- L a economía costarricense creció 5,1% en el 2023 al mismo tiempo que se observó una reducción en el déficit en cuenta corriente.
Por Revista Summa
El Banco Central de Costa Rica (BCCR) estima que la economía nacional creció 5,1% en el 2023, mientras que el crecimiento económico del país para el 2024 y el 2025 será en promedio de 4%, el cual estaría impulsado, principalmente, por la demanda interna, en particular por la inversión y el consumo de hogares.
El ritmo de crecimiento de la demanda externa se moderaría con respecto al 2023, debido a la desaceleración prevista en la actividad económica de nuestros principales socios comerciales.
Las nuevas proyecciones del BCCR están incluidas en el Informe de Política Monetaria de enero 2024 presentado por el Banco en conferencia de prensa este 31 de enero.
Coyuntura económica
El entorno internacional continúa con importantes desafíos para el desempeño de la economía mundial y, por ende, para nuestro país. Los conflictos bélicos parecieran estar lejos de llegar a una solución y más bien en algunos, como el enfrentamiento armado entre Israel y el grupo Hamás, los riesgos de que se expanda y se transforme en un conflicto regional han ido en aumento. A ello se suman hechos que generan incertidumbre, como el elevado endeudamiento en muchos países y los resultados de los procesos electorales que se realizarán este año en algunos países.
Una de las preocupaciones alrededor de estos eventos, en especial de los bélicos, es que puedan provocar un incremento significativo en el precio de las materias primas, en especial el petróleo, que frene o incluso revierta los avances logrados por los bancos centrales en el control de la inflación.
No obstante, aunque el precio de esa materia prima aumentó al inicio del conflicto entre Rusia y Ucrania, posteriormente disminuyó y el impacto del ataque en Israel hasta el momento ha sido más limitado. Ello permitió que la inflación continuara el proceso de desaceleración iniciado desde mediados del 2022, aunque el ajuste ha sido más lento de lo previsto inicialmente.
Por otra parte, a pesar de difícil entorno, la economía mundial ha mostrado fortaleza pues, si bien su crecimiento se ha desacelerado, no entró en recesión, como se esperaba meses atrás, con diferencias importantes entre países.
El ajuste más lento de lo esperado en la inflación mundial y la relativa solidez de la economía mundial ha llevado a que los bancos centrales mantengan el tono restrictivo de la política monetaria, aunque se prevé que las economías avanzadas iniciarán en el 2024 los ajustes a la baja en sus tasas de interés de referencia, proceso que las economías emergentes iniciaron desde el año pasado.
En Costa Rica, durante el cuarto trimestre del 2023, al igual que en el previo, la inflación general interanual fue negativa (deflación), aunque en tres de los últimos cuatro meses de ese año la variación mensual del Índice de precios al consumidor (IPC) fue positiva. Por otra parte, la inflación subyacente interanual se mantuvo en valores positivos, aunque relativamente bajos (inferiores al 1%). Ambos indicadores se ubicaron por debajo del límite inferior del rango de tolerancia alrededor de la meta de inflación (3,0% ± 1 puntos porcentuales o p.p.). Particularmente, en diciembre la variación interanual del IPC fue de -1,8% y la del promedio de los indicadores de inflación subyacente de 0,2%.
La reducción de la inflación, con valores negativos desde junio de 2023, ha estado determinada, en mayor medida, por la reversión de los choques de oferta externos y la política monetaria restrictiva.
Por otra parte, en el cuarto trimestre del 2023 la actividad económica moderó su ritmo de crecimiento en comparación con el previo, aunque se mantuvo relativamente alto. En este lapso, el Producto Interno Bruto (PIB) en volumen creció a una tasa interanual de 5,3% (0,1 p.p.) menos que en el tercer trimestre, con lo cual al término del año registró una variación de 5,1%, superior a la del 2022 (4,6%).
Particularmente, en el resultado del cuarto trimestre, destacan, por componentes del gasto, la aceleración del consumo privado, el incremento en la inversión y la moderación en el crecimiento de las exportaciones, mientras que, por actividad económica, sobresalen la recuperación en la agricultura y la construcción, así como la aceleración en la manufactura.
Por tipo de régimen de comercio, el mayor aporte a la aceleración de la actividad económica en el 2023 provino del régimen definitivo, lo cual es reflejo de la recuperación de las actividades antes mencionadas, además del comercio.
En línea con la evolución de la producción, los indicadores del mercado laboral continuaron con señales de mejora, lo cual se evidenció en menores tasas de desempleo y subempleo, el incremento en la ocupación de algunos grupos de trabajadores y la recuperación de los ingresos reales. Sin embargo, existen retos a mediano plazo asociados con los factores estructurales que restringen la participación laboral, dado que condicionan la capacidad de producción y de crecimiento de la economía.
A noviembre, las finanzas públicas mantuvieron su buen desempeño, ya de varios años, que apoya el objetivo de procurar su sostenibilidad a mediano plazo. Si bien a ese mes tanto el resultado financiero como el primario mostraron un deterioro en relación con un año atrás, este responde, principalmente, al registro de ingresos extraordinarios en el 2022 por la aplicación de la Ley 9524 y, en menor medida, al efecto neto negativo de la apreciación de la moneda nacional y el crecimiento del gasto por intereses.
Los buenos resultados fiscales se manifiestan en varios aspectos, entre ellos la disminución de la razón deuda a PIB (1,5 p.p. con respecto a diciembre del año pasado) y la mayor confianza de los ahorrantes sobre la capacidad del Gobierno para atender sus obligaciones, que ha permitido una reducción en el costo marginal de la deuda y una menor prima por riesgo país.
Las operaciones con el sector externo también mejoraron en el 2023. En ese año, el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos ascendió a 1,4% del PIB (2,3 p.p. menos que el año previo). Lo anterior como consecuencia del aumento en los términos internacionales de intercambio, principalmente por la baja en los precios externos de las materias primas, así como el buen desempeño del turismo receptivo y de las exportaciones de las empresas adscritas al régimen de zona franca. En este lapso, Costa Rica mantuvo el acceso al ahorro externo en niveles suficientes para financiar la brecha en la cuenta corriente y fortalecer el acervo de activos de reserva.
El crédito al sector privado creció 6,7% en el 2023, con un mayor impulso de las operaciones en moneda extranjera. Asimismo, el BCCR estima que el comportamiento de los agregados monetarios en el cuarto trimestre del 2023 no generará mayor inflación en el presente año ni en el próximo y, a pesar de que el premio en colones se mantiene en torno a cero, no hay evidencia definitiva de una dolarización del ahorro financiero.
Acciones de política del BCCR
De marzo del 2023 a enero del presente año, la Junta Directiva del BCCR redujo la Tasa de Política Monetaria (TPM) en siete ocasiones, por un acumulado de 325 puntos básicos (p.b.). Estas reducciones se sustentaron en un análisis del comportamiento de la inflación, de la evolución prevista para esta variable y sus determinantes, así como la valoración de los riesgos existentes, con base en lo cual la Junta consideró que existía espacio para propiciar una postura monetaria menos restrictiva.
Cabe señalar que en setiembre del año pasado el proceso de reducción de la TPM se pausó con el objetivo de dar el espacio requerido para que las reducciones aplicadas previamente se transmitieran al resto de tasas de interés del sistema financiero. Sin embargo, en las reuniones de política monetaria de octubre y diciembre de ese año, así como en la de enero del actual año, se retomaron los ajustes graduales a la baja en dicho indicador.
La Junta Directiva del BCCR ha manifestado, reiteradamente, que los cambios en la TPM han de ser graduales y prudentes, para reaccionar en forma oportuna y en la dirección que corresponda, si las condiciones macroeconómicas y la valoración de los riesgos así lo requieren. Además, ha externado su voluntad de continuar la senda hacia la neutralidad de la política monetaria en el mediano plazo, siempre y cuando las circunstancias lo permitan.
Las acciones de política monetaria consideran también las condiciones de liquidez de corto plazo. Tanto en el 2023 como en lo transcurrido del actual año, el sistema financiero nacional mostró una condición holgada de liquidez que ha ido en aumento, en buena medida debido a la expansión monetaria por la compra de dólares por parte del BCCR.
Esta compra se dio en un marco de mayor disponibilidad de divisas en el mercado cambiario, determinada en buena medida por operaciones del sector real. Dicho resultado es congruente con la evolución de la actividad económica, el notable desempeño de las exportaciones de bienes del régimen de zonas francas, de algunas actividades agrícolas (que se registran como parte del régimen definitivo) y el repunte en el turismo receptivo, que también es parte de dicho régimen.
La alta disponibilidad de divisas le ha permitido al Banco Central participar en el mercado cambiario como demandante neto y, con ello, atender los requerimientos del Sector Público no Bancario (SPNB) y fortalecer su posición de reservas. Dado lo anterior, el saldo de las reservas internacionales netas (RIN) se ubicó al 29 de enero del año en curso en el equivalente a 140% del valor adecuado según la metodología ARA del FMI.
También esa alta disponibilidad de divisas se ha manifestado en una caída del tipo de cambio nominal, pese a la activa participación del BCCR como demandante neto. Al 30 de enero del 2024, el tipo de cambio promedio ponderado en Monex se ubicó en ¢ 517,06, lo que significa una variación interanual de -6,8% y acumulada de -1,0% con respecto al término del 2023.
Proyecciones y acciones futuras de política monetaria
Los organismos financieros internacionales estiman que en el 2024 y el 2025 la actividad económica mundial tendría un crecimiento moderado (en torno a 2,8% en promedio), inferior al nivel medio previo a la pandemia (3,8% en el 2000-2019). Asimismo, esperan que la inflación se ubique alrededor del objetivo de los bancos centrales hasta en el 2025, particularmente en el caso de las economías avanzadas. Por tal razón, consideran que la política monetaria restrictiva deberá mantenerse en esos países hasta que haya evidencia inequívoca de que la inflación está controlada.
El comportamiento de la actividad económica global estaría influido por la desaceleración en las principales economías, el lento crecimiento del comercio internacional, los conflictos geopolíticos y las condiciones financieras restrictivas, que mantienen costos elevados de la deuda principalmente en las economías en vías de desarrollo.
El precio del petróleo, variable de importancia crítica para Costa Rica, por su condición de importador, seguiría una tendencia a la baja en el bienio, asociada al debilitamiento de su demanda global y el aumento en la producción de crudo. Este hecho, unido a la evolución prevista en el precio de las exportaciones de nuestro país, darían lugar a una ganancia en los términos internacionales de intercambio en ambos años.
Como ya se indicó, para la economía nacional, luego de crecer 5,1% en el 2023, el BCCR estima un crecimiento promedio de 4% en el bienio 2024-2025, que sería impulsado, principalmente, por la demanda interna, en particular por la inversión y el consumo de hogares. El ritmo de crecimiento de la demanda externa se moderaría con respecto al 2023, debido a la desaceleración prevista en la actividad económica de nuestros principales socios comerciales.
El déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos se ubicaría, en promedio, en 1,8% durante el bienio, lo que significa un aumento de 0,4 p.p. con respecto al 2023. Ello debido, principalmente, al incremento esperado en el déficit de bienes y del ingreso primario. En ambos años el déficit sería más que financiado con flujos externos de mediano y largo plazo, que permitirían mantener el saldo de los activos de reserva dentro del rango que se considera adecuado según la metodología del FMI antes indicada.
El ahorro financiero y el crédito al sector privado aumentarían en correspondencia con el crecimiento real de la actividad económica, la meta de inflación y el mayor grado de profundización financiera que ha experimentado el país. En particular el aumento del crédito, mayormente, por colocaciones en moneda nacional, toda vez que se supone que se contiene el proceso de dolarización relativa del crédito observado en el 2023.
Según las estimaciones preliminares del Ministerio de Hacienda, las finanzas públicas continuarían en la senda hacia la sostenibilidad, con resultados primarios positivos de 1,9% y 2,3% del PIB y déficits financieros de 3,1% y 2,4% del PIB en el 2024 y 2025, respectivamente. De cumplirse estas proyecciones, la deuda del Gobierno Central con respecto al PIB disminuiría, en comparación con el 2023, tanto en el 2024 como en el 2025, lo cual ubicaría dicha relación en este último año por debajo de 60%.
Se estima que la inflación general y la subyacente retornarán al rango de tolerancia alrededor de la meta en el cuarto trimestre del 2024. La primera permanecería en valores negativos interanuales durante el primer trimestre del año en curso, aunque con valores cada vez menos negativos.
La revisión de las proyecciones de las principales variables macroeconómicas presentada en este informe incorpora la mejor información disponible al momento, pero está sujeta a riesgos que, de materializarse, podrían desviar la inflación hacia arriba (riesgos al alza) o hacia abajo (riesgos a la baja) con respecto al valor central estimado en este informe.
De los riesgos al alza, destacan la intensificación de los conflictos geopolíticos, en particular, en el Oriente Medio, la fragmentación del comercio mundial y los efectos del cambio climático. De los riesgos a la baja sobresalen un eventual crecimiento de la economía mundial inferior a lo previsto y una deflación interna más extendida de lo pronosticado en este ejercicio.
La Junta Directiva del BCCR reitera su compromiso con la estabilidad de precios como condición necesaria para la estabilidad macroeconómica y, congruente con ello, mantiene la meta de inflación en 3%, con un rango de tolerancia de ± 1 p.p.
Al igual que lo ha hecho hasta el momento, su política monetaria estará basada en un análisis prospectivo de la inflación y de sus determinantes, así como los riesgos cuya materialización podrían desviar a la inflación de su trayectoria central. Con base en este análisis realizará los ajustes necesarios en la tasa de interés de referencia, para inducir que la inflación se ubique en valores cercanos a la meta en el horizonte de su programación macroeconómica. También con este propósito, hará los esfuerzos necesarios para reducir los excesos monetarios, con el fin de evitar que su persistencia genere presiones inflacionarias, para lo cual gestionará activamente la liquidez en el mercado de dinero.
En materia de política cambiaria, el BCCR participará en el mercado de divisas para atender sus requerimientos y los del SPNB, así como para mitigar fluctuaciones violentas en el tipo de cambio.
Además, continuará con el análisis de eventuales cambios operativos que procuren el mejor funcionamiento de este mercado y contribuyan al proceso de formación de precios.
Finalmente, consecuente con los esfuerzos para mejorar su comunicación con el público en general y los mercados en particular, proveerá información y explicará los elementos relevantes de la coyuntura económica y los fundamentos de las decisiones de política monetaria, cambiaria y del sistema financiero, con el fin de contribuir con un proceso informado de construcción de expectativas que facilite la convergencia de la inflación al objetivo inflacionario.