El 10% más rico capta el 34,2% del ingreso total, mientras que el 10% más pobre solo alcanza el 1,7%, alertó hoy la CEPAL.
Por Revista Summa
En su informe anual Panorama Social de América Latina y el Caribe 2025: Cómo salir de la trampa de alta desigualdad, baja movilidad social y débil cohesión social, presentado hoy, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) advierte que la concentración del ingreso sigue siendo extrema en América Latina, ya que el 10% más rico capta el 34,2% del ingreso total, mientras que el 10% más pobre solo alcanza el 1,7%, aunque esta es solo una de las dimensiones en las que se manifiesta la desigualdad en la región, al tratarse de un fenómeno estructural y multidimensional, recalcó el organismo regional de las Naciones Unidas.
Si bien muestra una lenta tendencia a la reducción, el coeficiente de Gini promedio de América Latina y el Caribe es el más alto de todas las regiones del mundo -solo inferior a una subregión de África (África Subsahariana)- y supera en 14 puntos porcentuales al de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), dice la CEPAL.
“En la CEPAL hemos identificado siete factores principales que generan la trampa de alta desigualdad, baja movilidad social y débil cohesión social, de los cuales cinco se analizan en el Panorama Social de este año. En consistencia con esto, proponemos cinco estrategias para salir de esta trampa: reducir la desigualdad educativa; crear empleos de calidad; avanzar en la igualdad de género y la sociedad del cuidado; enfrentar la discriminación y el irrespeto a los derechos humanos de las personas con discapacidad, Pueblos Indígenas y personas migrantes; y seguir fortaleciendo la institucionalidad social y su financiamiento. América Latina y el Caribe tiene que redoblar sus esfuerzos para salir de esta trampa y cumplir con los compromisos acordados recientemente en la Segunda Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social. La CEPAL seguirá apoyando a los países a través de su Conferencia Regional sobre Desarrollo Social de América Latina y el Caribe”, afirmó José Manuel Salazar-Xirinachs, Secretario Ejecutivo del organismo regional, quien presentó el informe en conferencia de prensa.
Pobreza monetaria y multidimensional
El Panorama Social de América Latina y el Caribe 2025 informa que el 25,5% de la población latinoamericana (162 millones de personas) se encontraba en situación de pobreza por ingresos en 2024, lo que significa una disminución de 2,2 puntos porcentuales respecto de 2023 y de más de 7 puntos porcentuales en comparación con 2020, en plena pandemia de COVID-19. De esta forma, la incidencia de la pobreza monetaria observada en 2024 en la región constituye el valor más bajo desde que hay datos comparables.
Por su parte, la pobreza extrema afectó al 9,8% de la población (62 millones de personas) en 2024, lo que representa 0,8 puntos porcentuales menos que el año anterior, pero 2,1 puntos porcentuales por encima de la tasa registrada en 2014, cuando se alcanzó el nivel más bajo de las últimas tres décadas.
La reducción de la cantidad de población en situación de pobreza a nivel regional en 2024 se explica principalmente por los resultados de México y, en menor medida, de Brasil. Para 2025, la CEPAL proyecta una leve reducción de la pobreza debido a las limitadas perspectivas de crecimiento regional.
Según las mediciones del organismo regional de las Naciones Unidas, también se ha registrado un descenso de la pobreza multidimensional, que pasó del 34,4% de la población de América Latina en 2014 a 20,9% en 2024, principalmente gracias a los avances en materia de vivienda y servicios. La pobreza multidimensional afecta más a las niñas, niños y adolescentes y a quienes viven en zonas rurales. Las mujeres también presentan mayores niveles de privación individual que los hombres: por cada 100 hombres con privación multidimensional hay 122 mujeres en la misma situación.
Dimensiones de la desigualdad en la región
El Panorama Social de América Latina y el Caribe 2025 presenta una nueva metodología: el índice bidimensional de desigualdad de oportunidades educativas para la región, que combina cobertura con resultados de aprendizaje. Aunque este índice disminuyó en casi todos los países de la región, el promedio de América Latina más que duplicaba al de la OCDE en 2022, lo que genera obstáculos para la movilidad social intergeneracional en la región, dice la CEPAL.
En términos de cobertura, se subraya, por ejemplo, que el 28% de los jóvenes de 20 a 24 años no había terminado la secundaria en 2023 en América Latina, con una brecha de 37 puntos porcentuales entre quintiles extremos de ingresos. Por otra parte, en términos de rezago y segregación educativa, el 71,2% de los estudiantes de 15 años no alcanzó en 2022 competencias básicas en matemáticas (86,7% en el cuartil socioeconómico inferior y 47,3% en el superior), y el 77% de los estudiantes de 15 años de escuelas públicas de la región no logró el nivel mínimo en matemáticas, frente al 46% de escuelas privadas (PISA 2022).
Por ello, una de las estrategias que sugiere la CEPAL para salir de la trampa de alta desigualdad, baja movilidad social y débil cohesión social, plantea invertir en la primera infancia; universalizar la educación secundaria; prevenir el abandono escolar; implementar políticas de inclusión de grupos desfavorecidos; priorizar el desarrollo de competencias en el currículo, y fortalecer el papel de los docentes, entre otras medidas.
Del mismo modo, la región enfrenta un mercado laboral poco dinámico, segmentado y excluyente, con alta informalidad, que afecta al 47% de las y los ocupados de la región. Estimaciones indican que la formalización podría reducir tanto la pobreza entre las y los ocupados (del 14,9% al 8,6%) como la desigualdad (del 0,472 al 0,406 en el coeficiente de Gini de los ingresos laborales). Por lo tanto, una segunda estrategia para escapar de la trampa es la creación de empleos de calidad, combinando políticas de desarrollo productivo, mercado laboral, institucionalidad laboral, y protección social y sistemas de cuidados.
La CEPAL también advierte que la sobrecarga de trabajo no remunerado limita la participación de las mujeres jóvenes en la educación, el mercado laboral, la esfera pública y política, y el tiempo de descanso, por lo que avanzar en la igualdad de género y la sociedad del cuidado es otra potente estrategia para superar la trampa de alta desigualdad, baja movilidad social y débil cohesión social.
Asimismo, las personas con discapacidad, los Pueblos Indígenas y las personas migrantes enfrentan mayores barreras para acceder a la educación y para su inclusión laboral. Por ejemplo, menos del 40% de las personas con discapacidad de 15 a 59 años forma parte de la fuerza de trabajo en comparación con el 75% de las personas sin discapacidad de esa edad.
Gasto social en América Latina y el Caribe
Finalmente, la publicación informa que en 2024 el gasto social del gobierno central alcanzó el 11,6% del PIB en América Latina, y 11% del PIB en el Caribe, niveles muy similares a los registrados en 2023.
En la región, el gasto público social per cápita alcanzó un promedio de 1.326 dólares en 2024, un incremento de 2,9% respecto de 2023, superando los niveles prepandemia, pero con importantes diferencias entre subregiones y países.
En América del Sur, el gasto social per cápita se redujo en promedio 1,4% en 2024, a diferencia del incremento de 3,5% en 2023. En Centroamérica, México y República Dominicana el gasto social per cápita aumentó 4,1% en promedio en 2024, reforzando la tendencia al alza de 2,6% en 2023, mientras que en el Caribe hubo una gran expansión del gasto social per cápita en 2024, con un aumento de 7%.
Si bien el informe destaca el fortalecimiento de la institucionalidad social (entre 1995 y 2025 aumentó de 10 a 23 el número de países con Ministerio de Desarrollo Social), el avance es aún insuficiente. Una estrategia clave para salir de la trampa de alta desigualdad, baja movilidad social y débil cohesión social es robustecer las capacidades institucionales técnicas, operativas, políticas y prospectivas (TOPP) de las instituciones encargadas de las políticas sociales de los países, así como el financiamiento para estas políticas, concluye la CEPAL.

