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Costa Rica: BCCR estima crecimiento de la producción de 3,8% para 2024 y 2025

May 3, 2024 | Noticias de Hoy

Revista SUMMA
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La actividad económica en el primer trimestre del 2024 creció a una tasa interanual relativamente alta (4,9%), por lo que no presentó cambios con respecto al valor del trimestre previo, mientras que los indicadores de mercado laboral muestran señales positivas.

Por Revista Summa

El Banco Central de Costa Rica (BCCR) presentó, este martes, el Informe de Política Monetaria (IPM) de abril 2024, en el cual revisó ligeramente a la baja el crecimiento para la economía nacional, tanto para el 2024 como para el 2025. Con respecto al IPM de enero anterior y el de abril, la proyección de crecimiento para el 2024 pasó de 4,0% a 3,8%, mientras que para el 2025 la estimación pasó de 3,9% a 3,8%.

La nueva proyección para el 2024 considera el menor crecimiento de la demanda externa por implementos médicos, servicios empresariales e informáticos, así como una menor expansión de la demanda interna, como consecuencia de la desaceleración en el ingreso disponible, principalmente por una menor ganancia en los términos internacionales de intercambio.

En el 2025 el principal motor de crecimiento sería la demanda interna y, en menor medida, la demanda externa. Se estima que el producto interno bruto (PIB) se ubicaría cerca de su nivel potencial en el horizonte de proyección, por lo que no se prevén presiones inflacionarias significativas por el lado de la demanda.

Por su parte, la inflación general y la subyacente retornarían al rango de tolerancia alrededor de la meta en el primer trimestre del 2025, aunque se estima que la primera registre valores positivos desde el tercer trimestre del año en curso.

Coyuntura económica

En el primer cuatrimestre del 2024, el entorno internacional continuó marcado por los conflictos bélicos existentes, que han tendido a agravarse debido al surgimiento de nuevos focos de tensión, en particular por los eventos ocurridos recientemente entre Israel e Irán.

Si bien ese conflicto tiene el potencial de desestabilizar todavía más al Medio Oriente y así, incidir negativamente en el desempeño de la economía mundial, el hecho de que los ataques entre estos dos países hayan sido de una magnitud moderada, ha contenido su impacto hasta el momento.

Desde diciembre del año anterior, los precios internacionales del petróleo han mostrado un movimiento al alza, pero de forma menos acelerada que lo observado al inicio del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. Ello ha permitido que la inflación global siga a la baja y que, incluso, en algunas economías, se ubique cerca del objetivo definido por sus bancos centrales; sin embargo, como se ha indicado en otras ocasiones, el ajuste ha sido más lento de lo previsto en un principio.

La economía mundial ha mantenido su crecimiento, a pesar del tono restrictivo de la política monetaria de los bancos centrales dada la persistencia inflacionaria. La actividad económica mundial creció a un ritmo moderado y los indicadores de corto plazo para las principales economías del mundo están en valores positivos.

El ajuste más lento de lo esperado en la inflación mundial, la relativa fortaleza de la economía global y la elevada incertidumbre en torno a las condiciones geopolíticas ha llevado a que los bancos centrales mantengan el tono restrictivo de la política monetaria y que, en general, en sus decisiones priven elementos de prudencia.

En las principales economías avanzadas la reducción en las tasas de interés de referencia se ha pospuesto y, si bien algunas economías latinoamericanas en decisiones recientes continuaron o iniciaron los recortes a esas tasas, el mensaje también ha sido de cautela.

En Costa Rica, en el primer trimestre del año en curso, la inflación general interanual siguió en terreno negativo, aunque las presiones deflacionarias disminuyeron con respecto a los dos trimestres previos, mientras que el promedio de inflación subyacente interanual ha sido prácticamente nulo. Así, ambos indicadores continuaron por debajo del límite inferior del rango de tolerancia alrededor de la meta de inflación (3,0% ± 1 puntos porcentuales –p.p.–). Particularmente, en marzo, la variación interanual del Índice de Precios al Consumidor (IPC) y el promedio de los indicadores de inflación subyacente se ubicaron en -1,2% y 0,0%.

La reducción de la inflación, con valores negativos desde junio del 2023, ha estado determinada, en mayor medida, por la reversión de los choques de oferta externos y la política monetaria restrictiva.

La actividad económica, en el primer trimestre del 2024, creció a una tasa interanual relativamente alta (4,9%), por lo que no presentó cambios con respecto al valor del trimestre previo. Sin embargo, tanto esta tasa interanual como la variación trimestral anualizada sugieren que continúa la desaceleración en la producción iniciada en la segunda mitad del 2023.

Lo anterior es resultado de una menor inversión en formación de capital tanto del sector público como privado y de una moderación en la demanda externa, principalmente en las ventas de bienes y servicios del régimen especial; esos efectos fueron compensados, en parte, por un impulso del consumo privado similar al del año previo.

Los indicadores del mercado laboral también dan señales positivas: en los últimos tres meses que finalizan en febrero del 2024 aumentó el nivel de ocupación, mientras que la formalidad y los salarios reales del sector privado continuaron con la mejora observada en el 2023. En febrero las tasas de desempleo y subempleo se ubicaron en 7,8% y 3,6%, en el orden respectivo; particularmente, la evolución reciente de la tasa de desempleo se da en un contexto de mayor nivel de ocupación y de participación laboral, esto último contrasta con lo observado durante la mayor parte del 2023.

Las finanzas públicas presentaron resultados coherentes con la trayectoria hacia la sostenibilidad de la deuda pública. Al término del primer bimestre del 2024 el Gobierno Central generó un superávit primario igual al de un año antes y un déficit financiero ligeramente superior. La generación del superávit primario redujo los requerimientos de financiamiento del Gobierno, pese a lo cual la razón deuda a PIB aumentó ligeramente con respecto a igual periodo del 2023.

Las operaciones con el sector externo mostraron un menor desequilibrio de nuestra relación comercial y financiera con el resto del mundo. En el primer trimestre del actual año, el déficit de la cuenta corriente como proporción del PIB disminuyó (0,2 p.p.) en comparación con el mismo período del año previo. Esto debido, fundamentalmente, a la reducción en la brecha negativa de la cuenta de bienes.

Por último, el crédito al sector privado creció acorde con la evolución de la actividad económica y se estima que el comportamiento tendencial de los agregados monetarios no generará presiones inflacionarias en los próximos 24 meses.

Otras proyecciones del IPM de abril

Los organismos internacionales estiman que en el bienio 2024-2025, la economía mundial crecerá a un ritmo moderado e inferior a su promedio histórico. Ello se daría en un contexto de inflación a la baja, influida por los efectos de políticas monetarias restrictivas y la disipación de choques de los precios del petróleo y la energía. No obstante, este comportamiento podría variar si se intensifican las tensiones geopolíticas.

El déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos se ubicaría, en el bienio en comentario, en promedio, en 1,8% del PIB, lo que significa un incremento en relación con el valor registrado en el 2023 (1,0%), pero inferior al histórico. Esto debido, principalmente, al aumento esperado en las brechas negativas de las cuentas de bienes y de ingreso primario.

Según las estimaciones preliminares del Ministerio de Hacienda, las finanzas públicas continuarían en la senda hacia la sostenibilidad, con resultados primarios positivos de 1,9% y 2,2% del PIB y déficits financieros de 3,1% y 2,5% del PIB en el 2024 y 2025, respectivamente. De cumplirse estas proyecciones, la deuda del Gobierno Central con respecto al PIB disminuiría, en comparación con el 2023, tanto en el 2024 como en el 2025, lo cual ubicaría dicha relación en este último año por debajo de 60%.

La revisión de las proyecciones de las principales variables macroeconómicas presentada en el IPM de abril incorpora la mejor información disponible al momento, pero está sujeta a riesgos que, de materializarse, podrían desviar la inflación con respecto al valor central incorporado en este informe. La valoración de riesgos muestra un sesgo a la baja en el corto plazo, riesgos que tenderían a equilibrarse hacia el mediano plazo.

De los riesgos a la baja sobresalen un desempeño económico de los principales socios comerciales de Costa Rica inferior al previsto, ante los efectos de una política monetaria que ha sido restrictiva por un tiempo más extenso; y a nivel interno, un traspaso de los cambios en la Tasa de Política Monetaria (TPM) hacia las tasas de interés activas menor y más lento de lo observado históricamente.

De los riesgos al alza destacan dos. En primer lugar, el asociado a los choques de oferta y a la fragmentación del comercio global, debido a la intensificación de los conflictos geopolíticos y los fenómenos climatológicos, todo lo cual introduce costos que se transmiten, en última instancia, a las canastas de consumo. En segundo término, una recomposición no ordenada en el portafolio local de instrumentos financieros, producto de una diferencia persistente entre las tasas de interés por monedas, que en un futuro cercano ocasione un incremento abrupto en las expectativas cambiarias y, consecuentemente, en las de inflación.

En este contexto, la Junta Directiva del BCCR reitera su compromiso con la estabilidad de precios como condición necesaria para la estabilidad macroeconómica y el crecimiento económico, congruente con ello, mantiene la meta de inflación en 3%, con un rango de tolerancia de ± 1 p.p.

Al igual que lo ha hecho hasta el momento, su política monetaria estará basada en un análisis prospectivo de la inflación y de sus determinantes macroeconómicos, así como de los riesgos cuya materialización puedan desviar a la inflación de su trayectoria central.

Con base en este análisis realizará los ajustes necesarios en la tasa de interés de referencia, con el objetivo de que la inflación se ubique en valores cercanos a la meta en el horizonte de su programación macroeconómica. También con este propósito, procurará reducir los excesos monetarios, mediante una activa participación en los mercados de liquidez y de deuda, con el fin de evitar que su persistencia genere presiones inflacionarias.

Acorde con lo dispuesto en su Ley Orgánica, el BCCR participará en el mercado cambiario para atender sus requerimientos de divisas y los del SPNB, así como para mitigar fluctuaciones violentas en el tipo de cambio e igualmente procurará fortalecer aún más el blindaje financiero, en la medida que las condiciones del mercado lo permitan. Además, continuará con el análisis de eventuales cambios operativos que procuren el mejor funcionamiento de este mercado y contribuyan al proceso de formación de precios.

Finalmente, consecuente con los esfuerzos para ampliar su comunicación con el público en general y los mercados en particular, proveerá información y explicará los elementos relevantes de la coyuntura económica y los fundamentos de las decisiones de política monetaria, con el fin de contribuir con un proceso informado de construcción de expectativas por parte de los agentes económicos, que facilite la convergencia de la inflación al objetivo inflacionario.

Acciones de política

En el primer cuatrimestre del 2024, la Junta Directiva del BCCR disminuyó la TPM en tres ocasiones, 25 puntos base (p.b.) en enero y 50 p.b. en marzo y en abril, hasta ubicarla en 4,75%. Estas reducciones forman parte de un proceso de ajuste a la baja en dicho indicador, iniciado el 15 de marzo del 2023, que implicó una disminución acumulada entre esa fecha y finales de abril del 2024 de 425 p.b.

Como es usual, estas decisiones se sustentaron en un análisis del comportamiento de la inflación, de la evolución prevista para esta variable y sus determinantes macroeconómicos, así como en la valoración de los riesgos identificados en cada momento.

En estas reuniones, la Junta Directiva reconoció que, con base en la información disponible a la fecha respectiva, existía espacio para reducir la TPM; sin embargo, dada la existencia de riesgos externos e internos cuya materialización podría desviar el resultado de inflación de la senda antes proyectada, señaló que los cambios en la TPM debían ser graduales y prudentes, para reaccionar oportunamente y en la dirección que corresponda, si las condiciones macroeconómicas y la valoración de los riesgos así lo requieren.

Además, indicó que continuará la senda hacia la neutralidad de la política monetaria, siempre y cuando las circunstancias lo permitan. En el “Recuadro 2” del informe se presenta una estimación contemporánea de la tasa de interés real neutral para Costa Rica.

La tasa de interés real neutral (TIRN) se define como la tasa de interés real de mediano plazo que es coherente con una economía en pleno empleo de los factores de la producción y una inflación que se aproxime a la meta. Dicha tasa lleva implícita una noción de equilibrio; es decir, en la que todos los choques transitorios o cíclicos de una economía se han disipado y se ubica en su nivel potencial. Esta variable es relevante para los bancos centrales, pues constituye una guía para la toma de decisiones de política.

Las acciones de política monetaria consideran también las condiciones de liquidez de corto plazo. En lo transcurrido del actual año, el sistema financiero nacional ha mantenido la condición holgada de la liquidez que caracterizó al año anterior; esos excesos han estado contenidos en instrumentos de captación del BCCR.

Los excesos de liquidez, en los últimos 20 meses, se han originado, en buena medida, en el efecto monetario expansivo asociado a la compra de divisas por parte del BCCR, compras que se han dado en un contexto de un mercado privado de cambios superavitario. Este resultado ha sido congruente con la evolución de la actividad económica del país, el notable desempeño de las exportaciones del régimen de zonas francas y el repunte en el turismo receptivo.

La alta disponibilidad de divisas ha permitido al Banco Central participar de manera activa en el mercado cambiario como demandante neto, para atender los requerimientos del Sector Público no Bancario y fortalecer su posición de reservas.

Dado lo anterior, el saldo de las reservas internacionales netas (RIN) se ubicó al 23 de abril del presente año en el equivalente a 146,0% del valor mínimo adecuado que acordó la Junta Directiva del BCCR en marzo del 2023. Dicha resolución establece realizar el cálculo del indicador de reservas internacionales adecuadas de acuerdo con la metodología ARA sugerida por el Fondo Monetario Internacional.

También esa alta disponibilidad de divisas se ha manifestado en una caída del tipo de cambio nominal, pese a la activa participación del BCCR como demandante neto y al pago realizado por el BCCR del crédito contratado con el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) .

Por último, cabe señalar que, a mediados de abril, concluyó la sexta y última revisión del programa de reformas económicas, en el marco del Servicio Ampliado del FMI (SAF), y la tercera y última revisión de las medidas de reforma, en el marco del Servicio de Resiliencia y Sostenibilidad (SRS). Ambos créditos fueron contratados por el Gobierno de la República con dicho organismo internacional, pero también conllevaron compromisos para el BCCR, los cuales fueron atendidos oportunamente.

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