El trabajo flexible es una de las acciones diferenciales en el mercado.
Por Revista Summa
La transformación digital continúa redefiniendo las necesidades del mercado laboral. Las organizaciones que desean mantenerse competitivas deben adaptar sus estrategias de gestión del talento para atraer y retener perfiles capacitados, innovadores y alineados con los nuevos modelos de trabajo.
En este contexto, la adaptación tecnológica y la cultura organizacional juegan un papel determinante. Según el informe “The Enterprise Guide to Closing the Skills Gap” de IBM, cerca del 60% de las organizaciones experimentan que los avances en automatización inteligente amplían sus capacidades, y aproximadamente un 59% observa mejoras en la productividad dentro de sus sectores.
Esta realidad impulsa a las empresas a ir más allá de los beneficios tradicionales, priorizando el aprendizaje continuo, la flexibilidad laboral y el propósito como factores clave para retener talento. Esto exige una visión más integral del talento, en la que se reconozca la importancia de crear entornos que promuevan la autonomía, el bienestar y la participación de las personas colaboradoras.
Entre las acciones más efectivas que pueden implementar las organizaciones se encuentran:
· Promover una cultura de aprendizaje: Invertir en programas de capacitación continua y desarrollo de habilidades digitales que permite al personal mantenerse actualizado y motivado.
· Ofrecer modelos de trabajo flexibles: El trabajo híbrido o remoto no solo responde a una necesidad postpandemia, sino que es un valor diferencial para el talento digital actual.
· Fomentar un propósito claro y coherente: Las nuevas generaciones buscan trabajar en empresas que generen un impacto positivo en la sociedad y que promuevan una cultura ética y transparente.
· Aplicar tecnología en los procesos de talento: Desde plataformas de reclutamiento inteligentes hasta herramientas de analítica para evaluar el clima laboral, la digitalización interna también mejora la experiencia del colaborador.
Las empresas que adoptan estas prácticas no solo logran posicionarse como empleadores atractivos, sino que también fortalecen su capacidad de innovación y su respuesta ante los desafíos del entorno actual.
En un contexto donde las habilidades se vuelven obsoletas con mayor rapidez, invertir en estrategias de upskilling y reskilling se convierte en una prioridad. Las organizaciones más resilientes son aquellas que acompañan el desarrollo profesional de sus colaboradores, adaptándose al ritmo acelerado de la evolución tecnológica.