Según FAO el índice de precios de alimentos a finales del 2021 fue el más alto de los últimos 10 años.
Por Revista Summa
El mundo sigue buscando la forma de llegar nuevamente a su punto de equilibrio en temas de suministros, específicamente en los alimentos y Costa Rica no es la excepción, especialmente cuando se habla de granos básicos. Prácticamente todos los meses durante el último trimestre se han reflejado aumentos en la materia prima de los granos y los frijoles no escapan de esa realidad, todos los meses se han mantenido en un aumento sostenido, especialmente en frijol
negro que solo para este mes de enero volvió a registrar un aumento en los precios de importación de un 5%-10% y previendo un alza para los próximos meses.
El director de operaciones de la empresa costarricense KANI, Mauricio Corrales, explica, que los precios altos responden a varias circunstancias, entre ellas el tema logístico específicamente la disponibilidad de contenedores y la frecuencia de viajes a puertos nacionales, la oferta que por motivo de las nuevas olas de Covid-19 en el mundo siguen generando cierres y lentitud en algunos procesos y por último la especulación internacional que provoca una mayor demanda, lo que no ha permitido que los precios se estabilicen y que en alguna medida sigan al alza o se mantengan altos.
Además, menciona que algunas cadenas de supermercados en Estados Unidos continúan con desabastecimientos en puntos de venta, mientras que siguen lidiando con precios altos y atrasos en la logística de compras, todo en el marco de un efecto que se pensaría es transitorio. Costa Rica por su parte no solo ha tenido que lidiar con los precios de las materias primas y los costos de los fletes, también con los espacios en los barcos haciendo que las compras se vuelvan casi una búsqueda constante de espacios, eso sí de momento no se habla de desabastecimiento en el país, ya que Costa Rica tiene una red empresas alimentarias y logísticas que han estado trabajando duro en mantener los inventarios necesarios.
“El comportamiento ha sido atípico, afectando no solo lo producido internacionalmente si no también las cosechas locales. Para tener una referencia, el frijol negro alcanzó uno de los precios más altos de los últimos 14 o 15 años, inclusive en algunos orígenes se llegó a cotizar con cifras récord, es decir nunca antes vistas, situación que también se va a trasladar a las cosechas nacionales, las cuales deberían revalorarse y que los agricultores busquen negociaciones más directas o por medio de asociaciones y no con intermediarios que a la larga son los que terminan percibiendo los mejores precios como ocurre en las regiones Chorotega y Huetar Norte”, mencionó Corrales.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura el índice de precios de alimentos a finales del 2021 fue el más alto de los últimos 10 años. En Costa Rica ya empiezan a llegar los contenedores negociados meses atrás y que fueron pactados con precios altos. “Actualmente no es un tema de disponibilidad de alimentos, pero como país si necesitamos unir la empresa privada y en conjunto con los distintos Jerarcas del gobierno entrante y/o saliente para agilizar las labores y procedimientos relacionados a las importaciones de alimentos y materias primas, esto generaría ahorros importantes que pueden alivianar el nivel de precios”, dijo Corrales.
Sin embargo, los precios de estos alimentos no estarán altos todo el año, se estima que en el segundo semestre del 2022 podría existir una rebaja, esto por la salida de nuevas cosechas que aumentarán la oferta. Esta espera de la normalización de los precios traerá calma a la industria, que se ha visto generalmente afectada con altos pagos por materias primas, incertidumbre ante la espera del transporte marítimo, la necesidad de levantar inventarios, y algunos presentando faltantes en líneas por las demoras de estos productos, por lo que cada empresa productora decide si disminuir el precio, mantenerlo o subirlo.
“La leguminosas siguen siendo accesibles a la población y además son una bomba de nutrientes para quienes las consumen, de manera que el consumo ha estado relativamente estable, talvez con una baja en comparación al año anterior, sin embargo el 2020 tuvo un repunte en relación con sus similares anteriores” finalizó Corrales.
A pesar de los aumentos de dichas leguminosas, estas siguen teniendo un precio accesible en el mercado, así se han percibido en las ventas de estos productos las cuales se reportan estables con una pequeña baja en comparación a años pasados. Cabe resaltar que estos alimentos son base de la dieta de la población costarricenses, siendo fuente de nutrientes esenciales.