Acercar capitales intensivos a los proyectos públicos privados que lo requieran es la especialidad de la empresa.
Por Revista Summa
En el rubro de las finanzas la confianza lo es todo. Esta compañía se la ha ganado no solo por los resultados económicos de su gestión, que indiscutiblemente es una pieza fundamental de su reconocimiento, sino también por el manejo que hace de cada parte del proceso y la transparencia con la que actúa.
“La reputación corporativa va más allá de la idea simplista de verla como lo que se dice de mi organización o la imagen que puedo crear pagando publicidad y a través de las relaciones públicas. La buena reputación de verdad se forja en el día a día, fruto de la forma en cómo me relaciono con mis clientes, con mis colaboradores, con mis socios y el entorno en el que opero. Eso lo tenemos muy presente”, considera César Addario, vicepresidente regional de Exor LATAM para América Central y el Caribe.
Relación ganar-ganar
El concepto de gestión de intangibles puede ser relativamente nuevo dentro del management, pero no lo es para Exor LATAM.
“Siempre hemos sabido que requerimos que los clientes confíen en nosotros porque trabajamos con sus patrimonios, sus fondos y sus proyectos. Sabemos que para ganar su venia debemos actuar con ética y profesionalismo, algo que hemos hecho durante el siglo que llevamos ya operando. Es realmente una relación de ganar-ganar.
Los clientes se benefician porque hemos demostrado ser una firma que hace las cosas de la mejor manera posible y, por ende, les proporciona los mejores resultados. Por nuestra parte, esa confianza cultivada y la satisfacción de la clientela se traducen en recomendaciones y en la importante cartera que manejamos actualmente”, enfatiza.
La clave de su gestión reputacional
Su gran secreto es tener un enfoque integral y horizontal, delimitado por la ética. En palabras de Addario, de nada sirve
ser top con los clientes teniendo pésimas políticas laborales, mala relación con los proveedores o una operación que
afecte negativamente el entorno y la comunidad en la que se desenvuelve.
“No basta con parecer correcto, hay que serlo. Esto aplica en cada acción que emprende la organización y cualquiera de sus miembros”, sostiene.