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Arranca con polémica el plan europeo de considerar verde la energía nuclear

Ene 4, 2022 | En la Mira, Noticias de Hoy

Revista SUMMA
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Entre los países europeos, Francia ha sido el que más ha presionado para incluir la energía nuclear en la propuesta.

Por EFE

La propuesta de la Comisión Europea para financiar la transición climática considerando sostenibles las inversiones en energía nuclear y gas natural divide a los países europeos, cuyo visto bueno, junto al de la Eurocámara, es necesario para que entre en vigor.

Consciente de las posibles tensiones, Bruselas ha ido retrasando en las últimas semanas la publicación de su propuesta y no fue hasta el 31 de diciembre a última hora cuando se la envió a los países europeos y a los expertos de la Plataforma de Finanzas Sostenibles, cumpliendo así su promesa de hacerlo antes de que terminase el año.

El Ejecutivo comunitario les ha dado de plazo hasta el próximo día 12 de para que presenten sus observaciones, y su objetivo es aprobar el acto delegado este mismo mes de enero, que después deberán validar el Consejo de la UE y la Eurocámara, en un proceso que puede alargarse hasta cuatro meses, según dijeron a Efe fuentes europeas.

LA PROPUESTA

La Comisión plantea que se consideren sostenibles las inversiones en las centrales nucleares que reciban un permiso de construcción hasta el año 2045, siempre que se construyan cementerios para gestionar los residuos nucleares de alto riesgo.

Este tipo de cementerios no existen todavía y según explicaron ayer fuentes comunitarias, no será hasta 2024 cuando Suecia construya el primero y Francia, antes de que termine la década.

Bruselas quiere que también reciban la etiqueta verde las inversiones en plantas de gas natural con permisos concedidos hasta 2030, si emiten menos de 270 gramos de Co2/kWh o menos de 100 gramos de Co2/kWh si se financian plantas ya existentes.

Según el Ejecutivo comunitario, se trata de una propuesta «pragmática y realista» que pretende fomentar el desmantelamiento de las plantas de carbón para conseguir la neutralidad climática en 2050, basada en diversos informes científicos, como el del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Clima (IPCC).

LOS PAÍSES

Entre los países europeos, Francia ha sido el que más ha presionado para incluir la energía nuclear en la propuesta, mientras que Alemania, que cerrará sus últimas centrales en 2022 y que está pendiente de la autorización definitiva del gasoducto Nord Stream II que le une a Rusia, apuesta por el gas natural.

España se opone a la propuesta porque considera que sería «un paso atrás» otorgar la etiqueta verde a las inversiones en energía nuclear y en gas natural, según un comunicado que emitió el pasado domingo la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera.

La ministra admitió que tanto la energía nuclear como el gas natural tienen un papel en la transición, pero «limitado en el tiempo», por lo que deben tratarse aparte y no como verdes.

Austria, por su parte, ha amenazado con llevar la propuesta ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea.

No obstante, fuentes europeas consultadas por Efe consideran que es «poco probable» que los países tumben la propuesta de la Comisión; para ello haría falta que se opusieran veinte Estados miembros que reúnan al menos el 65 % de la población europea, lo que se conoce como «mayoría cualificada inversa».

La propuesta contiene elementos que «gustarán a muchos países», la Comisión ha actuado de forma «muy inteligente», añadieron las fuentes.

LA EUROCÁMARA

El Parlamento Europeo, por su parte, también acoge a partidarios y detractores del borrador presentado por la Comisión; en este caso el apoyo o rechazo a la causa podrían condicionarlo tanto lógicas nacionales como las familias políticas a nivel europeo.

En la Eurocámara, la objeción a la propuesta requiere una mayoría simple, más sencilla que la cualificada inversa en el Consejo al requerir únicamente más síes que noes. El Parlamento dispone de dos meses (que pueden alargarse dos más) para presentar una objeción, bien si lo plantean las comisiones parlamentarias competentes (Asuntos Económicos y Medioambiente) al pleno o bien si un grupo individual objeta directamente en el hemiciclo.

El mayor grupo del Parlamento, los populares, ya han celebrado la inclusión del gas como energía de transición y, aunque con menos entusiasmo, también reconocen «el papel que puede jugar» la energía nuclear como una tecnología baja en carbono. También los diputados de países del este son partidarios de la propuesta de Bruselas.

«Yo imagino que los grupos verde, socialistas y de izquierda votaremos en favor (del bloqueo) y quizá rasquemos algún voto de los liberales», predice a Efe el diputado de los Verdes Ernest Urtasun, que, aunque reconoce que será difícil, cree que «hay partido» y afirma que su grupo hará campaña para que prospere esta objeción.

Una de las cabezas visibles en este debate en la Eurocámara es el presidente de la comisión de Medioambiente de la Eurocámara, el liberal francés Pascal Canfin, que considera que el texto sobre la mesa es «un buen compromiso político, necesario para evitar que esta cuestión ponga en peligro el paquete para 2030».

Canfin, que comparte partido con Emmanuel Macron, insiste en que la energía nuclear y el gas «no se ponen al mismo nivel que las renovables, sino que se consideran útiles para la transición bajo ciertas condiciones estrictas». «Tanto las actividades relacionadas con la energía nuclear como las relacionadas con el gas estarán sujetas a requisitos de transparencia específicos y sólidos que garanticen la trazabilidad de esas inversiones», incide.

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