Los países deben promover un mayor comercio a nivel regional e incorporar valor agregado a sus exportaciones para enfrentar una coyuntura global compleja, según experto de la Cepal.
Por Carolina Barrantes
Los países de América Central y República Dominicana alcanzarían una tasa de crecimiento promedio de 3,5% este año, impulsada por el consumo interno y la flexibilización monetaria, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
La región está mostrando resiliencia en materia macroeconómica en un entorno económico mundial adverso, sin embargo, el organismo señala que sí está siendo afectada por la coyuntura, dado que las cifras de crecimiento en la mayoría de los países serán menores a las registradas en 2024.
La excepción es la economía panameña, la cual se espera crezca 3,1% este 2025, en comparación con el 2,9% registrado el año anterior, gracias a una reactivación de los sectores de la construcción, comercio y transporte.
Ramón Padilla, jefe de la unidad de desarrollo económico y coordinador de investigación en la sede subregional en México de la CEPAL, afirma que Panamá venía presentando tasas de crecimiento muy robustas, pero en 2024 registró una reducción muy importante principalmente por factores internos.
“El factor más importante que explica por qué Panamá creció mucho menos en 2024, es el cierre de las operaciones y exportaciones de la mina de cobre que se dio a finales de 2023. También tuvo problemas en la industria manufacturera y una desaceleración en temas clave como comercio, construcción y servicios. En este 2025 ya no va a tener este impacto negativo en términos contables”, explica.
Acciones para tomar en cuenta
La Cepal presentó su informe “Balance preliminar de las economías de Centroamérica y la República Dominicana correspondiente a 2024 y perspectivas para 2025” a finales del mes pasado, y señala que el crecimiento de la región será superior al de América Latina y el Caribe en conjunto, el cual se espera llegue al 2,0%.
No obstante, apunta riesgos que debe enfrentar la zona como una posible disminución de las remesas en el mediano plazo, debido a la implementación de medidas migratorias más estrictas y el tributo de 1% que deben pagar las remesas desde los Estados Unidos. Ello podría afectar negativamente a los hogares receptores y a la estabilidad externa de varias naciones.
¿Qué pueden hacer los países? Padilla acota que podrían apostar por el mercado regional, entendiéndose éste como toda América Latina y el caribe, para potenciar su crecimiento y la diversificación de sus economías, y a su vez, analizar métodos para incorporar valor agregado en sus exportaciones.
“Una política de desarrollo productivo regional es clave, entendida como una que permita fortalecer las capacidades productivas tecnológicas internas para tener cadenas de valor mucho más robustas. Eso sin duda puede compensar la desaceleración o ciertas barreras que pudiera haber hacia el comercio, hacia Estados Unidos u otros países”, afirma el experto.