Sin importar los años que lleve una empresa en el mercado, poder adaptarse a los nuevos tiempos es clave para el éxito.
Por Alejandra Soto y Luis Solís
La pandemia debería ser considerada como una gran oportunidad para encontrar mejores y más eficientes formas de hacer las cosas y alcanzar resultados, según los especialistas. Es precisamente en las crisis cuando la resiliencia cobra relevancia, es decir, la capacidad que tiene una organización de ajustarse o adaptarse a las circunstancias, transformando las nuevas condiciones de su entorno en oportunidades de mejora e innovación para garantizar su continuidad.
“La resiliencia empresarial es de suma importancia. No desarrollarla simplemente es una condena al fracaso en el mediano plazo. La mejor forma de practicarla en los negocios es ser capaz de ver claramente el nuevo entorno, entender las ventajas y los riesgos que implica y cómo se pueden hacer las cosas de manera diferente. Hoy en día lo único que es constante es el cambio y las únicas organizaciones que permanecerán en el tiempo son aquellas capaces de responder efectivamente a él”, destaca Margarita Mendoza, directora de la consultora Diestra.
No obstante, Pablo López Lecce, consultor internacional de ADEN Business School, opina que en la actualidad esa condición no es suficiente. También hay que crear y descomponer estructuras, dar seguridad en medio del cambio y gestionar las emociones, sin dejar de aprender, desarrollarse y crecer ante las dificultades.
“Al igual que los pilotos de un avión, los líderes de las empresas deben entrenarse para poder enfrentar turbulencias. Para el piloto, la gran dificultad de encontrarse con una ‘turbulencia en aire claro’ es su invisibilidad, ya que suele presentarse en ausencia de nubes, de manera inesperada y repentina, por lo que prácticamente no da tiempo de tomar medidas para superarla. Por eso, periódicamente deben pasar por un simulador de vuelo que pone a prueba sus destrezas. Algo similar viven los líderes empresariales al enfrentar las ‘nuevas normalidades’, donde un día se avanza y se libera un poco la cuarentena y al siguiente se vuelve a la fase anterior. Ellos también deberían experimentar en simuladores de negocios”, relata.
Capacidad de adaptación
La flexibilidad y adaptabilidad de los modelos de negocio se ha vuelto una condición básica en este entorno VUCA+I (volátil, incierto, complejo, ambiguo e interconectado, por sus siglas en inglés). Los cambios llegaron para quedarse, por lo que ya no basta con hacer el tradicional planeamiento estratégico a fin de año.
“Es importante pensar cómo debería funcionar la empresa de cara a lo que se viene y, sobre todo, pensar qué haría alguien si quisiera montarle competencia. Es decir, mirar el modelo de negocio como lo miraría un emprendedor de nueva generación”, destaca López Lecce.
Además de identificar y comprender los comportamientos que definen la realidad de nuestro tiempo, hay que entender qué otras demandas surgen de los nuevos hábitos para definir oportunidades a capitalizar.
“Monitorear de cerca los cambios en los patrones de comportamiento es y continuará siendo importante, sobre todo identificando los hábitos o prácticas que no son coyunturales sino transformaciones permanentes de la demanda”, agrega Mendoza.
Así lo han entendido un número importante de empresas de América Central, que reiteran su compromiso de largo plazo con la región, protegen a su talento y retan su ingenio para encontrar vías que permitan la recuperación económica y el desarrollo sostenible.
Características comunes de las empresas con trayectoria
- Han desarrollado estrategias claras pero flexibles para alcanzar sus objetivos en el mediano y el largo plazo.
- Entienden que el capital humano es el más importante e invierten en capacitación, de forma constante.
- Desarrollan las habilidades blandas de su personal, lo entrenan con las últimas técnicas y herramientas con enfoque práctico, sin dejar de contemplar temas claves: entornos VUCA, innovación, trabajo colaborativos, negociación y resolución de conflictos, liderazgo, coaching, mentoring, comunicación, transformación digital, dirección estratégica.
- Están en constante búsqueda del crecimiento, a través del desarrollo de nuevos productos y servicios que les permiten seguir vigentes en sus mercados ante las nuevas demandas de sus clientes.
- Realizan un análisis constante de su modelo de negocios, más que una planificación estratégica.
- Cuentan con modelos de negocios que impulsan la ampliación en áreas complementarias, permitiéndoles un crecimiento vertical que ofrece economías de escala. Han entendido que no basta tener el mejor producto o servicio si el cliente no percibe valor, por lo que
- Cuidan el servicio al cliente, los círculos de calidad y la responsabilidad social y ambiental. Esos aspectos que se ven como una inversión, no como un gasto.
- Están convencidas de la importancia del marketing y lo aplican activamente.
- Reaccionan rápidamente ante cambios en el contexto, ya sea político, social, económico o de comportamientos de los consumidores.
- Se reinventan, constantemente.
Lecciones que ha dejado la pandemia
- La principal lección es que muchas no estaban preparadas para enfrentar un entorno VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo) donde la pandemia fue un desencadenante para que muchas empresas hicieran lo que venían postergando.
- La mayoría aprendió que debía capacitar: a su fuerza de ventas para vender por medios no presenciales, a todo su personal para trabajar en remoto desde sus hogares, a romper la estructura de días y horarios de trabajo, a sus directivos en liderazgo y motivación a innovar, y el más importante de todos, a reinventarse.
Los secretos de los líderes imprescindibles
Siempre hay personas que permanecen a flote en cualquier crisis, incluso en la más global que hemos vivido nunca. Se diría que son imprescindibles. No son superhéroes, tan solo hombres y mujeres que han entrenado una serie de habilidades. ¿Cómo lo consiguen?
No les asusta la responsabilidad. Al contrario, siempre están dispuestos a asumirla y dejan claro que se puede contar con ellos. No significa que tiendan a sobrecargarse de trabajo, sino que son capaces de gestionar personas y delegar responsabilidades con la certeza de que serán respaldados por sus equipos y que gracias a ellos podrán llevar a buen puerto los propósitos empresariales.
Viven en formación constante. Trabajan cada día para incrementar sus conocimientos, y no solo los relacionados con su campo laboral. Su amplia curiosidad alimenta la creatividad necesaria para adoptar nuevas ideas, ejecutar acciones polivalentes, descubrir nuevos mercados y estar atentos a todo aquello que puede ofrecerles el mundo cambiante en el que vivimos.
Son proactivos. No les basta con limitarse a hacer bien su trabajo, también proponen soluciones antes de que aparezcan los problemas. No es que sean visionarios, es que jamás se acomodan y siempre buscan nuevas formas de ganar clientes o de ahorrar costes a su empresa.
Tienen valores. Las empresas, como la sociedad entera, están necesitadas de personas que generen confianza a su alrededor, que inspiren a los demás, que fomenten las buenas relaciones, que sean respetuosos con la diversidad y las capacidades de cada uno y se comporten de manera justa y honesta. Nadie que incumpla estos requisitos podrá tener éxito a largo plazo.
Saben gestionar sus emociones. Una persona que ha trabajado su autoconocimiento y el manejo de sus emociones es capaz de comunicarse abierta y sinceramente, escuchar, empatizar, ser realista, negociar o decir sí cuando es posible y no (o todavía no) cuando resulte necesario. Tienen otra gran cualidad: no se consideran imprescindibles.