Honduras necesita invertir en su red hospitalaria para que los nosocomios de sus dos principales ciudades no sean saturados por enfermos de otras regiones.
Por EFE
Honduras necesita de un nuevo modelo de salud que permita invertir en toda su red hospitalaria y que los recursos económicos no aparezcan solo cuando hay emergencias, como la pandemia de COVID-19, dijo a Efe este miércoles la exrectora de la Universidad Nacional Autónoma (Unah) Julieta Castellanos.
«Creo que es el momento de que se mire hacia un nuevo modelo de salud, que haya una profunda rectificación, que se revierta la actual situación y que el Estado vuelva a tener la responsabilidad del sistema» sanitario, subrayó la también socióloga e investigadora hondureña, en entrevista vía Zoom.
LA SALUD NO HA SIDO PRIORIDAD EN HONDURAS
Precisamente por el deficiente sistema sanitario que siempre ha tenido el país, la pandemia de COVID-19 ha dejado una alta incidencia de muertos, que desde marzo suman 1.515, mientras que los contagios ascendieron el martes a 48.404.
Castellanos cree que el sector salud no ha sido prioritario para los gobernantes, por lo que «debería de haber un gran movimiento en el país para que se replantee, para que surja un nuevo modelo de salud y exija el fortalecimiento de la Secretaría de Salud».
La socióloga, quien fue rectora de la máxima casa de estudios entre 2009 y 2017, conoce mucho del sistema sanitario nacional, principalmente del Hospital Escuela, el más importante del país, que desde julio de 2012 hasta 2018 estuvo bajo la administración de la Unah, impulsando importantes mejoras en el nosocomio estatal.
Honduras necesita invertir en su red hospitalaria para que los nosocomios de sus dos principales ciudades no sean saturados por enfermos de otras regiones, como ha venido ocurriendo desde hace muchos años, y se ha acentuado con la pandemia, enfatizó la exrectora, quien entre 2016 y 2017 abogó por reformas en todo el sistema sanitario, pero el Parlamento ignoró su iniciativa.
ESTRUCTURA SANITARIA DESPLOMADA
La pandemia de COVID-19 en Honduras se comenzó a expandir en marzo, con una estructura hospitalaria que estaba «totalmente desplomada», indicó Castellanos.
Además, recordó que cuando fue rectora y el Hospital Escuela estuvo bajo la administración de la Unah, «en cinco años nunca tuvimos aumento de presupuesto para mejora de la infraestructura y la ampliación de los servicios» de ese centro, al que a diario llegan enfermos remitidos de nosocomios del sur, centro y oriente del país, que no disponen de todo lo necesario.
El Hospital Escuela, con una capacidad instalada de 1.100 camas, para atender a pacientes de todo tipo, no solo enfermos con COVID-19, es el último de su magnitud construido por el Estado de Honduras, a finales del decenio de los años 70 del siglo pasado.
Algo similar al Hospital Escuela, que recibe enfermos del centro, sur y oriente del país, sucede con el Mario Catarino Rivas, de San Pedro Sula, en el norte, al que llegan pacientes remitidos de comunidades del occidente, norte y Caribe.
Los dos hospitales de las ciudades más importantes de Honduras, Tegucigalpa y San Pedro Sula, que juntas suman una población que supera los 2,5 millones de habitantes, han venido trabajando con muchas carencias, no de ahora, en gran medida por la insuficiencia de nosocomios en el resto del país.
PRESUPUESTO SOLO HAY EN EMERGENCIAS
Castellanos considera que en el sistema sanitario de Honduras ha habido una «descoordinación histórica» que no ha permitido fortalecer los hospitales regionales, para evitar que pacientes del interior tengan que ser dirigidos al Hospital Escuela y el Mario Catarino Rivas, y que éstos puedan brindar un mejor servicio.
Cuando recién comenzaba la emergencia por la COVID-19, autoridades sanitarias decían que había hospitales del interior que tenían suficientes camas, pero faltaban médicos y equipo, de modo que la pandemia fue recibida con un alto nivel de carencias, recordó la exrectora universitaria.
En muchas ocasiones, los Gobiernos han alegado carencia de recursos para asignarle un mayor presupuesto a la Secretaría de Salud para mejorar la red de hospitales, lo mismo que a la cartera de Educación, pero sí ha sobrado dinero para Defensa y Seguridad.
«Lo raro es que, y esto es una queja, los fondos aparecen, por millones, cuando hay una emergencia», subrayó Castellanos.
Cuando se aprueba algún incremento al presupuesto de la Secretaría de Salud por lo general es para aumentos salariales a profesionales del sector, los que muchas veces son contratados sin que los hospitales dispongan de recursos económicos.
Eso obliga, según explicó Castellanos, a que se empiece a pagar al personal médico con fondos de los destinados para mantenimiento del equipo del nosocomio, que al ser descuidado se destruye.
Con la pandemia de COVID-19 se han desembolsado cantidades millonarias de dinero que, lamentablemente para los hondureños, se han manejado sin rigurosos controles y se ha incurrido en malas compras de equipo y materiales, en operaciones salpicadas por denuncias de corrupción hechas por organizaciones de la sociedad civil.
MAL MANEJO DE LA PANDEMIA Y MALAS COMPRAS
La ministra de Salud, Alba Consuelo Flores, considera que la pandemia ha sido bien manejada por la cartera a su cargo, aunque haya sido la última en enterarse de algunas compras que, sin autorización suya, hizo Inversión Estatal de Honduras (Invest-h), como siete hospitales móviles, en Turquía, a un coste de casi 48 millones de dólares, de los que solo han llegado dos.
La estatal Invest-h está siendo investigada por el Ministerio Público luego de las denuncias de organizaciones de la sociedad civil sobre compras de equipo y materiales en las que supuestamente hubo corruptela.
Castellanos indicó que las «grandes dudas» sobre el mal manejo de la pandemia le comenzaron a surgir cuando trascendió que se estaban adquiriendo alrededor de 1.500 ventiladores, algunos comprados y otros donados, para camas de unidades de cuidados intensivos, sin planificación y coordinación.
A eso se sumaron la corrupción en las compras, por los mecanismos que se usaron, «al margen totalmente de la Ley de Contratación del Estado», por parte de Invest-h, «una institución que supuestamente tiene una gran experiencia en este tipo de compras».
«Pero no solamente compraron insumos inapropiados en cantidades que no procedía, sino que también se hizo fraude en las compras. Entonces, todos estos elementos se suman a los resultados que hemos tenido en la última fase de la pandemia», recalcó Castellanos.
En opinión de la exrectora, luego de cinco meses de pandemia de COVID-19 se ha podido constatar que «hubo un desconocimiento bastante amplio de los que tomaron decisiones, o los que las tomaron no escucharon ni pidieron las recomendaciones de médicos, epidemiólogos, virólogos, quienes debieron ser las primeras líneas de conocimiento y de sugerencia de cómo abordar esta pandemia».