Por Peter Unmüssig, director general de la desarrolladora alemana Unmüssig
Guatemala es un país de muchas cualidades, con una economía fuerte y dinámica. Por eso, como inversionista extranjero dedicado a la industria de la construcción, he apostado en los últimos diez años en el mercado inmobiliario local. Tanto desde mi perspectiva, así como datos de estudios técnicos de la industria, confirman que este sector atraviesa por un buen momento.
El clima de negocios muestra que esta es una de las actividades económicas más constantes y sostenibles a lo largo del tiempo, con una participación promedio entre el 4% al 5% del PIB, de acuerdo con la Cámara Guatemalteca de la Construcción (CGC).
Esta tendencia lo coloca en el cuarto lugar dentro de las principales actividades económicas del país. A este escenario, añado que el Índice de Confianza del sector construcción – medido por la CGC- se situó en 78.23 puntos en noviembre del 2024. Esto indica que, a pesar de que hubo un decrecimiento, las expectativas han mejorados y se prevé una recuperación del sector y un crecimiento importante para el 2025.
Salta a la vista el crecimiento vertiginoso en edificaciones verticales que ha tenido la ciudad capital. Aparte de que me gusta el país y su gente, por razones personales como de amistad, decidí aportar mi conocimiento y experiencia desde Unmüssig, un grupo empresarial con el que hemos contribuido en la transformación urbana de nuestro país, Alemania, y ahora en Guatemala, con la firma Impulsa.
En conjunto, hemos invertido en conjunto un estimado de US$50 millones en cinco proyectos inmobiliarios destinados a la vivienda vertical con un retorno de inversión positivo.
Sin duda, hay condiciones adversas. La encuesta empresarial de la CGC detalla que son tres los factores que impactan en esta cifra: los precios de los materiales de construcción, los trámites y la incertidumbre política. Le añadiría que enfrentamos complicaciones con la mano de obra calificada, debido a la migración.
Contrasto este escenario desde mi experiencia. La incertidumbre política no ha impactado en nuestra actividad constructiva. Sin embargo, hay oportunidades de mejora en la administración municipal, como la necesidad urgente de cambios en la cultura de movilidad y uso del transporte público.
Falta mucho por hacer. Por eso, he manifestado mi interés en involucrarme en proyectos de infraestructura que contribuyan a mejorar esta problemática para los cerca de 3 millones de sus habitantes que día a día se trasladan a la urbe más importante de la región centroamericana. De acuerdo con el Plan de Ordenamiento Territorial Municipal
(2006) es una población que ha crecido más en la última década que en toda su historia previa. Y el ritmo de crecimiento sigue su curso.
Es por ello por lo que el boom inmobiliario y la alta demanda de vivienda en la ciudad de Guatemala demandan condiciones y planes para favorecer una transformación ordenada de esta metrópoli y, por ende, se traduzca en una mejora en la calidad de vida de sus habitantes. Por eso, veo en Guatemala un escenario favorable por el que vale la pena apostar.