La llamada nueva normalidad es la antesala a los nuevos desafíos para las grandes ciudades.
Por Leopoldo Ruíz, Director Regional para Axis en Latinoamérica.
La situación actual ha sido un momento de oportunidad para que muchos sectores se transformen, y entre ellos, uno que ha tenido mayor impacto son las zonas urbanas y su transición hacia las ciudades inteligentes. Actualmente el 54% de la población mundial vive en zonas urbanas y se espera que la cifra aumente al 66% en 2050, según las proyecciones de la ONU. En este contexto ha permeado la necesidad de repensar los modelos de metrópolis en América Latina, pues es imperante que desarrollen procesos estratégicos para la incursión de la tecnología con base en las necesidades actuales. Sin embargo, uno de los desafíos clave para las urbes es que las organizaciones trabajan en silos, lo que suele frenar el desarrollo, por ello la colaboración es clave para el despliegue exitoso de las ciudades inteligentes, ya que el ecosistema de las diferentes autoridades debe cooperar para garantizar que los procesos y las respuestas en el entorno sean óptimas, además de eficientes.
América Latina es la segunda zona más urbanizada del planeta y la concentración de las grandes ciudades se encuentran principalmente en Uruguay, Argentina, Chile, Venezuela, Perú, Colombia, Brasil y México, países que también se han visto fuertemente afectados por la crisis sanitaria en el continente. Esto sin duda se debe a la gran congregación de la población en las principales metrópolis y resalta la necesidad de que éstas se preparen para hacer frente a los riesgos.
Las necesidades para las ciudades del futuro
La llamada nueva normalidad es la antesala a los nuevos desafíos para las grandes ciudades, si bien, la esencia de una ciudad inteligente radica en mejorar la calidad de vida de los habitantes mediante la integración de estrategias que sean amigables con el medio ambiente, desarrollo de infraestructura, mejoramiento del tránsito, etc. Hoy las necesidades están demandando mejores servicios, por ejemplo, hospitalarios, así como la garantía de que se cumplan los protocolos de sanidad para reducir riesgos en la salud. Por otro lado, la detección oportuna de situaciones potencialmente peligrosas y el control de los aforos será una prioridad paras las urbes. En este sentido, las metrópolis hospedan una amplia oportunidad para abrir paso a la tecnología inteligente que ayude a dar un análisis oportuno de las situaciones que aquejan a la población, lo que ayudará tener ciudades preparadas para el futuro, que faciliten el trabajo remoto, sean resilientes y sostenibles.
Las soluciones de video en red brindan una importante oportunidad para la evolución de las ciudades
Uno de los retos más importantes para el sector público – privado es la innovación y utilizar el potencial de la tecnología para promover un desarrollo sostenible, mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos y hacer frente a los desafíos post confinamiento. Las cámaras de red ya juegan un papel clave en las ciudades, y normalmente se usan para contenido visual, pero sus posibilidades van más allá, pues pueden actuar como sensor para proporcionar datos y estadísticas. Además la videovigilancia se está posicionando como una alternativa rentable para los nuevos retos de las ciudades en Latinoamérica, tales como:
- La detección oportuna de posibles síntomas de riesgo: Detectar a tiempo los riesgo de propagación de enfermedades será a partir de ahora una prioridad, por lo que esta tecnología integra cámaras y sistemas de audio con analíticas que detectan la frecuencia de sonido, por lo que son capaces de identificar cuando una persona tose y enviar mensajes de alerta a los cuerpos de seguridad para seguir el protocolo establecido y mitigar riesgos de contagios.
- Garantizar el uso de cubrebocas: El uso de esta herramienta es una necesidad tanto en interiores como exteriores, por lo que garantizar su implementación será la clave para la seguridad de los habitantes. Hoy la videovigilancia ha sido capaz de adaptarse para analizar mediante el reconocimiento facial si una persona posee o no dicho utensilio, lo que ha traído grandes beneficios a los sectores que la han utilizado, pues ayuda a garantizar el cumplimiento de los protocolos y aumenta la sensación de seguridad en las personas.
- El acceso a la movilidad inteligente: El tema de la seguridad sanitaria en la movilidad se está posicionando como un reto muy grande para las ciudades. En este sentido, la videovigilancia se ha preparado para ayudar a gestionar de forma más inteligente las vías de tránsito vehicular, con el fin de prevenir situaciones de riesgo y disminuir los impactos del medioambiente. Haciendo de esta una solución idónea para mejorar los tiempos de traslado.
- Controlar los aforos y el distanciamiento social: A estas alturas es bien sabido que para salvaguardar la salud es necesario mantener la distancia con otros individuos, pero en una ciudad conglomerada esto puede representar un gran desafío. La videovigilancia permite a los encargados de la seguridad tener un control de los aforos y evitar aglomeraciones de personas en lugares concurridos, esto es posible mediante la detección de zonas saturadas y la distancia que hay entre cada individuo, al no identificar este espacio puede mandar mensajes a través de un altavoz a las personas para que cumplan este requisito.
América Latina es una de las zonas más urbanizadas del mundo y posee el mayor número de sus habitantes residiendo en ciudades, por lo que resulta necesario que se adapten los recursos públicos y privados a las soluciones tecnológicas como la videovigilancia, que logran alcanzar a cubrir las necesidades del contexto por el que atraviesan los diversos países, con el fin de incrementar la calidad de vida del ciudadano y anticiparse a los retos futuros.
Identificar las formas en que las cámaras ya están haciendo que las metrópolis sean más eficientes y seguras es un indicador del futuro que nos espera a nosotros y a las ciudades inteligentes. Los sistemas de videovigilancia IP ya están preparados para soportar los retos de hoy y al utilizar estas soluciones en todo su potencial, las urbes estarán en una posición óptima para evolucionar y abordar las necesidades de mañana.