La pandemia, la preferencia francesa por el continente africano y las tensiones diplomáticas con Brasil contribuyeron a eclipsar la presencia de Francia al otro lado del Atlántico.
Por EFE
Baila salsa con tanta desenvoltura como estudia asuntos de arbitraje internacional. La diputada franco-dominicana Eléonore Caroit presume de un singular perfil dentro de la Asamblea Nacional, en la que trabaja para sacar a América Latina del ostracismo y situarla como una prioridad diplomática de Francia.
Caroit (París, 1985) lleva solo un mes en los pasillos de la Asamblea, pero parece que son años. De marcha resuelta y enérgica, recorre los recovecos del Palais de Bourbon sin errar de camino. «Tengo muy buena orientación», explica la nueva diputada del partido del presidente francés, Emmanuel Macron.
Elegida en junio por la circunscripción de los franceses residentes en los países latinoamericanos, esta abogada y activista medioambiental presume de ocupar un lugar privilegiado para tender puentes entre América Latina y Francia y la Unión Europea.
«Me siento muy a gusto en este rol, en el de crear un vínculo entre Francia y ese continente (América Latina) que ha sido uno de los olvidados del último mandato (de Macron), y yo tengo una voluntad de hierro para hacer que América Latina vuelva a ocupar una parte importante de la relaciones internacionales de Francia», resalta Caroit.
«Y soy 100 % dominicana y 100 % francesa», insiste entre sonrisas esta trotamundos que ha vivido en Santo Domingo, Nueva York, Ginebra y París, y cuya madre es una diplomática dominicana y su padre, un antiguo corresponsal de Le Monde.
Caroit asevera haber dado sus primeros pasos para persuadir al Gobierno de Macron. «En una reunión, le dije que en el primer mandato no hubo un enfoque suficientemente importante sobre América Latina. Y Macron me aseguró que sí había interés, pero que, por varias razones, no pudo viajar como él hubiera querido».
La pandemia, la preferencia francesa por el continente africano y las tensiones diplomáticas con Brasil contribuyeron a eclipsar la presencia de Francia al otro lado del Atlántico. Macron viajo allí una sola vez en su primer mandato (2017-2022), durante el G20 de Argentina en 2018.
«Tanto la primera ministra (Élisabeth Borne) como el presidente me han dado señales concretas muy fuertes. En 2023 habrá señales simbólicas fuertes y efectivas», avanza una entusiasta Caroit, sugiriendo, pero sin concretar, que podría haber una visita presidencial a la región.
El plan de la parlamentaria debutante, quien se define como una «pragmática» con sensibilidad de izquierdas, para persuadir al Gobierno de Francia pasa por un refuerzo de la cooperación con América Latina en el medio ambiente y las energías renovables.
LOS OBSTÁCULOS DEL BRASIL DE BOLSONARO
¿Qué países debería visitar Macron en primer lugar? Según la diputada, todos tienen algo que aportar, incluso los más pequeños, aunque, por su peso, citó a Chile, Argentina, Brasil y México.
«Chile es un país extraordinario, que tiene mucho que aportar al nivel de las renovables», subraya, al tiempo que elogia la llegada del izquierdista Gabriel Boric al poder, pues marca «un punto de ruptura».
Las relaciones con Brasil, país en el que Francia tiene notables intereses empresariales y económicos, siguen delicadas por las tensiones sobre el medio ambiente entre el jefe del Estado brasileño, Jair Bolsonaro, y Macron.
Los roces entre ambos «es una de las razones por las que América Latina no jugó el rol que debió haber ocupado, pero si hay un cambio político en los próximos meses (Brasil celebra presidenciales en octubre) es muy posible que Brasil vuelva a ser central, en cuestiones como agricultura sostenible y cuestiones energéticas», evalúa.
Para esta abogada especializada en arbitraje internacional, el acuerdo comercial entre Mercosur (bloque que forman Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay) y la UE no debería morir en la orilla de la ratificación, frenada por Francia y otros países europeos, después de décadas de negociación.
«Creo que hay una voluntad tanto de los dirigentes de América Latina como de los europeos de que esto no acabe aquí, pero es cierto que ahora no se podía ir hacia adelante por estándares ecológicos», reconoce.
La diputada destaca también el contexto geopolítico favorable para estrechar los lazos franco-latinoamericanos. La guerra en Ucrania y sus efectos en los precios de la energía y el abastecimiento de materias primas han puesto de relieve «hasta qué punto (América Latina y Francia) nos necesitamos mutuamente», termina.