El sector construcción e inmobiliario está jugando un rol clave en la recuperación económica de los países del área, con nuevas apuestas de desarrollos de gran altura y la escucha activa de las necesidades de las empresas.
Por Luis Solís
Los últimos años han supuesto un verdadero reto para las actividades inmobiliarias, tanto para quienes se dedican a levantar infraestructuras desde cero como para aquellos orientados a la venta y renta de propiedades. No obstante, ha sabido transformarse para satisfacer las nuevas exigencias del mercado.
En el caso de los sectores industriales y comerciales hay una palabra que mueve su éxito: nearshoring, dado que después del estallido de la pandemia por COVID-19, buena parte de las empresas estadounidenses se enfocaron en trasladar sus operaciones a lugares más cercanos.
Al igual que el resto de América Latina, los países del área han dado el paso al frente para captar esas inversiones, como destinos deseables que ofrecen valor, logística y recursos significativos y que aventajan a Asia por su huso horario, ya que se ha demostrado que las diferencias de más de 12 horas poseen un efecto negativo en el comer- cio internacional, tanto para servicios como para bienes.
También juega a favor que los precios de la oferta se han mantenido estables y la capacidad del sector de responder ante la alta especialización que demanda el mercado. Una muestra es que, en gran medida, los nuevos desarrollos inmobiliarios industriales se construyen bajo el modelo BTS (Built to Suit), es decir, de acuerdo a las necesidades de cada compañía.
Las oficinas van en camino de volver a llenarse
En este sector destacan los espacios de coworking y los desarrolladores que intentan comprender las nuevas tendencias, ofreciendo espacios coordinados y modulares.
Por razones de costo y eficiencia, algunas empresas optan por reducir el tamaño de su espacio, transferirlo o devolver cierta cantidad de metros cuadrados al propietario. Otras, anticipando el crecimiento, han decidido realizar pequeñas reformas de corta duración, baja inversión y reestructuraciones para adaptar el espacio a las condiciones que necesitan actualmente.
Un grupo importante de inquilinos, a pesar de contar con oficinas tradicionales, está optando por espacios flexibles, como los de coworking, o analiza migrar a proyectos mixtos para animar a los colaboradores a que acudan a la oficina y aprovechen, a la vez, las instalaciones o servicios complementarios que se ofrece en ellos. En ese cambio se so- pesa también la flexibilidad en términos de costos, contratos y la amplia colaboración que ofrezca el propietario.
El uso mixto toma auge en la región
Hasta hace muy poco, la norma en la mayoría de las ciudades de América Latina era apostar por proyectos destinados a un solo uso, por lo que todavía es común ver edificios residenciales aislados de centros comerciales, parques y lugares de entretenimiento. Hoy, el panorama es otro.
Los complejos verticales de uso mixto son la tendencia en el área residencial, principalmente porque cada vez más personas, en especial los jóvenes, demandan comodidades accesibles y satisfacer sus diversas necesidades sin tener que desplazarse mucho. Entretanto, para los desarrolladores son una respuesta inteligente ante la creciente expansión demográfica, el incremento del costo de la tierra y la necesidad de obras de vanguardia, que integren espacios con propósitos múltiples dentro de una misma área de construcción, como oficinas, locales comerciales, estacionamientos, facilidades para el entretenimiento y nuevos conceptos de apartamentos.
De esa forma, también velan por el crecimiento sostenible de las ciudades, apegados a normas de la arquitectura moderna para generar el menor impacto ambiental posible y aprovechar al máximo los recursos.
3 tendencias
Desde el tipo de material para la construcción hasta los muebles a colocar en cada espacio contemplan nuevas funcionalidades que marca la pauta en el mercado.
Análisis mejorado por IA: Por este medio, los inversores encontraron una manera de analizar ofertas ágilmente, gracias a su enorme potencial para crear algoritmos y facilitar el trabajo de grandes empresas.
Propiedades fraccionadas: No es algo nuevo en el sector inmobiliario porque los inversores han utilizado por décadas la sindicación, los fideicomisos de inversión en bienes raíces (REIT) y otras formas de sociedades para poseer acciones de activos inmobiliarios. Lo que ha cambiado es que la tecnología ha impulsado mecanismos que muchos ven como la democratización del mercado inmobiliario.
En el pasado, incluso con propiedad fraccionada, los inversionistas necesitaban tener cantidades sólidas de capital inicial, mientras que ahora hay una serie de plataformas PropTech que les permite invertir en partes de propiedades inmobiliarias con capitales más pequeños. Esto facilita que más personas tengan acceso a invertir en bienes raíces.
Metaverso: Su crecimiento está respaldado por desarrollos en tendencias tecnológicas de bienes raíces como VR, AR y la introducción de la tecnología blockchain en el sector. Sin embargo, la compra de activos en un mundo virtual sigue siendo un concepto relativamente nuevo, por lo que es probable que los inversores sigan actuando con cautela. La razón: el metaverso ofrece una sola forma para diversificar carteras, pero distintos especialistas consideran arriesgado y poco aconsejable cambiar todas las inversiones de inmuebles físicos a propiedades virtuales.
FUENTE: GRUPO ENDOR.