes de empleo y emprendimiento, según la escuela de negocios CESA.
La ecoinnovación propone una visión más global de la sostenibilidad, incluyendo cambios de las funcionalidades de los nuevos productos y también en el modelo de negocio. De modo que, no solo se reduzcan los impactos ambientales sino también los impactos sociales. En este sentido, las empresas promueven el uso de técnicas amigables con el ambiente (ecofriendy) y de cero desperdicios (cero waste). Además, suelen seleccionar proveedores, de preferencia locales, que ofrezcan insumos orgánicos y ecológicos de calidad, lo cual propicia otros beneficios económicos para las comunidades.
LOS RETOS QUE ENFRENTAN LAS EMPRESAS DE LA REGIÓN
- Baja conciencia sobre el impacto ambiental.
- Dificultades para el acceso a financiamiento e inversión.
- Incertidumbre asociada a los costos, tiempos de ejecución y resultados de largo plazo de los nuevos procesos relacionados con la mitigación del impacto ambiental.
- Necesidad de capacitar adecuadamente al personal.
- Limitado acceso a la información, el conocimiento y la tecnología.
- Baja capacidad para responder a una regulación más estricta.
- Barreras para participar en los mercados de bienes verdes y cadenas de valor mundiales que tienen una alta demanda de recursos financieros.